Ready To Run

Capítulo 35.

Estaba siendo una semana horrible. Raro era el momento en el que no se escucha una discusión. 

Después de la boda de mi hermano Niall estuvo insoportable, pero al día siguiente juró haberme  perdonado, cosa que ni él se creía.

Desde ese entonces cualquier cosa era la excusa perfecta para discutir, incluso si teníamos que inventárnoslo, lo mismo daba.

Apoyé mis codos en la mesa y masajeé mis sienes. No aguantaba más, me estaba cansado de discutir y lo peor era que Michelle se pasaba el día en su cuarto para no tener que sufrirlo, aunque sabía que eso no servía.

No podía estar con Niall ni un segundo más. Necesitaba que esto acabará ya, no quería un matrimonio si así iba a ser siempre.

-Noelia, ¿qué te pasa?

Llevábamos ya media hora en el bar de Miriam para que, después de un largo paseo, nuestra sobrina pudiera merendar y siquiera habíamos podido dirigirnos la palabra. Yo estaba todo el tiempo pendiente de la pequeña mientras Niall miraba concentrado su móvil. ¿Así sería si formáramos una familia? ¿Me dejaría encargarme del bebé mientras él vive en su mundo feliz?

Suspiré una vez más y miré hacia la puerta del baño. Niall había ido ahí hacía tan solo unos segundos y ya había notado la más infinita paz.

-Nada, solo estoy cansada-continué con mi masaje.

-No parece eso. Parece que a Niall y a ti os pasa algo.

-Está insoportable-estiré mis brazos hacia atrás-Besé a Harry, ¿sabes? Era solo para reconciliarle con Sofía, ya los has visto, han venido por aquí, funcionó, pero Niall piensa que hice lo que llevaba deseando durante años y aun diciendo que me ha perdonado, sé que no me ha creído todavía.

-¿Besaste a Harry?-abrió los ojos como platos-El muy cabrón está consiguiendo probarlas a todas-rió y después de 7 días, yo también.

Habían pasado más de 8 meses desde aquel polvo por despecho y Miriam y Harry lo habían hablado y se habían perdonado, aunque ahora no solían verse sin la presencia de Sofía, para asegurarse. Así los tres estaban felices.

Aunque Nash no había vuelto a aparecer. Cosa que, en silencio, todos agrdecíamos. No nos gustaba, no sabíamos por qué, supongo que era más personal que otra cosa, pero no soportábamos la idea de que ese chico continuara merodeando.

-Bueno, fue un beso sin importancia, ni siquiera sentí nada-comenté sincera-Es un amigo, solo fue un beso inocente.

-No para él-me señaló hacia mi espalda y al girarme le vi acercarse a la mesa-Hablamos luego.

Dejó las bebidas y marchó a por otro pedido o mesa que atender. Miré a Michelle la cual se había distraído con su muñeca y había dejado su merienda a la mitad. Sonerí recordando que de pequeña yo hacía lo mismo, aunque yo siempre había sido más de peluches.

Me pregunté cómo sería tener un hijo propio y verle superar retos cada día.

-¿Ya han traído las bebidas?-preguntó el rubio sentándose.

-¿O no lo ves?-se las señalé.

-¿Qué es esto?

-La cerveza que has pedido, Niall.

-Había pedido una coca-cola, Noelia. Eres una inútil, hasta en eso te equivocas.

-Niall no me provoques, no quiero discutir aquí enmedio-advertí controlándome.

-¿Provocarte yo, Noelia? No sé de que hablas-imbécil-Yo solo digo que si no vales ni para pedir lo que te he dicho, pues con vaya mujer me voy a casar.

-Pues a lo mejor no deberías casarte. Si ni siquiera se adivinar que cambiarás de parecer sobre lo que has pedido, ¿cómo me soportarás años?-me levanté y di un golpe en la mesa.

-A lo mejor la cancelo-se levantó para ponerse a mi altura.

-A lo mejor vuelvo a España para no verte más.

-Muchos lo agradeceríamos.

-¡Y todo por una puta bebida!-grité.

Cogí en brazos a Michelle y salí de ahí a paso acelerado. Ni siquiera me afectaba lo de cancelar la boda. En lo que llevábamos de semana ya la habíamos cancelado 6 veces. Una discursión más, para luego reconciliarnos de forma incómoda y después de 5 minutos volver a empezar.

Le di una retahíla de besos en la mejilla a Michelle y le sonreí.

-¿Perdonas a la tía por lo del bar?

Ella solo asintió y apoyó su cabeza en mi pecho.

Esto me estaba superando. Ya incluso en sitios públicos y con estupideces cada vez más grandes.

Fui a un parque donde dejar a la pequeña jugar mientras, de nuevo, yo pensaba en la pelea anterior. Tan o más absurda que las otras. Solo había una cosa diferente en esta discursión, esta vez no habíamos gritado. Habíamos controlado el tono para no llamar mucho la atención. Más por imagen que cualquier otra cosa.

Estaba muy cabreado y no entendía por qué. Estaba harta de explicarle lo del beso sin que me creyera y aun así me parecia exagerada su reacción. Era demasiado celoso y en su mundillo eso era un gran error. Yo había tenido que aprender a controlar y confiar a pesar de los rumores y sus pruebas y así es como el me demostraba que valía la pena.

Tuvo que ser Michelle la que me llevó de vuelta a casa. En el parque se sentía tanta paz que la idea de marcharme era una tortura. 

Sofía no dejaba de preguntarme por qué vivíamos juntos si las cosas eran así, pero el problema era que cada día levantaba con la esperanza de que ese tema hubiera acabado.

Al entrar en casa vi la luz encendida y supe que había llegado el momento de una falsa reconciliación más. Tan efímera como la paz que podía llegar a sentir yo cada día.

-¿Sois vosotras?-preguntó Niall apareciendo por la puerta.

-Como siempre Niall-dije fingiendo ánimo, que luego no dijera que había empezado yo.

Le hice un gesto a mi sobrina para que fuera a su habitación a jugar, era tan conocido para ella que marchó sin rechistar y yo comencé a caminar hacia mi habitación.

-¿Podemos hablar?-preguntó iniciando así una rutina.

-Por supuesto, ¿qué ocurre?-pregunté mientras comenzaba a desvestirme para ponerme ya el pijama.

-Solo quería disculparme, he sido un exagerado en el bar.

-Ajá...

-¡Vamos Noelia!-copió una rápida pataleta-¿me perdonas?

-No-me coloqué el camisón y salí directa a la cocina, tenía que preparar la cena.