Capítulo 3: El Comienzo Del Destino
᯽°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°᯽Con un suspiro desganado, Susan se recostó bruscamente sobre su silla. Su cubículo, a unos cuantos metros del de Hermione les otorgaba una amplia vista que les facilitaba verse la una a la otra con solo girar la cabeza en el momento adecuado. Este era uno de ellos.
Igual que siempre, al sentir su mirada sobre la otra, giraron para verse. Las dos tenían la misma expresión desdichada.
—Tiene sentido— dijo Susan, levantándose para dirigirse hacia su amiga y arrastrar la silla del cubículo alterno, donde se sentó. Sobre el escritorio de Hermione dejó caer un montón de documentos y registros.
—La natalidad es una porquería— decretó, cerrando los ojos. Ambas llevaban cerca de hora y media en la misma posición, tratando de buscar algo que echara abajo la legalidad del decreto.
—Lo sé. Hasta que Kingsley no lo mencionó, no pude evitar pensar que tenía razón— respondió Hermione, dándole una rápida inspección a los documentos sin encontrar nada especialmente singular.
Todos mostraban registros de los nacimientos mágicos, mismos que posteriormente podrían servir, al igual que los que se encontraban en Hogwarts, para llevar un control y conteo de los niños mágicos nacidos dentro de los cinco años durante y posteriores a la guerra.
Las cifras eran ridículamente bajas.
—Uno pensaría que luego de la guerra la gente necesitaría afecto— insinuó Susan.
—Uno pensaría muchas cosas—susurró Hermione, apartando con desagrado los papeles. La problemática que no pudo preveer antes al salir a la luz, de pronto parecía tener todo el sentido del mundo.
—Y ahora quieren que nosotros les demos montones de niños— protestó Susan, peinándose los mechones pelirrojos de cabello que escapaban de su peinado—. Justin y yo estuvimos hablando.
Cómo lo suponía, pensó Hermione. Con suerte, su amiga no tendría mucho que pensar sobre dónde comenzar su búsqueda de un futuro prospecto de prometido. Y si las cosas eran tan graves e irrenunciables como parecían, se convertiría en su mejor opción.
—¿Él que opina sobre esto?
—Sabes que siempre deseó formalizar las cosas. Pero... Una cosa es casarnos y no digo que parezca mala idea con él, ¡Pero tener niños! Casi toda mi familia murió en la guerra, no quiero traer al mundo a alguien más y luego... Perderlo.
Normalmente, Susan siempre conseguía apartar su pasado y su presente, sepultando las cosas malas en el fondo y mostrándose dispuesta a avanzar hacia adelante. Eran pocas las veces que hablaba sobre su familia y siempre que ocurría algo en ella se tambaleaba. La mayoría asesinada por Voldemort y sus mortífagos, como su tía, Amelia Bones, cuya muerte seguía representando una herida sin sanar en su vida.
Hermione le colocó una mano sobre el hombro, frotando suavemente su espalda al comprender su situación. Aun si tenía ciertas facilidades, no la ponía en una mejor posición.
—No hay nadie que te ame como Justin lo hace. O... ¿Casarte con él será horrible? Si es así, nadie, ni siquiera con esta patética ley podrán obligarte a elegirlo.
—No, es decir, sí... Lo quiero, realmente lo hago— se apresuró a responder la chica con cierto matiz de verguenza—. Lo conozco desde que éramos niños pero siempre creí que habría más tiempo para… “hacer las cosas bien”.
—Bien. Y sobre el asunto de los niños, todavía hay un plazo luego del matrimonio para tenerlos, ¿No es así?
—El tiempo solo alarga la tortura. El resultado que todos esperan será el mismo— vaciló la pelirroja, cuidándose de no derramar lágrimas que podrían arruinar el maquillaje bajo sus ojos—. Lo siento, he sido una desconsiderada. ¿Qué hay de ti?
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❅ BONDED FOR LIFE
FanfictionHermione siempre creyó sentirse cómoda con su solitaria independencia. Luego de dejar Hogwarts y la guerra en el pasado, su vida se volcó al único interés que siempre soñó con cumplir: crear un cambio real en la sociedad que siempre la rechazó por s...