Me costó muchísimo despertarme, ni siquiera era capaz de abrir los ojos. El latido en mi cabeza era doloroso y recordé una de las pocas veces que me había enfermado con un virus, cuando era más pequeña, y me pase varios minutos sufriendo un horrible dolor de cabeza antes de que los médicos me administraran unos analgésicos.
Pero esto no tenía comparación, sentía toda la parte derecha de mi cráneo inflamada, con la carne y la piel haciendo presión en el hueso, atravesándome los oídos de lado a lado. ¿Qué diablos me había pasado?
Lo siguiente que me desconcertó fue la temperatura de mi piel. Se podría decir que estaba helada y mis músculos temblaban en un intento de proporcionar algo de calor. La superficie donde estaba recostada también estaba fría y llena de montículos duros.
Mi garganta dolía, estaba muy reseca y mis ojos no querían abrirse. Algo cálido me acarició la frente, quitándome el cabello del rostro.
Moví la cabeza, asustada, alejándome del contacto y gemí cuando una punzada horrorosa me atravesó la cabeza. Estaba muy segura de que tendría una contusión allí.
Abrí los ojos de golpe cuando volví a sentir aquel contacto de nuevo, insistente contra la piel de mi cuello. Me alejé con un grito, moviéndome por la rasposa superficie hasta chocar mi espalda contra un muro curvo.
Que mis ojos se abrieran no supuso una gran diferencia, a pesar de parpadear varias veces y obligar bruscamente a que mis pupilas se adaptaran al cambio, no pude ver más que oscuridad a mi alrededor, sin ningún reflejo ni destellos de luces a lo lejos, solo oscuridad pura.
Ni siquiera era capaz de ver mis manos frente a mi nariz, cuando me las acerqué para fregarme la cara. Ok, esto estaba muy mal.
–Shh... –una voz frente a mi me hizo volver a gritar y su mano enorme me rodeó rápidamente toda la boca, acallando mis gritos de niña.
–Que ruidosa eres –susurró. Su voz haciendo cosas raras en mi cuerpo y mostrándome una lluvia de recuerdos, como un río desbordado sin control.
"Si, debería irme. Pero tú vendrás conmigo".
Oh genial Veronika, ¿en qué te metiste ahora?
Lentamente apartó su mano de mi boca, permitiéndome volver a jadear. Lo oí moverse un poco y luego sentí algo suave entre mis manos. ¿Telas acaso?
–Póntelas –me ordenó, con esa voz baja y ronca tan característica en él.
Toqué esas telas algodonadas con mis manos y reconocí los botones circulares de un abrigo blanco, los mismos que usaba para asistir al instituto. Por suerte, la monotonía de la acción hizo que supiera exactamente dónde poner mis brazos y de qué manera abrochar en el frente.
–¿Dónde estoy? –le pregunté por entre el castañeo de mis dientes. El frío empezaba a ser insoportable.
–Eso ya no importa. Levántate que aún hay mucho camino por recorrer.
¿Qué no importaba? La realidad del asunto me golpeó de lleno, encendiendo cada terminación nerviosa con alarma. ¡Me había secuestrado! Rápidamente me llevé una mano a un lado de la cabeza, donde podía palpar un bulto grande y doloroso.
–¡Me golpeaste! –lo acusé, casi sin aliento.
–Te golpeaste sola –gruñó–, eres terriblemente tonta. No me puedo creer que te hayas tropezado con tus propios pies.
–Mierda –me acaricié el bulto a un lado de mi cabeza en busca de sangre, pero por suerte, mi cabello solo estaba un poco enredado, con grandes mechones que se salieron del pulcro recogido que llevaba.
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MÚROM #1 [Completa ✅]
Teen FictionEn el año 2.594 nuestra ciudad se erguía imponente y perfecta, creciendo sobre la destrucción y la guerra que nos había azotado hacia cientos de años, rodeada por los altos muros blancos que nos protegían de un exterior salvaje y deteriorado. Éramos...