Extra 1

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Notita de amor: Aquí les dejo el regalito que les prometí. Mil gracias por todo el apoyo, de verdad. Los números están subiendo muy rápido y estoy feliz. Son lo mejor. Me ha encantado escribir este extra, espero que ustedes también lo disfruten. 



Leonid

La tormenta era brutal.

Apenas habíamos llegado y nos había recibido con fuertes vientos cargados con copos de nieve. El frio parecía que me estaba cortando la cara y tenía ganar de gruñir. O sea... más de lo normal.

Los nervios me comían por dentro mientras esperábamos agazapados en la última fila de árboles que ofrecían protección. Era difícil respirar con el aire tan frio y la ansiedad era tan grande que me estaba costando cumplir con la primera norma que teníamos para las misiones.

No mirar hacia el muro.

Intentaba no hacerlo, pero no disponer de mi sensible olfato para sentirme seguro me estaba pasando factura. Entrecerré los ojos, intentando mirar hacia el imponente monstruo de concreto que se erguía frente a nosotros.

Desde las tierras altas se veía pequeño y endeble, pero de cerca tenía que reconocer que su tamaño intimidaba. Y las malditas luces me dejaban ciego. Gruñí y volví la vista hacia la nieve frente a mis pies.

No entendía como diablos hacían los de la ciudad para ver con esas cosas enormes sobre el muro. Me daba dolor de cabeza. Me ponía nervioso y tenía ganas de hincarle los dientes a algo.

—Ey...

Ignoré la figura agazapada a mi lado. Tenía que concentrarme, en cualquier momento darían la señal para avanzar.

—Leonid...

Le gruñí, dejándole claro que no tenía ganas de perder el tiempo.

Ya me había quitado las botas, así que los pies se me estaban congelando. Tenía que moverme para entrar en calor de nuevo, pero no podíamos abandonar nuestra ubicación estratégica. Encima las luces me estaban matando.

¿Por qué diablos tenían que ser tan brillantes y blancas?

—Leonid...

—¿Qué mierda quieres Glev?

Lo miré con mala cara. Estaba inclinado detrás de un árbol cercano, con una sonrisita en el rostro y el cabello marrón oscuro cayéndole sobre la frente.

—¿Hacemos una carrera?

Suspiré, buscando la paciencia que se me había perdido hacía años.

—No es el momento para jugar.

—Oh vamos, si de todas formas vamos a tener que correr hasta allí. Hagamos una carrera.

Lo ignoré. En cambio, miré hacia la izquierda, observando las pequeñas figuras que se ocultaban detrás de unos arbustos. Esta vez nos habíamos coordinado con el pueblo de los jaguares del sur para entrar en la ciudad.

Era agradable trabajar con ellos. A pesar de que eran pequeños y delgados, eran rápidos y muy silenciosos. Era justo lo que necesitábamos en ese momento. No era la primera vez que entraba en ese lugar, pero la sensación de asfixia en mi pecho seguía siendo la misma. La ciudad era horrible, peligrosa y llena de humanos crueles.

Los simpatizantes eran escasos y aun así no confiaba en todos ellos. La mayoría de los habitantes nos odiaban por nuestra naturaleza salvaje. Nos temían. Y esperaba que siguiera siendo así. No quería humanos cerca.

MÚROM #1 [Completa ✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora