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«¿Por qué esa sensación de inconformidad e incomodidad? Hacía tiempo ya que no sentías eso, Diane ¿Por qué ahora? –me pregunto mientras regresamos al aula de clases. En esta, las otras dos chicas nuevas se presentan como Clarissa y Camile.

Marcus, Adam y Eva formaron un círculo con sus asientos y al percatarse de nuestro retorno, Marcus se aparta de estos para aproximarse a nosotros:

– Mañana si comemos juntos –habla y siento que por alguna razón lo dice más para mí que para el resto.

– ¿Quién es tu amiga? –pregunta Eva desde su asiento

– Ella es Diane –se vuelve hacia ella presentándome y confirmo que me siento dolida y decepcionada pero ¿De qué o por qué?

– Encantada, Diane, soy Eva –eleva la comisura de sus labios dándole un toque de maléfica.

– Hola –emito mientras aparto la mirada.

– Diane –repite Adam.

– Déjala en paz –Eva le da un golpe en el hombro–. Va iniciando el año, Adam –parece recordarle.

Marcus carcajea, Chester nos observa, Amelia y Corina murmuran. Entretanto, mi mirada y la del tercer chico nuevo se encuentran. Ambos, desviamos la mirada automáticamente cuando el profesor ingresa al aula dando por retomadas las clases.

Durante los siguientes días, los nuevos aún se integraban y Marcus se encargó de ser su anfitrión.

«Hoy Eva y Marcus hablaban en otro idioma –frunzo los labios–. ¿Por qué hacerlo? ¿Qué se decían? ¿Un secreto?.

– Diane –dice Henry y con su bolígrafo da suaves toques en mi cuaderno llamando mi atención.

– Hen-henry –emito avergonzada–, ¿Pa-pasa algo? –pregunto.

Él es otro compañero de clases. Su piel es bronceada y puede medir alrededor de 1.70 o 1.72. He escuchado que es un defensor en el equipo de futbol.

– El profesor espera por ti –me informa.

– Oh, cielos –vuelvo mi vista hacia el profesor quien entorna sus ojos.

– Parece que estabas en otro planeta –añade y no puedo evitar avergonzarme.

Sonrío débilmente y me levanto para aproximarme al escritorio del profesor y entregar la actividad.

– Gracias –emite y cuando me dispongo a alejarme–. Diane más centrada por favor.

– Disculpe. No se repetirá –respondo rápidamente.

Me doy la vuelta para regresar a mi asiento y me encuentro con la mirada de Marcus la cual desvío a la primera.

– ¿Todo bien? –inquiere Henry una vez tomo mi lugar.

– Si –asiento–. Gracias.

– No hay de que –sonríe.

El profesor llama a otro compañero y la clase continua: – Tienen hasta la próxima semana para ponerse al día con las actividades –le dice a los nuevos.

Termino de escribir, cierro mi libreta y alzo mi vista para encontrarme con el otro chico nuevo estudiándome –acción que me incomoda.

– Nos vemos –Amelia se despide.

– Iré a nadar con mi primo hoy –comenta Corina–, ¿Quieren venir? –nos pregunta.

– Nadar un jueves –digo en voz baja y considero que es una mala idea.

En Saturno también se Aprecia el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora