80: Desorientados.

212 30 4
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

       —¿Estás seguro de que es por aquí?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

       —¿Estás seguro de que es por aquí?

       —¡Sí, sí! Es muy fácil de rastrear, ¡solo confía en mí!

      A este punto, Naruto realmente no tenía otra opción, así que dejó que Akito lo guiara a través de los árboles, hacia donde se suponía que estaba el lanzador del genjutsu. Estaba atrapado en una especie de bucle: seguía corriendo en círculos a pesar de caminar en línea recta, y Akito había dicho que solo tenía que incapacitar al responsable para salir de él. 

      Aquí estaba la esperanza de que estuvieran solos.

      Tenía que darse prisa y reagruparse con los demás. ¿Quién sabía en qué problemas se podrían encontrar? Naruto necesitaba estar allí. Necesitaba protegerlos.

      —¡Nos estamos acercando! Solo tenemos que…

      Akito estaba en perfecta sintonía con el chakra en todas sus formas, pero aparentemente los ataques físicos lo eludían, porque no sintió la flota de shuriken acercándose a toda velocidad. Naruto reaccionó por instinto: se colocó entre el pequeño zorro y los objetos puntiagudos.

      Akito gritó angustiado cuando Naruto lo agarró para meterlo en su capucha, gruñendo de dolor por los tres shurikens clavados en su espalda. Se dio la vuelta bruscamente, buscando la fuente del ataque. El corazón se le aceleró, la adrenalina corría por sus venas. 

      De los enormes árboles y rocas a su alrededor emergieron las siluetas oscuras de un tipo de aspecto extraño vestido completamente de negro. Tenía puesto un respirador en la boca y un vendaje alrededor de los ojos. Cinco, diez, doce... Clones surgieron y cargaron contra él, kunai en mano.

      Naruto se agachó para evitar el primer golpe y pateó al clon en el estómago; se disolvió en la nada. Al igual que el siguiente, y el siguiente. Pero cuando un kunai le cortó la cara, el dolor fue real, al igual que la sangre que le corría por la mejilla.

      —Qué demonios —murmuró mientras sus puños golpeaban el aire vacío. ¿Eran esas ilusiones? Pero lo golpeaban muy bien. ¿Alguna forma desconocida de clones?

Lanza La Moneda  [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora