Capítulo • 27 •

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La antigua Federación, comandada por Fyodor, estaba llena de personas retorcidas. No podía saber si se debía a que los años que laboraron los fueron destruyendo, o ya venían dañados desde hace mucho. Temía que pudiera llegar a terminar como él cuando pasaran los siguientes años.

Ellos como Federación aún eran algo novatos, llevaban simplemente tres años activos. Unos más que otros se veían afectados por ese tiempo, pero aún quedaba algo de cordura en sus mentes, por lo que no eran tan despiadados a comparación de la antigua Federación.

La gran diferencia entre la actual y antigua Federación, era que la segunda parecía disfrutar de una forma tan enfermiza el sufrimiento ajeno. Lo sabía por la manera en cómo entrenaban a los aspirantes, el campo de entrenamiento constantemente estaba lleno de lamentos y aullidos de dolor por los jóvenes. Era muy similar al entrenamiento especial que recibió por parte de Shibusawa, uno realmente atroz.

Fyodor y Tatsuhiko eran muy similares al momento de disfrutar del dolor de las personas, buscaban cualquier excusa para causar ese sufrimiento, solo que uno se modulaba más que el otro. Atsushi sabía perfectamente la mala relación que había entre ellos, Shibusawa despreciaba a Dostoevsky por el hecho de que no le temía y rara vez le obedecía en su totalidad. Generalmente actuaba bajo sus propias órdenes, por ello se alivió cuando se retiraron, tenerlo en el sector Rojo podía controlarlo mejor.

Por ello... que estuviera considerando en liberarlos... era un terrible peligro.

No podía fiarse ante el número reducido que conformaba la antigua Federación, actualmente solo se hallaban vivos cuatro de ellos, quienes eran los encargados de los entrenamientos: Fyodor; su líder, Ace, Ivan y Nikolai. Pero sabía bien que, esas cuatro personas podían significar un peligro potencial a todo el avance que había conseguido el grupo rebelde, por ello debía evitar que regresaran.

Sabía que no podía satisfacer a Shibusawa capturando ladrones, asesinos, estafadores o personas enamoradas, para poder calmarlo y que descartara por completo la posibilidad de liberar a Fyodor, debía capturar a un integrante del grupo rebelde.

Claramente no quería siquiera pensar en esa posibilidad, todo este tiempo había entorpecido a sus compañeros para evitar que capturaran a alguno de ellos. El grupo rebelde simplemente quería obtener la libertad de las personas, no podía dañar esa causa, aun sí era su trabajo. Pero ahora... si quería asegurar el éxito de ellos, debía capturar algún integrante.

Se sentía mal en muchos sentidos, en especial porque lo sentía como una traición para Dazai. Aunque sabía que él lo entendería, como lo dijo hace mucho tiempo, ambos eran enemigos y debían cumplir con su respectivo trabajo.

Por supuesto no capturaría a Dazai, no quería sonar como si tuviera alguna especie de favoritismo (aunque podría decirse que sí), pero sabía perfectamente lo que le sucedería a aquel que atrapase. Era una sensación fatal y enfermiza que le causaba ganas de vomitar, pero de lo contrario, las consecuencias podrían ser más graves.

Era como la frase de sacrificar a uno para salvar a muchos. Estaba mal lo que estaba pensando, pero trataba de convencerse con que era lo mejor, quería pensar de manera optimista al creer que podrían perdonar la vida de aquel que atrapasen, pero era algo muy soñador, Dudaba que quisiera cooperar con ellos para obtener el perdón a su vida, por lo que... el desenlace ya lo sabía, creando en él una gran culpabilidad. Pero era lo mejor, para la sociedad y para ellos como grupo rebelde.

Por ello ideó un plan junto con sus compañeros. Tenía bien en claro que actuando cada uno por su cuenta no conseguirían nada, y trabajar en equipo era una idea realmente pésima, pero solo así podría atrapar a alguno. No debería haber problema si él dirigía aquel plan, trabajar bajo sus órdenes sería más cómodo que trabajar en equipo.

Me enferma el amor. 「 Dazatsu 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora