Capítulo 37.

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**Narra Niall**

Por fin había llegado. Después de un mes la había encontrado. Se había escondido bien yendo a la mansión Payne.

Días después de la discusión fui a disculparme, me había dado cuenta del tremendo error que había cometido y quería solucionarlo. Pero al llegar al apartamento me lo encontré vacío. No sabía dónde había ido y la busqué en muchos sitios. En casa de Sofía, en la de Harry, en la de Eleanor, en la de Sophia, en la de Zayn, en la de Perrie, Jade, Jesy y Leigh-Anne, en la de Louis, en España y en Irlanda. Pero no la había encontrado en ninguna parte. Hice mal en pensar que no estaría en casa de Liam, pero, aun siendo extraño, nunca habían tenido una relación muy estrecha y no pensé que él me lo ocultara.

Quedaba una semana para mi cumpleaños y, acercándose esa fecha, la echaba muchísimo de menos. Esa fiesta me gusta celebrarla junto a mis seres queridos y ella era a la que más quería.

Llamé a la puerta sin saber qué iba a hacer. No sabía qué debía decirle o qué debía esperar. Empecé a frotarme las manos esperando a que mi amigo abriera. Me había alegrado mucho que me llamara y me avisara.

En cuanto Liam abrió la puerta entré corriendo hacia el salón. Necesitaba hablar con ella ya, aunque no supiera que decir.

-Niall, escúchame-me paró cogiéndome el brazo.

-¿Qué?-pregunté yo irritado.

Antes de que mi amigo pudiera responder empezamos a oír música procedente del jardín. Estaba a un alto volumen y tenía su ritmo. Enseguida reconocí la canción, era de años atrás, pero esas eran las que a mi chica le gustaban.

Casi corrí hasta la puerta que llevaba al jardín trasero y me quedé desde ahí mirándola. Tan guapa como cuando un mes atrás la dejé marchar. Llevaba el bikini puesto, ese que yo le había compardo dos meses atrás. Le quedaba espectacular, tuve buen ojo al elegirlo. Lo había conjuntado con un pareo bastante pequeño dejando que sus piernas quedaran completamente expuestas. Su pelo, mojado por el baño que seguro se había dado poco tiempo antes, iba adornado con las gafas de sol que, juraría, eran nuevas.

Mi chica bailaba al ritmo de la música y cantaba algunas estrofas con esa maravillosa voz que poco tiempo atrás descubrí que le caracterizaba.

Se lo pasaba de maravilla en su particular fiesta en la piscina, en la cual, me fijé poco después, había dos personas más. Una de ellas era Sophia, la cual acompañaba a Noelia con su diversión. Pero el otro invitado era un desconocido, cosa que hizo que los celos empezaran a darme la bienvenida.

-Es un amigo de Sophia. A diferencia de ti, yo confío en ella y dejé que viniera a pasar unos días con nosotros para que recuerden cosas de la infancia.

-No me ataques.

-No te ataco... Noelia sigue llorando todas las noches por no estara a tu lado. Duerme con un peluche gigante al que abraza para poder conciliar el sueño. Ahora es feliz aquí y vas a volver a su vida haciendo que vuelvan los recuerdos de lo último que vivisteis. Solo digo que no puedes salir al jardín con un ataque de celos.

Volví a mirar hacia el exterior intentando asimilar esas palabras. Me quería, me echaba de menos, pero a la vez era feliz sin mí.

Iba a confiar en ella. Debía hacerlo. Jamás me engañaría, lo sabía y debía aprender de mis errores. 

-Hazme un favor Liam, no le digas a nadie que he estado aquí.

Me fui corriendo en busca de una forma de reconquistarla.

***

**Narra Noelia**

Después de cenar me fui directa a mi habitación. Hoy me había divertido, ya quedaban pocos días de sol radiante y esa piscina no podía desperdiciarse. 

Encendí un cigarrillo asomada a la ventana y miré a horizonte. Me gustaban mucho las vistas. Me sentía muy relajada así. Una inmensa paz me invadía cada vez que repetía ese ritual y lo disfrutaba muchísimo.

Después de un par de caladas tocaron a mi puerta. Me giré levemente y grité que podían pasar. Fuera quien fuera, ese momento también era bonito acompañada.

Liam apareció tras la puerta y se colocó a mi lado. Le ofrecí un cigarro, pero me lo rechazó. Me encogí de hombros y volví a mirar al horizonte, esperando a que mi amigo hablara.

-Creí que ibas a dejar de fumar...

-Bueno Liam, "un cigarrillo al mes, quita el estrés".

-¿Y qué me dices de 30 cigarrillos en un mes?

-Que te quita muchísimo más el estrés, ¿no?-él suspiró y yo enarqué una ceja-Tú también fumas, no eres el mejor ejemplo.

-Bueno, da igual. Toma-me dio un papel-me lo he encontrado en la entrada.

Apagué el cigarro y lo leí atenta.

"Mi princesa, mi razón de existencia. Mis errores del pasado me alejaron de ti, pero no voy a permitir que eso continúe. Lo dije siempre y lo mantengo, te quiero más que a mi vida y para siempre. Ojalá todavía me ames y me des la oportunidad. El perdón está en la entrada."

Antes de reaccionar leí la nota 3 veces más. Los ojos se me cristalizaron. No supe que hacer. Me dejé llevar y cuando quise darme cuenta ya me encontraba en la entrada. Abrí la puerta y me encontré un camino de velas y pétalos rojos y blancos que me guíaban hasta un destino desconocido.

Miré a mi espalda donde la pareja Payne y Jonan miraban atentos mi próximo movimiento. Liam me asintió, alentándome a que hiciera lo que en el fondo sabía que era lo correcto.

Solté un profundo suspiro y comencé a caminar siguiendo el maravilloso camino marcado.

El final del camino se encontraba en un rincón del jardín de Liam, era obvio que él le había ayudado, pero no tenía nada que reprochar.

Velas y pétalos de rosas rojas y blancas decoraban el lugar dejando una nota perfectamente visible.

"Déjame explicarme antes de nada"

-Está bien-susurré y me coloqué en ese sillón azulado que habían colocado en el centro de la fantástica decoración.

Niall apareció tras un arbusto y las lágrimas comenzaron a descender silenciosas sin permiso alguno. Aun así me mantuve callada y dejé que se explicara antes de decir yo nada.

-Escúchame mi amor. Llevo un mes buscándote para poder hablar contigo. Te necesito. Te he buscado por todas partes, Inglaterra, Irlanda y España. Te echo de menos. No tardé mucho en darme cuenta de mi fatídico error. Tenías muchísima razón, debí confiar en ti, jamás me has dado un motivo para no hacerlo. Te amo más que a nada en este mundo, no puedo vivir sin ti. He llorado, he descargado mi rabia con objetos que no tenían culpa. Durante 5 años luché por conseguir tu amor y tardé un solo año para echarlo a perder...-dejó unos segundos de silencio en los que recuperó el aliento que había ido gastado durante todo su discurso, pero enseguida continuó, todavía le quedaba el final-No he cancelado nada, amor... Que me dices, ¿nos casamos en 3 meses?-se agachó y me tendió un dorado colgante en forma de corazón.

No sabía si era un error o si, por otro lado, estaba acertando rotundamente. Era una decisión tomada con mi corazón, el cual había silenciado completamente a mi cabeza. 

Asentí reiteradamente levantándome del sofá y sin dar oportunidad a mucho le besé con pasión expresando todas las ganas que durante un mes había reprimido.

Ready To RunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora