Capítulo Veintinueve: Días después.

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*Gretta Duke*

Ya es casi 24 de diciembre y estoy muy triste porque pasaré la navidad aquí atada en un sótano y sin mis padres y hermanitos nuevos, sin mi familia...sin saber tampoco nada de William...
--¿Qué pasa Gretta?¿Por qué tan triste?-- Dijo Axel acercándose a mi pero yo asustada no le respondí.
--¿Los extrañas a ellos?-- Yo asentí con la cabeza cabizbaja, bastante triste y deprimida.
--No te atreverías a extrañar a William-- Por su tono de voz puedo presentir que no terminaré muy bien que digamos.
--Sí, no pue...-- me abofeteó no muy fuerte, haciéndome voltear hacia la izquierda y aunque quizás no me haya dolido tanto, si me sorprendió ya que no lo esperaba. Luego miré a Axel sorprendida quién tenía el ceño fruncido...o un poco...
--No más William, Gretta-- Dijo con enojo mientras yo aún seguía en shock.
--¿Qué...fue eso?¿Por qué?-- Pregunté aún en mi estado, mientras estaba atada aún en la silla.
--No te atrevas a decir más que lo extrañas, te lo perdono con tus amigos, con tus hermanos o con tus padres-- Dijo tomando con fuerza mis brazos y sin dejar de fruncir su ceño, haciéndome temblar y llorar o sollozar.
--Dios, esa carita tuya-- Dijo volviendo a poner esa carita de yandere de los animes o videojuegos, quitando su ceño fruncido y besándome en los labios pero al parecer se molestó al ver que yo no correspondía, que era por la conmoción del golpe.
--¿Por qué no correspondes?¿Qué sucede?-- Yo volví a la realidad.
--No es nada, solo...me sorprendiste-- Él pareció comprender y en ese entonces al parecer él va a buscar una bolsa y de ella saca ropa frente a mi.
--Mira Gretta, la compré exclusivamente para ti-- Dijo enseñándomela, a lo que yo sólo pude asentir con mi mejilla ardiendo. Eran básicamente pantalones jeans largos, por las rodillas y cortos, un vestido de color negro, ropa interior y camisones, como nueve camisones diferentes.
--Que...bien...-- Dije sin más. En eso recordé que Axel había visto brevemente una habitación al fondo pero esta tenía cadenas en la puerta más un candado.
--Axel...¿qué hay en la habitación con cadenas?-- Él pareció palidecer un momento y luego me miró un poco sorprendido.
--¿No has visitado esa habitación?-- Yo negué con la cabeza levemente.
--No...pero...¿pued...-- Él me interrumpe hablando seriamente.
--En esa habitación...hay cosas de mi padre...no hay nada que tengas que ver allí-- Dijo volviendo a sacar los regalos que le pedí mientras me dejaba con las dudas en la boca, pero decidí no seguir preguntando, aunque quería saber porqué por las noches escuchaba quejidos femeninos y a veces sollozos o llantos, pero si se lo digo, no me creería.
--Mira amor, estos son los libros que me pediste hoy-- Dijo poniéndolos en mi regazo. Eran libros mayormente de romance que hace tiempo quería leer.
--Oh, gracias--.

Axel me había drogado en la silla horas antes después de cenar y por ende me caí dormida pero desperté de repente, y como me lo esperaba, estaba encadenada a la cama pero lo raro es que el ambiente era pesado, hacía frío y estaba todo oscuro, quer...

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Axel me había drogado en la silla horas antes después de cenar y por ende me caí dormida pero desperté de repente, y como me lo esperaba, estaba encadenada a la cama pero lo raro es que el ambiente era pesado, hacía frío y estaba todo oscuro, quería moverme para acomodarme un poco pero no podía. Intenté hablar pero tampoco y en ese mismo momento comprendí que estaba pasando por una especie de parálisis del sueño.

Tu Obsesión, Mi MaldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora