Antes de todo esto, normalmente me encontraba llorando aferrada a mi almohada o mirando al cielo en búsqueda de respuestas. Después, me cuestionaba si realmente merecía la pena.La depresión se enfatizaba en muchas ocasiones, volvía y se marchaba, volvía y se marchaba, casi como si apagase o encendiese una bombilla. Ahora me pregunto, ¿Quién tenía presionado el interruptor en aquel entonces?
Cerrar los ojos era mucho mas fácil que mantenerlos abiertos y la verdad, aun considero eso porque la vida es tan difícil que te obliga a continuar así quieras detenerte a tomar un descanso.
Los días se percibían grises aunque el sol estuviese en su punto más alto y ahora puedo sentir como todo de una manera tan ligera ha ido cambiando.
– ¿Qué tan amigos son ustedes? –inquiere Chester mirando a Marcus quien en estos momentos compra su desayuno.
– Huh... no somos amigos –digo mientras sacudo mi cabeza ligeramente.
– ¿Tú y él no son amigos? –inquiere frunciendo el ceño.
– No. Solo hacemos las asignaciones juntos, nada más –dejo en claro.
– Pero he visto que ustedes...
– No tiendo a confundir las cosas, Chester, yo no tengo amigos –emito y su ceño se frunce.
– ¿Qué? –inquiere.
– Así como lo escuchaste.
– ¿Cómo puedes decir eso? –inquiere afectado–. Han pasado unas tres semanas desde que tú y yo empezamos a hablar. Inclusive, haz visto mis evoluciones y mis retrasos.
– Chester solo congeniamos por Melina, porque somos compañeros de clases y porque me siento culpable de lo sucedido entre tú y Lewis, nada más –emito calmadamente y él entreabre sus labios.
– ¡No puedes estar diciéndole eso a quienes si te consideran su amiga! –añade colérico–. Mejor dejemos esta conversación hasta aquí. Nos vemos en clases –se levanta de golpe y se aleja haciendo grandes zancadas.
– Bien –pronuncio firmemente al tiempo que Amelia me mira de reojo–. Amelia, yo...
– No digas nada –sonríe débilmente.
– Lo siento –susurro al ver su expresión de herida–. Tú y yo si somos amigas.
– Tú no tienes amigos, Diane, eso dijiste. Así que lo que estás diciéndome ahora no tiene sentido o valor para ti –sacude su cabeza con lentitud en muestra de decepción.
– ¿Pa-pasa algo? –inquiere Marcus uniéndose.
– Yo, ya me iba –se levanta–. Matt me llama –dice con precipitación.
– ¿Está bien? –me pregunta Marcus mientras ella se aleja.
Amelia –la observo alejarse–, Chester... no quería, yo no quería, no sabía que mis palabras pudieran afectarles, chicos.
– Creo que no –aparto la mirada.
– ¿Qué le paso? –inquiere terminando de sentarse.
– Alguien dijo algo que la decepcionó –confieso.
– Entiendo –asienta repetidamente–, las palabras tienen mucho poder, y más aun dependiendo de la persona que las emite.
Le observo en silencio y él empieza a desayunar: – Buen provecho –digo en voz baja.
– Gracias –me sonríe–. ¿Ya desayunaste? –pregunta y asiento–. ¡Qué bueno! –exclama y sonríe de boca cerrada.
– ¿Pu-puedo hacerte una pregunta?
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En Saturno también se Aprecia el Sol
Novela JuvenilUn trauma. Un contacto. Una sanción. Dos involucrados. Todo es culpa suya, pensó ella. Merecía la pena, consideró él. Todos los derechos reservados a Danily García, 2.022. #NoAlPlagio.