Leylah Riddle

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04. Pociones, memorias y charla

 La primera clase de su día era Pociones con Slughorn.

Se levantó temprano, desayunó con sus amigos y caminó junto con Hermione hacia la clase. Harry y Ron, quienes no habían pasado los exámenes, tenían una hora libre

Entró al salón y se posicionó a lo último, casi sin ser vista por el profesor.
Había algo en él que no le gustaba. Tal vez fuera la forma en la que trataba a sus alumnos, el hecho de que quisiera tener "Estrellas" en su colección o simplemente por como la había mirado cuando se conocieron.

De cualquier manera, solo se metería en su camino de ser necesario.

La puerta se abrió, interrumpiendo al profesor, quien acababa de empezar la clase

— ¡Harry Potter! — sonrió feliz — Ya me estabas inquietando, muchacho y veo que traes compañía

— Ron Weasley, señor, pero soy pésimo en pociones, una amenaza. Así que mejor me voy — Dio un paso hacia atrás, pero fue detenido por Harry

— Tonterías — le contestó el profesor— Te educaremos, cualquier amigo de Harry es amigo mío. Saquen sus libros

— Lo siento, señor. Aun no tengo mi libro y tampoco Ron

— No importa, tomen uno del armario — Les señaló el mueble y se volvió para la clase — Como les decía, preparé unas pociones esta mañana. ¿Tienen idea de que son estas pociones? —Hermione, por supuesto, alzó su mano rápidamente— ¿Si, señorita...?

— Granger, señor — Se acercó a la mesa — Esa de ahí es Veritaserum, es un suero de la verdad. Y esa es una poción Multijugos, y es muy difícil de hacer

— Muy bien, señorita Granger. — Felicitó — Señorita Riddle, ¿Podría decirme que poción es esta?

— Si — Avanzó hasta las calderas. La analizó unos segundos— Es Amortentia, la poción de amor más poderosa de todas. Huele diferente para cada persona — contestó y volvió a su lugar

— la Amortentia no crea amor. Es imposible crear o imitar el amor. Sólo produce un intenso enamoramiento, una obsesión. Probablemente sea la poción más peligrosa y poderosa de todas las que hay en esta sala — tapo la caldera y las chicas que se habían acercado, retrocedieron

— Señor — llamó una — No nos ha dicho que hay en esa

— Lo que ven frente suyo es una curiosa poción, llamada Felix Felicis — mostró el pequeño frasco — Más conocido como

— Suerte liquida — contestó Hermione

— Si, señorita Granger. Suerte liquida. Complicada de hacer, desastrosa si no la hacen bien. Un trago y tendrán éxito en todo lo que se propongan hacer, eso hasta que pasen los efectos — se movió detrás de su escritorio — esto es lo que les ofrezco a todos, un pequeño frasco de suerte liquida al estudiante que, en lo que queda de la hora, pueda hacer una muestra aceptable de filtro de muertos en vida. La receta está en la página diez de sus libros, les advierto; Solo un estudiante ha logrado hacer una poción aceptable para reclamar el premio