Marcus:Al llegar a clase, atajé a Chester para preguntarle sobre Diane, pero no sabía nada de ella al igual que Amelia y Corina.
Cuando Marlon llegó a clases casi tan cabizbajo como yo supe que él también había pasado una mala noche.
En media clase, mi celular vibró en tres ocasiones y sin demorar lo tomé, este vibró nuevamente en mis manos para dejarme saber que Diane finalmente había respondido y sin importarme el momento, el lugar y la hora desbloqueé el celular para leer sus respuestas:
9:38 am: Si no me cierro yo, entonces tú lo haces. ¿Cómo me pides que no cierre contigo cuando eres tú quien está cerrado conmigo en estos momentos?
9:39 am: Ni siquiera me invitaste a tu juego. Además, no hemos platicado con la misma cercanía de siempre durante estos días.
9:39 am: Intento e intento acercarme a ti pero no lo consigo.
9:40 am: Esta bien, sé que inicialmente tú lo intentabas conmigo y te agradezco por no rendirte. Pero, ahora, se intercambiaron los papeles y yo simplemente no puedo, no puedo... no tengo la misma fuerza que tú, lo siento Marcus pero no somos iguales.
Afectado por sus mensajes, sacudo mi cabeza ligeramente «Yo no me he cerrado contigo, Diane, en lo absoluto –considero mientras leo el primer mensaje–. Si, sé que no te invite al juego personalmente, pero algo pasaba por mi cabeza en ese momento y era nada más y nada menos que tu imagen junto a la de Marlon.
9:42 am: Yo no me he cerrado contigo. Lamento el no haberte invitado a mi juego.
9:42 am: Sé que me he estado distanciado, pero cerrarme a ti, eso ¡Jamás!
9:43 am: No podría cerrarme ante ti, aunque lo quisiera no podría hacerlo, y realmente no quiero hacerlo.
9:43 am: Discúlpame. Discúlpame de verdad. Lo siento tanto, no te imaginas cuánto.
9:44 am: ¿Por qué no viniste a clases?
9:44 am: Necesitamos hablar.
Diane:
Luego de responderle a Marcus, escucho sus audios una vez mas antes de dedicarme a lavar los platos. Una vez desocupada, me siento en el sofá y leo los nuevos mensajes de Marcus.
«Sé que nos urge hablar y aclarar todo, pero, déjame pensar lo que diré –aparto el celular–. Déjame atinar las respuestas para luego ir por ti.
El doctor Miller me había comentado que cuando necesitara estar sola o pensar algunas cosas, lo hiciera en mi lugar favorito o haciendo mi actividad favorita.
Mi lugar favorito queda muy lejos de aquí, está cerca de mi antigua casa y no me siento de ánimos para ir a ese lugar, aunque realmente lo necesito.
Poco después, me cambio de ropa y me dispongo a entrenar. Coloco la reproducción de música en aleatorio y empiezo a calentar. Aproximadamente, veinte minutos mas tarde, el teléfono de la casa suena llamando mi atención, me acerco a este y contesto la llamada:
– Hola, amor –dice mamá.
– Hola, mamá –digo en voz baja.
– ¿Cómo estás? ¿Qué haces? ¿Desayunaste? –inquiere.
– Estoy bien –sonrió al ver que ha hecho tantas preguntas–, estaba entrenando y si, ya desayune y lave los platos. En un rato prepare el almuerzo –le informo.
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En Saturno también se Aprecia el Sol
Teen FictionUn trauma. Un contacto. Una sanción. Dos involucrados. Todo es culpa suya, pensó ella. Merecía la pena, consideró él. Todos los derechos reservados a Danily García, 2.022. #NoAlPlagio.