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Solía pensar que las clases serian una experiencia desagradable y justo cuando creía que empezaba a ser experiencia medianamente llevadera, me tocó vivir este tormento con nombre de chico, para descubrir que todo era como yo creí desde un principio.

Camino con suma rapidez hasta mi aula y lo primero que noto al llegar a esta es la amplia y latosa sonrisa proveniente de mi enemigo mortal.

– ¡Buen día! –me saluda enérgicamente.

«¿Qué tiene de bueno? Si esto es una completa pesadilla y tú eres Freddy Krueger. – Hola –respondo huraña sentándome lejos de él.

– Hola, chicos –agregan Corina y Amelia ingresando al aula.

– ¿Por qué tan lejos, Marcus? Deberías acercarte –añade Amelia–. Además si tú y Diane...

«¡¿Acaso me odias?! –miro indignada a la chica que dice ser mi amiga.

– Eh... bueno si ustedes insisten –él se levanta.

«Nadie además de Amelia te insistió –lo observo entornando los ojos mientras él se acerca nosotros–. Genial –bufo al ver que decide sentarse detrás de mí–. Lo que me faltaba. Todos aquí me odian, quieren verme a tres metros bajo tierra –aprieto los labios.

El profesor entra al aula dando por iniciada la clase. Durante el receso, me libero de Marcus y aun así me siento angustiada. «Ahora no podre estar en paz mientras este dentro de este edificio sabiendo que él yace en algún lugar.

Para cuando retomamos la clase, el profesor nos manda a leer uno a uno citas en latín y buscar su significado o traducción.

Una vez finalizada la clase, guardo mis cosas en el bolso y salgo del aula a toda prisa –o intentándolo.

– ¿A dónde vas? –inquiere Marcus detrás de mí–. No deberías huir de lo que nos corresponde.

«¿Huir? Ojala fuera tan fácil –frunzo el ceño.

– No huyo –digo sin mirarle–. Aún falta para la una –miro mi celular–. Mientras tanto hare otra cosa. Además, no debemos estar todo el tiempo juntos –le recuerdo. «¿Por qué le doy explicaciones? –me cuestiono mientras me dirijo al baño para lavar mis manos y mi rostro.

Sin apuro, trazo mi camino hasta la biblioteca, donde encuentro a Marcus esperándome en la entrada con su celular en mano y sus auriculares inalámbricos puestos.

– Justo a tiempo –añade al verme y guarda su celular.

«Ahora sí, a acelerar el paso» – No tenemos tiempo que perder y mientras más rápido seamos, mejor –entro a la biblioteca y él detrás de mí.

– ¿Qué buscaremos? –inquiere mientras se quita los auriculares y nos acercamos al área de estudio. Dejo su pregunta en el aire mientras nos instalamos en una mesa.

– Bien –observo mi libreta–. Tenemos un par de actividades, cuatro son de biología, dos de historia y tres de literatura.

– Yo voy por los libros de biología e historia –me informa.

– Y yo por los de literatura –expreso y nos separamos para buscar los libros respectivos.

Tomo los libros suficientes y me acerco al área de estudio donde Marcus yace apilando los libros en la mesa.

– Biología –señala un grupo–, e historia –señala el otro grupo–. Podemos usar también los celulares y las computadoras de aquí. De ser necesario puedo traer mi tablet –comenta mientras me siento.

En Saturno también se Aprecia el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora