Lanza La Moneda [Traducción]

13: Agradecimiento.

Izumi era una genio, tenía que serlo. Cuanto más la miraba Sakura, más convencida estaba de que la chica había acertado sobre Naruto. Explicaría todo realmente porque parecía tener el control de la teoría pero aún fallaba en todo su ninjutsu, incluso porque aún podía realizar la transformación.

    Un exceso de chakra no era un problema para este, ya que el chakra giraba alrededor del cuerpo del lanzador. Con cualquier otra técnica, la cantidad de chakra vertida fue determinante para el resultado. Tenía que ser así, pero no sabía cómo confirmarlo. Tenían que saber cuánto era mucho, cuánto chakra podría ceder Naruto, cuánto más que ellos.

    Había dispositivos que podían medir ese tipo de cosas, pero nada disponible para los estudiantes de la academia. Ella lo había discutido con Sasuke, quien era de lejos el más ingenioso de ellos, pero él no parecía seguro de su habilidad para convencer a alguien de su familia de que le entregara equipo sensible sin hacer preguntas. Y en ese caso, las preguntas probablemente lo empeorarían, si tuviera que admitir que lo necesitaba para Naruto de todas las personas. Pero tal vez Izumi podría ayudar.

    Izumi fue asombrosa.

    Si resuelven esto, sería una victoria. Tener demasiado chakra apenas podría considerarse un problema. Sakura podría enseñarle a Naruto a ser más restrictivo en el uso del chakra y luego ya... no la necesitaría.

    Sacudió la cabeza para deshacerse de esa línea de pensamiento. Realmente quería ayudarlo, y estaría feliz de haberlo hecho sin importar lo que vendría después.

    Sumida en sus pensamientos, había caminado todo el camino hasta la academia sin siquiera darse cuenta.

    La mayor parte de la ansiedad desgarradora que había hecho que ir a la escuela fuera una tortura durante las primeras semanas después del incidente retrocedió, tanto porque Naruto había estado actuando como guardaespaldas no oficial como porque recientemente Ino asumió el papel también.

    Sakura no sabía qué hacer con eso.

    Todavía no hablaban realmente, pero Ino a menudo se sentaba a su lado, de modo que estaba entre dos estudiantes más rubios y aterradores de su clase.