Capítulo • 21 •

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Tras lo sucedido en el sector A, luego de aquella amenaza dicha por el gobierno, el ambiente de toda la nación se sentía mucho más pesado.

A pesar de que no era la primera vez que presenciaban una ejecución pública, si era la primera que les causaba tanto terror. La forma en como el consejero del mandatario habló y exigió a la Federación que acabasen con la vida de aquellos que se atrevieron a hacer revuelos, todo en conjunto había creado un terror inquietante en las personas.

Aquellos que eran simples ciudadanos y seguían al pie de la letra las leyes, se sintieron fuertemente intimidados por aquella amenaza. Los que una vez participaron en las protestas se sentían aterrados por la suerte que tuvieron de no haber sido capturados, pensándose un poco si realmente podrían conseguir la libertad que el grupo rebelde tanto exclamó. Y aquellos simpatizantes del gobierno, a pesar de que sabía que ellos nunca se meterían en problemas, con el ambiente tan lúgubre que invadió la ciudad llegaban a inquietarse un poco.

La amenaza que había dejado ese día Shibusawa parecía haber funcionado, desde entonces no hubo protestas, pero la tensión y odio de las personas parecía haber incrementado. No apagó con el sentimiento revolucionario que nació en los sectores, pero el miedo que sembró ese día había sido lo suficiente para que las personas se calmaran.

Tampoco había rastro del grupo rebelde, claro que lo sucedido les había afectado también, si bien tenían en consideración que algo así pasaría, no creyeron que fueran a tal nivel de ejecutar a varios de los protestantes. Claramente de ahora en adelante deberían pensar en la manera de sacrificar el menor número de vidas posibles.

El trabajo de la Federación siguió siendo el mismo, realizando patrullas por los sectores, vigilando que nada alterase el orden que se implementó desde aquel día, asegurándose de que las personas siguieran las nuevas leyes; como el toque de queda que se había establecido.

El ambiente era tan deprimente, que incluso los integrantes de la misma Federación se veían afectados, como si cargaran con un gran peso sobre sus hombros que día a día iba en aumento. Pero no fue impedimento para realizar su trabajo, ya que sabían las consecuencias que podría traer su indisciplina.

Enfurecer a Shibusawa no era siquiera una opción, por ello debían realizar la parte que les correspondía. El día de la ejecución, el aura que desprendía su superior era tan tenebrosa que a todos los tenía aterrados, no querían que esa sensación se repitiese.

Para mantener tranquilo a su superior y en orden a la nación, cumplirían con sus indicaciones. Ya no era cosa de si Atsushi daba o no la orden de arrestar a aquellos que quisieran revelarse contra el Estado, pues la orden ya la había dado Shibusawa.

Aunque para Tatsuhiko las cosas parecían ir como quería, todo el alboroto que se formó en la sociedad luego del último ataque del grupo rebelde parece finalmente haber cesado, tan fácil que era implantar miedo en las personas, sin embargo, tenía el presentimiento de que no todo sería tan fácil. Que el grupo rebelde se encontrase tan inactivo no era una buena señal, debía estar preparado para cualquier cosa que éstos tuvieran en mente.

—¿Por qué tan pensativo? ¿Las cosas no están saliendo cómo quieres? —Shibusawa salió de sus pensamientos al escuchar aquella voz. Rápidamente se giró en dirección de Fyodor que ya se encontraba invadiendo su oficina.

—¿Otra vez dejando tu puesto de trabajo? —respondió con otra pregunta, provocando leves risas en el contrario, quien ni siquiera se inmutó por el tono de voz de éste.

A diferencia de sus compañeros más pequeños, la antigua Federación ya se encontraba lo suficientemente demacrada como para sentir algún miedo. Todo lo que tuvieron que pasar en tiempo laboral había acabado con sus mentes, terminando siendo mucho más fieles a Tatsuhiko. Por ello, la antigua Federación se encargaba de entrenar a la futura generación, pues los posibles rastros de empatía que pudieron colarse de su entrenamiento quedaban completamente borrados luego de tantos años trabajando.

Me enferma el amor. 「 Dazatsu 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora