73: Sorpresas.

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    Hubo unas pocas horas durante el día en las que el sol brilló a través del claro de Naruto

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    Hubo unas pocas horas durante el día en las que el sol brilló a través del claro de Naruto. 

      Se había vuelto muy bueno en las estimaciones de tiempo para poder estar allí cuando el calor y la luz tocara el suelo del bosque. Para acostarse y disfrutar de él. Dejar que lo calentara hasta el fondo. Fue lo más cerca que estuvo de la calma y la felicidad reales. Las emociones y los problemas se desvanecieron en la nada, permitiéndole probar el simple placer de tomar una siesta al sol. 

      Escuchó los sonidos del bosque. Sintió la brisa ligera acariciar su piel y alborotar su cabello rebelde. Era parte de ese mundo, como si perteneciera a este pequeño lugar de paz y luz solar. Rara vez dormía bien, pero podía quedarse dormido, con la mente divagando en sueños sin forma. Probablemente fue el más desprotegido que alguna vez estuvo.

      —Escuchamos que nos estaban buscando.

      Naruto chilló.

      En un segundo estaba de pie, con el kunai en la mano y la cabeza dando vueltas. Tuvo náuseas por el repentino cambio de mentalidad. Miró a su alrededor, tratando de detectar la amenaza. Se preguntó cómo pudo haber pasado por alto a alguien acercándose sigilosamente a él de esta manera.

      —Aquí, humano.

      Sus ojos se desviaron a un lado, a la gran roca que ocultaba el claro. Parpadeó estúpidamente, como si fuera a alterar este extraño espectáculo. Pero no lo hizo

      Allí, sobre la roca, estaban sentados dos zorros. Sin embargo, no sentados como se sientan los zorros, sino como lo haría un humano. Con las piernas colgando sobre el borde. Uno era más pequeño y de un tono naranja más claro. Más joven tal vez, pateando sin prestar mucha atención a lo que estaba pasando. El otro era rojo y miraba fijamente a Naruto.

      Ambos vestían kimonos coloridos.

      —Hm… Hola.

      El mayor, presumiblemente, saltó de la roca para pararse justo encima de Naruto. Este que aún estaba sentado en el césped. El zorro habría llegado a su cintura si hubiera estado de pie, pero estaba casi al nivel de los ojos.

Lanza La Moneda  [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora