La vida suele ser difícil, nunca sabes cual será el peor momento que hay en ella, no sabes si ya su pasaste o aún no, tampoco sabes si ya fuiste lo más feliz que serías o aún faltan unos minutos... quizás horas, días o años.
Jennie se había dormido y aún no llegábamos a casa, había tráfico y quizás llegaríamos en una hora a casa, al parecer hubo un accidente automovilístico y por eso está así de lento.
No podía sacarme de la mente las palabras que escribió aquel hombre en esa carta... ¿Su corazón no se sintió mal en ningún momento? Debe ser un hombre despreciable.
El destino está siendo duro con ella... ¿Por qué? No es como que se lo puedo preguntar personalmente pero si alguien sabe la respuesta... ¿Me la podría decir?
– _______... – Susurró Jennie.
– ¿Qué pasa? – Pregunté y la miré.
– ¿Cuándo vamos a llegar? – Miró por la ventana.
– Vamos a tardar un poco – Acaricié su mejilla.– Intenta no dormirte de nuevo para que duermas bien en casa.
Jennie asintió y siguió mirando por la ventana, puse mis dos manos al volante mientras que miraba seguido a Jennie... ¿Siempre ha sido muy hermosa?
– ¿Qué haces... cuándo sientes que nadie te quiere? – Preguntó.
– Olvido ese sentimiento, lo puedo sentir pero no es verdad... porque yo misma lo hago – Tomé su mano.– Cuando todos me fallen yo siempre estaré para mi.
– Te quiero – Susurró con lágrimas en los ojos.
– Tranquila... cuando sea de día todo será diferente.
Unas horas después
Me estaba cubriendo con las sábanas y Jennie me abrazó rápidamente, ella ya estaba recostada en la cama y me estaba esperando, no me ha saltado desde que llegamos, menos cuando entré a baño.
No quiso hablar con Mina y Jinyoung... ni a Arceus le hizo caso, solo se quedaba en silencio y recargada en mi hombro mientras escondia su rostro en mi cuello y me abrazaba.
– ¿Cómo te sientes? – La abracé y no respondió.– Está bien... intenta dormir – Besé su cabeza.
Sentía como poco a poco se volvía a sentir mal... algunas personas no pueden ocultar que están tristes y a veces es necesario sacarlo todo.
Espero que mañana esté mejor y pueda darme por lo menos una pequeña sonrisa... solo una.
Mamá... ¿Qué harías tú?, se que tu nunca me harías algo así pero... ¿Cómo consolarias? ¿Qué es lo que Jennie necesita?
¿Quién me alegrará esta noche como Jennie lo hace? Está triste y derrotado... perdió un juego que nunca jugó, lo peor de todo es que la atacaron por la espalda y ella... no estaba protegida ni preparada.
Abrí mis ojos y me di cuenta que me había quedado dormida... pero sentía que no por mucho tiempo. Escuché los sollozos de Jennie quien me daba la espalda.
– Jennie... – La abracé.– Ya no quiero verte triste... – Cerré mis ojos y tomé una de sus manos.– Vamos... rasca mi cabeza.
Jennie se volteó y secó sus lágrimas, yo me acosté arriba de ella y puse mi cabeza en su pecho mientras la abrazaba.
– No estés triste... si lo estás... ¿Con quién saldré a comprar cosas? – Sentí como puso su mano en mi espalda y otra en mi cabeza.– A la mierda tus padres, tu puedes hacer todo lo que te propongas.
– Gracias por estar conmigo... – Dijo llorando.
– Jennie... eres muy sensible – Me bajé de ella y miré el techo.– Me gustaría consolarte siempre pero debes de volverte más fuerte, no puedo estar todo el tiempo contigo ¿Y si estás triste cuando esté lejos?
– No quiero que estés lejos – Dijo mientras sus lágrimas volvían a ser incontrolables.
– Jennie... no llores, se fuerte – Fruncí el seño.
– ¡No quiero ser fuerte! – Gritó.– ¡Odio está vida! ¡Quisiera nunca haber nacido!
Jennie se levantó de la cama y se fue corriendo de ma habitación llorando, su reacción me sorprendió pero por más que lo pida... si tuviera un deseo... su vida nunca cambiaría, simplemente fue la que le tocó.
Salí de mi habitación y comencé a buscarla... sé que no está enojada conmigo pero también sé que siente que nadie la entiende.
Seguro Mina y Jinyoung no escucharon nada, pues mis dos tienen el sueño realmente pesado y nuestras habitaciones están separadas.
Bajé las escaleras y miré que la puerta del patio trasero estaba abierta, me acerqué a ella y miré a Jennie sentada en el suelo mientras escondía su rostro en sus piernas y lloraba.
– No quiero ser fuerte... quiero que tu me protejas siempre – Susurró.
Jennie no se daba cuenta de mi presencia aún, pues estaba escuchando lo que decía y realmente me partía el corazón en miles de pedazos escuchar sus palabras.
– Solo tu me quieres...
Di un suspiro y mi mirada se puso triste... es horrible que ella sienta eso ¿Y si algo me pasa? ¿Qué haría ella?
– Hace mucho frío aquí afuera – Dije mientras salía al patio y me acercaba a ella.– Vamos adentro.
– Vete... – Susurró.
– No me voy a ir – Tomé su mano.– Le prometí a tu tía que te cuidaría, te puedes enfermar, tu cuerpo estaba caliente y saliste de la nada.
– _______... – Me miró.
– Jennie... haz llorado mucho hoy... ya no quiero que lo hagas, está bien si no quieres ni sonreír pero... ya no llores – La miré preocupada y de la nada se lanzó a mis brazos.– Ya... tranquila – Comencé a dar palmadas en su espalda.– Necesitas descansar – La cargué.
– ¿Me quieres? – Preguntó en voz baja.
– Después de todo lo que he hecho por estar contigo... ¿Me preguntas eso? – Reí.– Te amo, Jennie.