Capítulo • 16 •

1.2K 178 87
                                        


—Aquí tienes.

Dazai se agachó para hacer entrega de una pequeña lata de soda que había ido a sacar de un dispensador de bebidas, Atsushi no se negó y la tomó entre sus manos a la vez que soltaba un bajo "gracias". Una vez que éste tenía aquella lata de aluminio, el mayor se colocó de pie, mientras se recargaba en la pared, justo al lado del menor, con la diferencia de que éste aún se encontraba de cuclillas.

—Así que... te estás rindiendo, ¿eh? —ya habían pasado bastantes minutos desde que Atsushi se negó a perseguirlo, confesándole que no quería seguir haciéndolo. Seguía sintiéndose algo extraño, por ello había optado en ir por algo de beber, afortunadamente cerca se encontraba aquella máquina dispensadora de bebidas.

Atsushi gimoteó mientras se removía en su lugar, pudo ver la mueca que estaba haciendo en su rostro, dejándole muy en claro la respuesta que anteriormente se le había dicho.

—No quiero seguir con esto. —repitió en voz baja mientras abría la lata.

—¿Con la Federación? —e inmediatamente recibió una negativa.

—De perseguirte. —aclaró para luego darle un sorbo a aquella bebida, mientras que Dazai alargaba la primera vocal.

—¿A pesar de que seamos enemigos? —Dazai tenía muchas dudas en su cabeza, desde aquella vez que le preguntó si estaba tan seguro de quiénes eran los malos, el comportamiento de Atsushi había cambiado un poco. Parecía estar más pensativo que otras veces, quizá finalmente había encontrado al verdadero enemigo, lo cual era bueno.

—Somos amigos, qué estés en un grupo rebelde es un tema distinto. —aquellas palabras le causaron cierta gracia al más alto, parece que seguía cegado por las creencias que tenía.

—¿Por qué lo es? —aun así, quería saber cuál era esa diferencia de la que hablaba el menor, consiguiendo un suspiro de este.

—Que estés en un grupo con personas malas no hará que deje mi trabajo, tú eres diferente, porque eres alguien bueno, por eso no quiero que te suceda algo malo. —respondió, aun sí dentro de él se sentía inconforme con sus palabras. Si bien, desde que inició su investigación, tenía dudas sobre la definición del bien y el mal, estaba seguro de que, cual fuese el bando correcto, Dazai era una buena persona.

Pero ante la explicación que Atsushi dio, el castaño soltó otra risa, consiguiendo que el otro le mirase confundido. Sabía que Dazai solía reír por diferentes razones, pero no entendía que fue lo que dijo para causar esa reacción en él.

—Es halagador que me consideres una buena persona... pero no es una opinión que comparta. —los labios de Atsushi se separaron por la sorpresa que se llevó aquella frase, teniendo un mal presentimiento. —No porque una persona sea amable signifique que sea buena. —y aquella aclaración incrementó la sorpresa en el rostro del albino.

—¿A qué te refieres? —Atsushi se colocó de pie para mirar de una manera más cercana a su compañero. En su rostro delataba la intriga que sentía por sus palabras, pareciéndole divertido a Dazai.

—Existen personas que son malas, pero disfrazan esa maldad detrás de una amabilidad falsa para distraer a sus enemigos y engañarlos para que así caigan en su trampa. —explicó con una calma espeluznante, como si estuviera hablando por experiencia propia.

Pero eso no era lo que realmente le preocupaba, sino las palabras que había dicho. De ser cierto lo que decía... cualquiera que mostrase amabilidad no necesariamente era bueno, alguien podría estar fingiendo hacer el bien cuando estaba haciendo lo contrario, ¿era eso posible? La simple idea provocó que su corazón se agitara.

Me enferma el amor. 「 Dazatsu 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora