– No entiendes lo serio de esto ¿Verdad? –me observa afectado–. Lo he arruinado completamente, Diane –emite cabizbajo.Chester... ¿Tan mal te sientes?
– Todos merecemos una segunda oportunidad.
– ¿Quién dice que es una segunda? –inquiere débilmente como decepcionado de si mismo.
No es la primera vez que te equivocas ¿Cierto? –suelto un suspiro al darme cuenta de la complicada situación.
– Buenos, todos nos equivocamos –añado en un intento de enmendar lo dicho por mi anteriormente.
Él busca mi mirada y con mucho esfuerzo la sostengo pudiendo notar que sus ojos se han cristalizado. – Algunos la embarramos completamente, Diane, y a estas alturas deberías saber que no todo siempre tiene arreglo. Cuando algo se rompe nunca llega a restaurarse del todo.
Pero... pero... Chester –aprieto mis labios una y otra vez–. Si, lo sé bien –vuelvo mi mirada hacia el platillo delante de mí.
Camino al aula, me dedico a seguir a Chester y mientras lo hago Corina se me une:
– ¿Qué tanto hablas con él? –inquiere en voz baja.
– Es familiar de una amiga –digo con simpleza.
– ¿Si? –inquiere sorprendida–. Es lindo –gesticula.
– Sí, pero...
– ¿Pero? –inquiere–. ¿Tiene novia? ¿Eres tú?
– ¡¿Queee?! No, no –muevo mis manos rápidamente.
Ella carcajea y una vez nos adentramos en el aula, decido presentar a Chester con los chicos para evitar mal entendidos:
– Él es Chester, por si no lo conocían.
– Diane –añade Chester a mi lado–. Creo que la única que no me conocías eras tú –se cruza de brazos.
– Todos sabemos quién es –Matt pasa un brazo por su hombro.
– Si –concuerda Marcus.
– ¿De verdad? –inquiero mientras trato de recordar si alguna vez les vi intercambiando diálogos o compartiendo juntos–. Bueno yo confieso que ni sabía tu nombre –expreso con simpleza.
– Gracias por tu honestidad, supongo –mira hacia otro lado–. Y por si no lo recuerdas te he saludado en varias oportunidades.
– ¿Si? –cuestiono.
– Esto es peor de lo que imagine –sacude su cabeza.
– Lo siento –respondo avergonzada.
– Tranquila, de ahora en adelante estaremos conviviendo más –me sonríe–. Eso te lo seguro.
Solo no te atrevas a tocarme ni la sombra –sonrío mostrándole mis dientes–. Ojala mi piel despidiera electricidad y mi aura repeliera a los demás.
– Retomando la clase –añade la profesora adentrándose al aula obligándonos a todos a ubicamos en nuestros respectivos asientos.
La profesora explica dos ejercicios y posteriormente deja en la pizarra tres ejercicios para resolver durante el resto de la clase.
¡Noooo! –protesto por mis adentros–. ¡Ejercicios no! –miro de reojo a Marcus quien vuelve su mirada de la pizarra hacia la libreta.
– Tienen el resto de la clase para efectuarlos y preguntarme cualquier cosa.
– Profesora –emite Marcus ligeramente.

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En Saturno también se Aprecia el Sol
Teen FictionUn trauma. Un contacto. Una sanción. Dos involucrados. Todo es culpa suya, pensó ella. Merecía la pena, consideró él. Todos los derechos reservados a Danily García, 2.022. #NoAlPlagio.