Durante los siguientes días, aquel pensamiento no dejaba su cabeza. Si anteriormente ya se había cuestionado sobre lo ilógico que era que su amigo perteneciera a una banda de criminales, según pasaba los días ese pensamiento le causaba dolores de cabeza por lo mucho que pensaba. Después de que Dazai le diera aquel presente, sus dudas estaban matándolo.
Por más que pensara, esas dos realidades chocaban. Le enseñaron que los criminales eran personas malas, gente despreciable y sin intenciones buenas. A lo largo de su vida y desde que comenzó su trabajo en la Federación, sabía que era cierto, distintos ladrones o gente que causaba el mal a otras personas eran personas malas, incluyendo aquellas que cometían crímenes de amor, siempre lo maldecían y trataban mal, además de que el simple amor ya era un sentimiento malévolo. Gente así no tenía nada de bueno.
Tampoco tenía mucha experiencia con personas amables, Dazai fue la primera persona fuera de la Federación que fue amable con él. Dentro de ella, quizá Akutagawa, y eso muy poco, constantemente terminaban discutiendo y peleando, pero era con quien mejor se llevaba dentro de su equipo. Fuera de todo esto, la persona más amable era sin duda su mandatario: Chuuya.
Pero la amabilidad de Nakahara no era siquiera comparable con la de Dazai, pues sólo él le había causado toda esa felicidad. Era el primero que se preocupaba por él y quien le daba recompensas por su esfuerzo, no solo Osamu era amable con él, también era su primer y único amigo.
Siempre se repetiría que Dazai era una persona increíblemente genial, había tantas cosas que admiraba y apreciaba del mayor, nunca se imaginó que pudiera existir alguien como Dazai, que fuera tan amable con él, pues siempre le repitieron que las personas eran desagradables. Sin embargo, conoció alguien que no entraba en esa categoría.
Alguien con todas esas atribuciones, siendo un criminal, ¿cómo era siquiera posible eso? Es porque no era posible, ambas cosas se contradecían una con la otra, no podía existir algo así.
Pero ahí estaba Dazai, la persona más amable que conocía, una persona tan importante para él. Era un criminal del grupo rebelde más buscado en la nación, al cual con sus propios ojos había visto atacar distintos puntos de la ciudad.
Por la amabilidad de Dazai no podía ser un criminal, pero un criminal no podía ser amable como Dazai, siendo esa la contradicción que se repetía una y otra vez en su cabeza.
Por más que pensara, no encontraba una respuesta lógica a esa duda que crecía más y más.
Hasta ese día, donde, durante su patrullaje, como era costumbre, pensaba en el tema. No esperaba obtener algo que no supiera ya, pero había sido diferente hasta que algo cruzó en su mente.
¿Y si estaba siendo obligado?
Esa simple pregunta frenó con cualquiera cosa que estuviera haciendo, comenzando a formar su teoría en base a esa pregunta.
Tenía sentido, ¡claro! Podría ser que Dazai estaba siendo obligado a participar, podría ser que estuviera amenazado de muerte para que actuara en favor al grupo rebelde, sin tener oportunidad de negarse. Por ello mismo no pediría ayuda porque hacerlo podría ser peligroso, convirtiéndolo en una víctima más.
Cada pieza encajaba perfectamente mediante más lo pensaba, en verdad Dazai no era alguien malo, posiblemente estaba siendo forzado a actuar así, de ese modo podría justificarse como alguien tan amable estaba en un lugar con personas malas.
Sus albinas cejas se curvearon con tristeza al pensar que Dazai estaba pasando por todo eso, ¡sin duda debía hacer algo para sacarlo de ese lugar! pero no sabía cómo. Podría esmerarse en capturar algún otro integrante para acabar con el grupo rebelde, pero esto era algo difícil, de alguna u otra manera terminaban escapando, no podría seguir alargando el peligro que posiblemente Dazai estaba corriendo en ese lugar.
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Me enferma el amor. 「 Dazatsu 」
Lãng mạn«Pero es cierto, no hay un amor "saludable" que exista aquí. Por eso somos la Federación en Contra del Sentimiento Engañoso, abrazando pero destruyendo nuestro amor y llorando por encima de ideales. Cantando una melodía para idiotas sin un lugar a...
