Capítulo • 29 •

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—¡Jefe, Jefe! ¡Despierte!

Escuchó la voz de Sigma, seguido de una sacudida que movía su cuerpo. Con pesadez movió sus párpados, abriéndolos de a poco, despertando finalmente.

—¿Sigma? —pronunció con voz áspera mientras comenzaba a moverse para tomar asiento en el lugar, haciendo una mueca por el crujir de su cuerpo, sintiendo un fuerte dolor en éste al igual que su mejilla. Instintivamente alzó su mano y tocó aquella parte de su rostro que ardía, sintiendo como estaba inflamada. —¿Qué fue...? —miró con extrañeza a sus compañeros quienes tenían rostros molestos, temerosos y decepcionantes.

Hasta que recordó todo lo que había pasado.

Rápidamente giró a sus lados, en busca de Tachihara, quien ya estaba despierto igual, con un rostro completamente frustrado y sus puños fuertemente apretados.

—De algún modo... el grupo rebelde atacó al templo y liberaron al prisionero. —informó Lucy, teniendo sus labios torcidos.

—Pero... ¿cómo fue que eso sucedió? —Atsushi se hizo el desentendido, a pesar de que sabía perfectamente lo que había sucedido.

—No tenemos ni idea, no sé cómo es que nos atacaron... seguro ese maldito hizo algo con los focos sin que nos diéramos cuenta. —maldijo Tachihara, golpeando de manera impotente el suelo.

—Shibusawa-san ya regresó y estuvo desesperadamente buscándolo, nos envió aquí para buscarlo, pero cuando llegamos estaban inconscientes. —explicó Sigma.

—¿S-Shibusawa-san ya está de regreso? —preguntó con nerviosismo Atsushi, recibiendo un asentimiento por parte de sus compañeros, quienes al igual que él, parecían temerosos.

—No se encuentra precisamente de buen humor... ahora mismo fue a revisar a las personas que se encargan de vigilar las cámaras. —siguió con la explicación Lucy. —Aunque me parece extraño que no nos hayan informado algo... ellos debieron ver el momento exacto de cuando invadieron el templo. —Nakajima tembló sutilmente.

—Seguramente las estropearon o algo así, no serían tan tontos de entrar sabiendo que hay cámaras en todos lados en el exterior. —el albino se sintió un poco más tranquilo al ver que Michizo daba una respuesta bastante lógica.

—Pero es extraño... la seguridad de este lugar es mayor, ¿es posible que unos simples rebeldes hayan podido desactivarla? —comenzó a cuestionarse Sigma.

—Además de que, de haber notado algo extraño, ellos nos hubieran dicho. —siguió la chica, poniendo nuevamente nervioso a su Líder.

—Sea cual sea que haya sido el resultado, sucedió... no podemos remediar eso ahora, simplemente nos queda esforzarnos. Para la próxima capturaremos a alguien y no bajaremos la guardia, así de fácil. —habló de forma seria Atsushi, no quería que siguieran sacando conclusiones, en especial porque escucharlos lo hacía sentir nervioso.

—Tiene razón, esperemos a que Shibusawa-san nos dé indicaciones sobre qué hacer. —ambos dirigieron la mirada a Atsushi, quien tembló por dicha mirada.

Ellos no tenían porque preocuparse, él era quien debía afrontar la furia de su mentor. Las miradas que le dedicaban eran de pena y clemencia porque no fuera tan duro con él, la verdad... él esperaba lo mismo.

—Sería bueno que fueran a la enfermería, si bien no tienen heridas muy graves, al menos para que tomen algo para el dolor. —sugirió la chica mientras ofrecía una mano al albino para ayudarle a colocarse de pie. Ayuda que Atsushi no negó en absoluto, tomando con cuidado su mano para levantarse del suelo.

Me enferma el amor. 「 Dazatsu 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora