– ¿Todavía? –inquiere Melina.– Todavía –afirmo mientras busco hacerle una barrida con los pies.
– Bueno, no he podido ver a Chester en estos días –retrocede mientras yo avanzo.
– Creo que necesita hablar con alguien cercano –asiento y me dispongo a golpearla pero ella termina sosteniendo mi puño.
– Predecible –acota–. ¿Por qué esto te tiene tan mal? –inquiere–. Nunca te había visto tan preocupada y enfrascada en algo que no fuera sobre tu familia.
– De alguna u otra forma esto me afecta y en el fondo siento que me incumbe –confieso encogiéndome de hombros.
– Diane, no es tu culpa –suelta mi puño y lleva ambas manos a mis hombros–. Eso lo arruino mi sobrino, no tú.
– Pero...
Todo fue por acercarse a mí, por sentir interés en mí.
– ¡Pero nada! –me sacude ligeramente durante unos segundos.
– ¿Qué haces? –inquiero extrañada.
– Un exorcismo –emite divertida–. No, mentira. Solo quería sacudirte a ver si se te iba la preocupación.
– Gracias pero no funcionó –me aparto de ella.
– Bueno, para tranquilizarte un poco hoy pasare por su casa a verle. Espero quiera hablar porque si no me tocara sacarle información a la antigua.
– ¿A la antigua? –mis cejas se unen.
– Antes, cuando era solo un niño, le sacaba información entregándole golosinas pero creo que ahora tendré que llevar otra cosa.
– Sí, no creo que eso funcione.
Alrededor de nueves días después, pille a Chester mirando a Lewis mientras él estaba esperando para comprar su desayuno y este último se encontraba tomando agua del filtro.
– Le extraño –añado a su lado fingiendo ser la voz de su subconsciente.
– ¡Joder deja de asustarme, tía! –expresa sobresaltado.
– Mira no estamos en España –le recuerdo–. Y hasta donde no sé tú no eres español.
– Diane –pronuncia seriamente.
– Sé que no se nada al respecto, está bien –admito–. Sé que no es de mi incumbencia, pero no puedo saber que se extrañan y hacer como si no pasase nada.
– ¿Es que no lo entiendes? –inquiere–. Mientras este cerca de ti él no querrá saber nada de mí –avanza.
– Bueno explícale, explícate. Sincérate con él pero haz algo por favor.
– No te prometo nada, pero lo intentare.
– Dime que lo intentaras realmente –insisto.
– Vale, vale, lo intentare –afirma.
– ¿Desde hace cuánto le conoces? –inquiero.
– ¿A qué viene eso? ¿Tienes que preguntármelo acá? –me recuerda que hacemos la fila para comprar el desayuno.
– ¿Desde hace cuánto le conoces? –repito la pregunta.
– Desde que tengo memoria –confiesa.
– ¿Y se puede saber en qué parte de la historia entro yo y arruino todo a su paso? –inquiero.
– Diane, no es así... –intenta hablar pero le interrumpo.
![](https://img.wattpad.com/cover/246441613-288-k520069.jpg)
ESTÁS LEYENDO
En Saturno también se Aprecia el Sol
Fiksi RemajaUn trauma. Un contacto. Una sanción. Dos involucrados. Todo es culpa suya, pensó ella. Merecía la pena, consideró él. Todos los derechos reservados a Danily García, 2.022. #NoAlPlagio.