¿Cómo criaría a un Bakugou? (Bakugo Katsuki)

Hombre y niño

Bakugou Katsuki
Cinco meses de embarazo

—No es tu responsabilidad, puedo llevarlo conmigo, lo dejaré en él área de juegos— Ella se replicó una vez más.

—Sabes que no debes sobre esforzarte, mujer— Le reprendí molesto.

—¿Estas seguro de que estarás bien cuidando de él, tú solo?— Pregunto una vez más, acercándose a la puerta del pequeño departamento de su hotel.

—¿Ah? ¡No me subestimes! Es pan comido manejar un mocoso— Dije

—¿A dónde vas...?— Entonces apareció el niño, tallando sus ojos y abrazando su manta, aún medio dormido.

—Voy a ir a una junta abajo ¿Por que no vuelves a la cama y duermes un poco más, cariño?— Le respondió mi esposa con ternura

—¡Quiero ir contigo!— Demando el mocoso, corriendo hacia dónde estábamos, sin embargo lo detuve del brazo, sin ser brusco.

—¡Tú te quedas conmigo!— Decrete, haciendo aparecer un puchero molesto en el rostro del menor.

—Estaré devuelta tan pronto como pueda y jugaremos, así que pórtate bien con Katsuki ¿Si?— Ánimo ella para tratar de irse pronto, ya que iba tarde.

El niño no tuvo más opción que aceptar con la cabeza, despidiéndose de ella con la mano hasta que la puerta se cerró.

Solté al mocoso para ir a la cocina y preparar el desayuno para ambos, ____ almorzaría en la cocina del hotel.

—¿Qué vamos a desayunar?— Cuestionó el niño, tratando de ver sobre la encimera, pues era muy bajo como para ver.

—Panqueques— Indique sin importancia

—¡Si! ¡Mis favoritos!— Chillo, brincando de alegría

—¿Por qué no vas a ver la tele? Te llamaré cuando estén listos— Le ordene

—¡Ok!— Y así me deshice del mocoso, preparando en paz el desayuno.

—Aquí tienes— Serví un plato, él al instante corto y comió una porción.

—¡Son totalmente diferentes a los que ____ hizo, son tan esponjosos y saben delicioso. ¡Gracias Katsuki, me gustan mucho!— Vocifero contento

—Asegúrate de comértelo todo entonces— Tarde me di cuenta de que su sonrisa me había sido contagiada.

—Tengo que ir a comprar ¿Quieres que te compre algo de ropa de paso? No tienes más que un pantalón y el overol que traes puesto— Dije tomando mis llaves.

—No— Respondió avergonzado

—¿No?— Le cuestione por tan rápida reacción negativa.

—No quiero que gasten tanto en mí— Explicó

—No voy a comparte toneladas de ropa, solo ven conmigo— Y le hice la señal de que saliera de casa junto a mí.

Juntos subimos al auto y dirigimos al centro de la ciudad para hacer las compras.

Tomaba fuerte la mano del mocoso mientras caminábamos entre la multitud de personas, si lo perdía iba a ser un problema, sin contar el enorme reproche que me iba a dar mi esposa.