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– Ahí va la chica –susurra.

– Escuche que ayer le salvaron la vida y armo una escenita –añade una voz femenina.

– Que descortés –acota otra.

Ser el centro de atención para mal no es bueno, no eres el centro de burla pero tampoco se molestan en respetarte. En otras palabras, te conviertes en el bicho raro del instituto –me encojo de hombros y acelero el paso hasta llegar al aula.

– ¿Qué tienes? –inquiere Chester levantándose para aproximarse a mí–. Diane, si es por lo de... –lo interrumpo.

– No pasa nada –digo en voz baja mientras me siento en mi lugar.

– ¿Su-sucede algo? –inquiere Marcus adentrándose al aula.

– No, estoy bien –miento.

– ¿De qué me perdí? –inquiere Matt confundido.

– ¿Estás bien, amiga? –Amelia se acerca a mí con rapidez.

– Tranquilos –les sonrío suavemente.

Para el receso, le explico a Matt, Amelia y Corina lo sucedido y le expreso mis disculpas y al mismo tiempo agradecimientos a Lewis.

– Siento mucho el haber reaccionado así, pero es algo que aún no consigo controlar –confieso–. Agradece que no te empuje en el proceso –añado y él carcajea–. No, mentira.

– ¿Cómo crees que me siento yo ahora? –añade Marcus a mi lado, señalándose–. Me diste un codazo –me recuerda.

– Marcus –mascullo y él sacude su cabeza haciendo el afectado.

– No pasa nada, Diane –Lewis me sonríe.

– Y tú –me vuelvo hacia Chester–. Mejor discúlpate con él –le aconsejo.

Luego de clases, Marcus y yo nos encontramos en la biblioteca:

– Entonces te gusta que no se te acerquen –añade divertido.

– No me gusta, pero tampoco me molesta.

Él me mira y vacila, llevando su dedo pulgar a sus labios y entornando sus ojos. « Oh, no ¿Con que saldrás esta vez?

– ¿Eres... –inquiere en voz baja «Ya sé por dónde viene esto y NO.

– No lo creo –le interrumpo–, estoy segura que no me gustan las mujeres si es lo que quieres saber. Pero desde hace tiempo que no me siento atraída por un chico. A excepción de los asiáticos.

Él abre su boca para protestar y se toca el pecho en un gesto de indignación.

– ¿Es un fetiche o qué? –inquiere enarcando una ceja–. Siguen siendo hombres –añade.

– Tampoco es como que voy a encontrar a Min Yoon-gi, a Nunu, Kim Yo Han o a Song Joong-ki por la calle.

– Buen punto –se ríe–. Por un momento empecé a creer que te atraían las chicas –suelta un suspiro que parece ser de alivio.

– Pues no –respondo.

– ¿Quién fue el último chico que te gustó? –inquiere.

¿Quién fue el último chico que me gustó? Diría que el único. En aquel entonces, era solo un niño, hoy en día debe ser un hombre.

– Fue en último año de primaria –sonrío de solo recordarlo–. Su nombre era Louis, estudiaba conmigo y se mostraba tan servicial con todos, siempre dispuesto a ayudar.

– Te has ruborizado –señala mis mejillas–. ¿Qué paso con él? –inquiere interesado.

– Después de terminar la primaria no supe nada acerca de él –confieso.

En Saturno también se Aprecia el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora