Capítulo • 30 •

4.1K 189 190
                                        


Los días avanzaron con tranquilidad, la nación permaneció en calma durante esos días tras la advertencia de Atsushi sobre una posible libertad de la antigua Federación. El grupo rebelde decidió mantenerse oculto, pasando el mensaje a los civiles para evitar que se pusieran en peligro, no actuarían hasta analizar la situación.

Durante esos días, Atsushi se encargó de aclarar las dudas y desmentir mitos que tenía el grupo rebelde con respecto a la Federación. Sobre como eran reclutados desde niños, robados de familias y orfanatos para someterlos a los entrenamientos, explicando de esa manera porque mantenían gran lealtad al gobierno, pues fueron atormentados con dolor y miedo. Así como adoctrinaban a la sociedad, lo hacían con los oficiales.

Gracias a lo que se le había dicho, entendieron que no necesariamente la Federación era el enemigo, sino simplemente Shibusawa, pues aquellos oficiales estaban obligados a actuar. Derrocando a la cabeza que los controlaba no deberían ser algún problema.

Una cosa más que fue informando con el paso de los días era el comportamiento del gobierno luego de la huida de Oda; había incrementado la seguridad en el sector Rojo y su libertad como Federación era cada vez más limitada, pues ahora cada uno debía informar su ubicación y lo que habían reunido en su día de labor. Aun sí la información no era para nada útil, era un tipo de protocolo para tenerlos más controlados.

Algo que le hizo conmover había sido la notable preocupación de cada uno de ellos, unos más que otros. A pesar de que eran solo pocos días los que se conocían, parece que lo habían aceptado como un compañero suyo.

"Eso suena muy peligroso... ¿realmente estás seguro de estar aquí?"

"Eres muy valiente por ayudarnos, pero me preocupa que por esto puedan capturarte..."

"Si sientes que es una carga muy pesada y no puedes con esto, eres totalmente libre de dejar el grupo rebelde."

Las palabras de Kenji, Naomi y Kunikida respectivamente aún resonaban en su mente. Era la primera vez que varias personas parecían preocupadas por él, ni sus compañeros a quienes conocía desde que eran niños mostraban una pizca de la preocupación que sentían aquellas personas.

Si bien, al principio se sentía excesivamente nervioso por pertenecer al grupo rebelde y haber realizado su traición total al gobierno, al punto que era pesado tener que mentir bastante a su mentor, distorsionando la información sobre los lugares que patrullaba y los datos que recolectaba. Al ver que realmente en aquel grupo había personas amables que querían lo mejor para la nación, lo impulsaban a seguir adelante.

Entendía finalmente, porque ellos como Federación fallaron tanto en poder atraparlos. La gran diferencia era que ellos sabían trabajar en equipo y confiaban plenamente los unos en los otros, algo que admiraba mucho Atsushi, se sentía orgulloso de poder estar con personas así.

Siempre trató de calmar a los demás, estaba teniendo el cuidado suficiente para no levantar sospechas, pues él mejor que nadie conocía las consecuencias que recibiría si era descubierto. Afortunadamente, Shibusawa parecía ser más duro con sus compañeros, pues parecía estar tan seguro de que era cualquiera de ellos era el traidor. Exceptuándolo a él y quizá a Tachihara, pues fueron los atacados cuando Oda escapó.

Si bien, aún sentía una gran culpabilidad sobre el sufrimiento que estaban pasando sus compañeros por su culpa, se repetía que era lo mejor para poder conseguir no solo su libertad, sino también la de ellos. Afortunadamente no se habían repetido los castigos o lecciones de conducta como aquella vez, pero si intimidaciones por parte de Tatsuhiko lo suficientemente aterradoras como para hacerles temblar del miedo. Podía estar medianamente tranquilo de que no estaba usando la violencia física para atormentarlos.

Me enferma el amor. 「 Dazatsu 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora