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10. Segunda prueba 

La noche antes de la segunda prueba, Leylah se encontraba junto a Hermione, Ron y Harry en la biblioteca.

— Repítelo de nuevo — pidió la castaña. Harry, quien estaba con la cabeza recostada contra un libro se lo repitió, por sexta vez en lo que llevaba de la noche

"Donde nuestras voces cantan, ven a buscarnos..."

— El lago negro, por supuesto — habló la semidiosa que estaba sentada frente a Harry — "Y para encontrarlo tienes una hora..."

— Eso también es obvio y a la vez muy problemático— Hermione hablo a la par que despertaba al pelirrojo que prácticamente roncaba.

— ¿Muy problemático? — Pregunto incrédulo Potter levantando su cabeza para mirarla — ¿Cuándo fue la última vez que aguantaste la respiración por una hora?

la castaña se sentó a su lado, tomando su mano

— Escucha, hay una solución y la encontraremos juntos, ¿De acuerdo?

— Hermione tiene razón, juntos...

Alastor Moody se acercó hacía ellos interrumpiendo lo que Riddle iba a decir.

— No quiero interrumpir, pero la profesora Mcgonagall quiere verlos en su oficina — Todos se levantaron de su asiento — Solo a Weasley y Granger

Hermione refuto rápidamente — Pero, profesor, la segunda prueba es tan solo en unas horas

— Exacto, Potter y Riddle ya deberían estar bien preparados y necesitan dormir — les dirigió una mirada con su ojo mágico — Vayan. Ahora — Una vez que ambos chicos se fueron, los que quedaron se pusieron a ordenar los libros que quedaban — ¡Longbottom! Ayúdalos a guardar esos libros

El Gryffindor se acercó a ellos tomando algunos de los libros y leyendo los títulos— Si les interesa las plantas, revisa la Guía de Herbología de Goshawk. — Le señalo un gigantesco libro y hablo emocionado — hay un mago de Nepal que está cultivando árboles resistentes a la gravedad

— Neville — cortó Harry — No te ofendas, pero no me interesan las pantas... solo si se trata de un Nabo tibetano para poder respirar bajo el agua por una hora

— No creo que haya Nabos, pero están las Branquialgas

— ¿Dónde se consiguen? — pregunto interesada Leylah

— Bueno... Yo puedo conseguirles algunas

— Eso sería fabuloso, Neville— Observó cómo sus mejillas se tiñeron de rojo y, susurrando un "No es nada", se fue con varios libros para guardarlos en sus respectivos lugares. Una vez fuera de vista, Riddle giro su cabeza hacía Harry, encontrándoselo semidormido sobre uno de los libros. Lo movió ligeramente de un hombro, despertándolo — Ve a la cama, Potter, yo terminare de ordenar esto

Leylah RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora