Capítulo 11: Corazonadas
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Pocas veces podía alardear de sentirse como aquella noche, con la tenue iluminación de su habitación haciendo parecer que el vestido que caía con soltura sobre su piel resplandecía magníficamente.
A pesar de no ser precisamente la clase de prenda que habría comprado para sí misma, sentía que de una manera inexplicable, fue diseñado para que ella la usara. Imaginar que había Harry quien lo eligió personalmente pensando en regalárselo mejoraba su ánimo al usarlo.
En cuanto dejó que el vestido cayera sobre su cuerpo hasta casi rozar el suelo, pudo entender la ilusión que la cena le producía y sobre todo, acompañar a su mejor amigo.
A diferencia de lo que su versión más joven pensaría, le gustaba lo que veía en el espejo, la mujer en la que se había convertido gracias al paso de los años y la experiencia.
Su cabello seguía siendo casi tan rebelde como antes, sus ojos tan cafés como siempre, pero algo en su mirada cambió y sin saber con precisión de que se trataba, le encantaba. Su cuerpo ya no era el de una niña, por supuesto, sus caderas se habían redondeado y mucho ayudaba haber crecido unos cuantos centímetros para proporcionar las medidas de su figura.
Examinando evaluativamente su imagen, se echo el cabello sobre la espalda, lacio para la ocasión, solo para poder mirar el par de pendientes que como creyó apenas verlo, hacían juego con el vestido.
Se veía justo como deseaba.
Incluso por la mañana, no existió un momento en el que no pensara en la importancia del evento al que asistiría por la noche, llenándola de nervios mal camuflajeados ante unas altas expectativas a las que no halló explicación hasta que se encontró frente al espejo.
Una vez que lo asimiló, no tuvo sentido esconderlo.
Por alguna ridícula razón, deseaba verse tan guapa como pudiera, quizás porque sería la primera vez que Harry la presentaría como su prometida frente a sus compañeros de trabajo y básicamente frente a todos quienes se encontraran en la ceremonia. Tal vez solo deseaba que él admirara como lucían sus regalos en ella.
Se replanteó duramente si debió o no haber aceptado, pero si Harry la invitó debió ser por una buena razón. Y si ese era el papel que le tocaría interpretar a partir de ese día, Hermione deseaba desempeñarlo con orgullo.
Estaba harta de sentirse culpable, triste y avergonzada, y Harry menos que nadie merecía lidiar con eso. Sabía que no le avergonzaba que él fuera su prometido, y si no era así, pretendía comenzar a hacérselo saber.
No es como si fuera a casarse con alguno de los otros tantos pésimos magos que le propusieron matrimonio, se trataba de su mejor amigo, un mago valiente, astuto, honesto y, si era sincera, muy apuesto. Ir como su compañía, por tanto, no debía ser visto como un castigo.
Desde su cumpleaños, días atrás, el agradecimiento que sentía por Harry era apenas contenible, así como sus genuinos deseos por devolverle un poco de todo el apoyo mostrado las últimas semanas en que juntos se embarcaron en una travesía sin precedentes.
A veces, sin importar la hora o el día, se encontraba deseando su compañía en los momentos más impredecibles. Con suerte, su ánimo mejoró gradualmente desde la noche de su compromiso hasta entonces.
Ahora se sentía positiva por el futuro y lo que podría pasar, creyendo fervientemente que su amistad se fortaleció, en lugar de ir en declive como creyó que sucedería.
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❅ BONDED FOR LIFE
FanfictionHermione siempre creyó sentirse cómoda con su solitaria independencia. Luego de dejar Hogwarts y la guerra en el pasado, su vida se volcó al único interés que siempre soñó con cumplir: crear un cambio real en la sociedad que siempre la rechazó por s...