❅ Limerencia

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Capítulo 14: Limerencia

Todo para lo que hubo cabida fue para el silencio más incómodo que pudiera recordarse entre los tres.

Que notaran su presencia fue algo que Hermione hubiera deseado evitarse. Habría preferido darse media vuelta y alejarse antes de que alguno pudiera darse cuenta que estaba ahí.

Debió ser menos efusiva y más... Sensata.

Harry la miró sin despegar los labios, inseguro como ella sobre que habría que decirse en medio de una situación como esa. Debieron haber previsto que no hacía falta que ninguno dijese nada.

Ginny se levantó de la silla de Harry en la cual, hasta hace unos instantes, parecía muy cómoda ocupando. Era la primera vez que se veían desde la comida en la Madriguera y por lo visto, su humor no había mejorado un apice respecto a ella.

—¿Van a mudarse juntos tan pronto?— preguntó y fue todo lo que hizo falta para hacerlos reaccionar.

Su tono era calmado, demasiado para ser considerado meramente pacífico. Como si despertase, Harry no emitió sonido, pero sí sujetó a su ex novia por el brazo cuando esta avanzó.

—Ginny, no es necesario… — comenzó Hermione.

—Solo... No digas nada— la silenció la pelirroja, librándose del agarre de Harry para poner distancia entre los tres.

—Creímos que sería más práctico— aclaró el joven, aguardando en tensión.

Era toda una fortuna que la mayor parte de aurores estuviesen fuera en esos momentos, almorzando lejos de lo que seguramente podría convertirse en todo un tema de conversación para quien lo presenciara.

Ante su aclaración, Ginny se río con frialdad, levantando una mano en el aire para callar posibles nuevas explicaciones.

—¿Puedo hablar contigo, Hermione? A solas— recalcó, notando las intenciones de Harry por hacerla retroceder.

—Ella no tiene nada que ver— dijo Harry, negándose—. Te lo dije antes, no puedes meterla en esto. 

—No pienso hacerle nada. Merlín, no he enloquecido— siseó Ginny, ignorándolo—. ¿Y bien? Te espero fuera, si accedes.

Dicho esto, se alejó hacia la entrada del lugar, dejándolos solos, estáticos y, sobre todo, con mucho para procesar.

Inevitablemente, todos los acontecimientos que los habían llevado a ese momento resurgieron en la mente de Hermione, buscando explicarse que querría Ginny de ella. Lo más lógico sería que deseara únicamente hablar con Harry, como hacían antes de su llegada.

Al pensar en sus planes, su nueva confianza, en aquellas noches durmiendo juntos y lo que indiscreción delató, como su pronta idea por vivir juntos casi le hizo doler la cabeza, pero de nuevo, tuvo que recordarse que Ginny no tenía manera de saberlo todo.

Echando una mirada a lo lejos, Hermione la miró, esperándola impacientemente a unos cuantos cubículos de distancia, tiempo que Harry creyó conveniente para intentar detenerlas.

—No tienes que hacer esto— le aseguró él, sin importarle si Ginny los escuchaba—. No le debes nada, ni siquiera explicaciones.

Por un momento, Hermione se preguntó si esa era la razón por la que Harry siempre se encargó de todo, sin permitir que hubiesen intercambiado ni media palabra al respecto desde su anuncio en la Madriguera. Si, por eso, las mantenía a ambas en lados diferentes, a cada una en el lugar que les correspondía.

—No, tienes razón, pero quiero hacerlo— le aseguró la castaña, intentando omitir el desazón en el rostro de Harry que la perspectiva de dejarla sola con Ginny le provocaba.

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