Las reformas apestaban. O al menos algunas de ellas. Pero eran tan sagradas que se daba por sentado que todos los ciudadanos las amábamos. Aunque a mi nunca me habían preguntado.
Las reformas habían sido creadas cuando los ciudadanos recuperaron su capacidad de pensar coherentemente y eligieron democráticamente un nuevo gobierno. Y la situación que había sido de mal en peor a cada vez peor por fin tenía un camino iluminado donde las esperanzas de una nueva vida florecían a cada paso.
Las reformas eran proyectos que ocupaban cierta cantidad de años y que tenían como meta mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, teniendo que estar relacionados con la protección de los humanos contra los mutantes e infectados.
Para ello se creó un nuevo grupo de científicos que trabajaban para el pueblo y no para el gobierno, donde sus prácticas eran públicas y no se trataban ningunos ideales por debajo de la mesa.
Estos científicos debían presentar una reforma cada cincuenta años, como una forma en que la ciencia retribuya poco a poco todo el daño causado años atrás. La primera reforma fue el mejoramiento del muro, lo hicieron mas grande, mas resistente y más alto. El segundo fueron Las Luces.
Los mutantes e infectados se movían bastante bien en la oscuridad, y esa era su ventaja, por lo tanto instalaron luces blancas por cualquier superficie plana que se les ocurriera y las más grandes de todas sobre el muro.
La tercera reforma se trataba de la preservación de la raza humana, en cuestión, era un programa que obligaba a todos los ciudadanos a realizarse un control sobre sus genes. De esta forma se aseguraban de que no hubiese ninguna infección o mutación produciéndose en la ciudad.
Al perder toda la información en los laboratorios subterráneos no se sabía si podían producir algo en el cuerpo de los humanos, si transmitían enfermedades que pudiesen contagiarnos a través del aire o si su presencia nos estaba debilitando de alguna manera.
La cuarta reforma había sido la de proporcionar un techo artificial a toda la ciudad. Formada por microchips inteligentes, nos protegían de las tormentas y los climas extremos. Los rascacielos, ubicados en el centro de la ciudad tenían en sus puntas unos imanes gigantes en forma de pico, para que los microchips se pudiesen mover libremente para que circule el aire, pero no lo suficiente para que las tormentas los arrastraran lejos.
La quinta reforma era un tanto secreta, porque los científicos se habían dedicado de lleno a la creación de nuevas armas, todas ellas para protegernos de peligros externos.
Cuando los mutantes comenzaron con sus ataques a las ciudades, comenzaron a preparar robots inteligentes que nos protegerían de los ataques porque no había nadie que se quisiera dedicar a la militancia. Estos androides eran perfectas máquinas de apariencia humana pero sin rostro, solo una pequeña banda negra donde deberían estar los ojos funcionaba como cámara.
Fueron perfectamente programados para identificar a las víctimas y a los enemigos, resistentes a las altas y bajas temperaturas, rodeados de un material duro que resistían ataques violentos, y capaces de portar armas. Fue un alivio para todos.
Estábamos en la sexta reforma, en el año 2.594. Yo no había ni siquiera nacido cuando comenzó esta reforma, y era la peor de todas según la opinión de varios. Solo el nombre te hacía estremecer: "Eliminación de los Sediciosos". Con solo oírlo sabías que vendrían los problemas.
Teníamos una sociedad en la que la palabra perfecto era cosa de todos los días, todos hacían bien sus trabajos, las Luces funcionaban de mil amores, y los estudiantes se esforzaban al máximo para contribuir a un futuro mejor.
Pero había una mancha entre tanto blanco, algo que sin duda le picaba a nuestro querido gobierno, y eso era la existencia de los Sediciosos. Ellos eran los rebeldes, la paria de nuestro sistema "perfecto", porque sin duda, alguien que se dedicaba a simpatizar con nuestros enemigos simplemente debían serlo.
ESTÁS LEYENDO
MÚROM #1 [Completa ✅]
Novela JuvenilEn el año 2.594 nuestra ciudad se erguía imponente y perfecta, creciendo sobre la destrucción y la guerra que nos había azotado hacia cientos de años, rodeada por los altos muros blancos que nos protegían de un exterior salvaje y deteriorado. Éramos...