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– Gracias –respondo por enésima vez.

– Nosotros estaremos en casa de la abuela –indica mamá–. Cualquier cosa me llamas.

– Está bien –asiento repetidamente.

– De verdad que te vez hermosa, mi niña –responde la abuela tomándome un foto desprevenida con su celular.

– Gracias nuevamente, abue –emito avergonzada porque él señor de seguridad nos mira detenidamente.

– Buenas noches –le saluda mi madre.

– Buenas noches, bienvenidos.

– ¿Ya ubicaste a Corina? –me pregunta mamá antes de dejarme ir.

– Si, si. Vayan tranquilos –les brindo una pequeña sonrisa.

Nos terminamos de despedir y leo nuevamente el mensaje antes de adentrarme del todo a la instalación – Planta alta zona D, cerca de la escalera –susurro.

El lugar tiene unos que otros asientos vacíos, el escenario está completamente cubierto por una larga cortina. Subo los escalones uno a uno y un par de jóvenes bajan las escalera con precipitación mientras carcajean y me esfuerzo en evitar cualquier contacto accidental.

Al ubicarme en la planta alta, busco a los chicos con la mirada pero no les distingo.

– ¡Ya bájale dos, Matt! –escucho a Corina regañando a Matt.

– Chicos –susurro mientras me dispongo a acercarme a ellos y entonces, diviso a Marcus junto a estos y otro chico de cabellera rubia, el cual trata de calmar a Corina.

– Permiso señorita –emite un hombre detrás de mí y casi doy un salto del susto. Me muevo para darle paso y entonces anuncian en el escenario que el acto está por iniciar.

Indecisa, me dirijo a la zona F, y me siento entre dos lugares vacíos. Nos piden que coloquemos los celulares en silencio para no interrumpir el acto y antes de hacerlo Corina me llama.

Nerviosa, cubro la bocina pero ella parece escuchar por lo que se levanta y desde su lugar me busca con la mirada, obligándome a ocultarme entre los asientos. La chica que yace a cuatro lugares de mí, me observa extrañada y segundos después noto que Corina se ha rendido por lo cual me deja un mensaje: ¿Dónde estás? El acto está por iniciar.

Minutos después, el acto inicia con una pareja adulta que baila alrededor de veinte minutos. «La abuela tenía razón, esto es hermoso –concuerdo y le respondo el mensaje a Corina: He llegado tarde, estoy en la parte de abajo. Nos vemos al terminar.

Los movimientos, el sonido emitido y los vestuarios son sorprendentes. Inclusive el el enfoque de las luces lo es.

Luego de la pareja, sale al escenario una mujer adulta que baila unos cinco minutos, seguidamente se le une un hombre que hace lo mismo. Después de ellos, las luces se escuren un poco mas y surge en el escenario lo que parece ser un baile de flamenco colectivo. Cuando este finaliza, Amelia aparece en una esquina del escenario –la distingo fácilmente por su traje–, al lado opuesto, un hombre con una guitarra empieza a tocar.

Ella, está de espaldas a nosotros dejando ver su ligero escote, y unas flores que adornan su cabello. Sus brazos están por encima de su cabeza y en sus manos se forman unas señas. Seguidamente, hace un suave desplazamiento hacia el centro del escenario, las luces le alumbran solo a ella y esta vuelve su mirada hacia el público para luego llevar una mano a su hombro, abrir un abanico e iniciar su presentación.

– Maravilloso –mascullo con los labios ligeramente separados «¿E-esa es mi amiga? –me pregunto incrédula.

Ella zapatea y juega con su falda y abanico al compás de la guitarra.

En Saturno también se Aprecia el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora