GABRIELLE. Un nuevo comienzo

CAPÍTULO 3 Juego de adultos

   Su cuñado tiene el cabello castaño cenizo muy claro y lo cenizo, probablemente sean canas, ella nunca ha mirado su cabello muy de cerca para saberlo, pero sus ojos sí los conoce bien. Matt la ha abrazado y consolado tantas veces, que ella sabe que sus ojos color ámbar parecen irradiar destellos de luz cuando está muy feliz o muy disgustado y que son luces diferentes en cada caso. Marion dice que heredó esa característica de Jean-Luc, que ella puede leer en ambos como si fueran libros abiertos, según cómo tengan los ojos y tal vez sea verdad.  Gaby puede ver que sus labios, que generalmente sonríen con suavidad para ella,  hoy los tiene apretados, dándole a su rostro una expresión seria y pensativa.  Ahora que ha caído en cuenta de lo atractivo que es Matt, siente mucha curiosidad sobre su sexualidad, tiene que salir de dudas y piensa que para luego es tarde, camina hacia donde está sentado, se detiene frente a él y le pregunta.

-          ¿Por qué nunca te he visto con una mujer? ¿Eres gay?

-          No Gabrielle - dice él levantando por fin la vista y clavando en ella sus luminosos ojos durante unos segundos antes de concluir - No lo soy.

-          ¿Estás seguro?

-          ¿Quieres comprobarlo? – responde él en broma, haciéndose el ofendido.

-          A decir verdad... ¡Me encantaría! – dice ella abriendo ambos brazos y dejando caer a sus pies, la manta que la cubría, sin mostrar ni sentir pudor alguno  – Llevo más de un año sin sexo y desde anoche estoy muy excitada.

   Matt aspira aire profundamente y lo exhala despacio por la boca, mientras recorre lentamente, con su mirada, el cuerpo desnudo de Gabrielle. Ve que adelgazó mucho el último año, pero sigue siendo una mujer bellísima. Tiene el busto más hermoso que él ha visto en su vida, su cintura es tan estrecha, que cree poder cercarla con sus manos, vientre plano, cadera redonda, piernas largas y torneadas, pequeños pies de dedos cortos e impecables uñas redondas brillantes y sin laca. Si tuviera que definirla en una sola palabra, solo podría ser: Perfecta. Usa esos instantes de contemplación  para calmarse, aunque lo que desea es abalanzarse como un animal hambriento sobre ella y devorarla. Coloca la taza vacía en una esquina de la encimera y estira ambos brazos abiertos hacia ella para invitarla a acercarse. En dos pasos ella se pega al pecho desnudo del atractivo hombre, quien la encierra entre sus brazos, colocando uno con firmeza alrededor de su cintura, el otro verticalmente sobre la espalda y con la mano bajo su cabello, la sujeta por la nuca.

   Gaby levanta los brazos para rodear el cuello de él, completamente embriagada con el aroma de la piel de Matt, mezclada con su perfume. Se sube a horcajadas sobre su regazo, sintiendo su erección en medio de su entrepierna y de inmediato funden sus bocas en un largo y apasionado beso, que los deja a ambos casi sin aliento. Matt la sujeta por los muslos, se levanta, coloca las piernas de ella alrededor de su cadera, gira y la pega de espaldas contra la misma pared en la cual él había estado recostado. En esa posición, devora su boca, su cuello,  eleva un poco más su cuerpo para deleitarse con sus senos. Ella siente las manos de él recorriendo todo su cuerpo, sensibilizando puntos que no sabía capaces de ser sensibles. La sujeta con ambas manos por el trasero y camina hacia el pasillo con la intención de llevarla a la habitación, pero ella se lo impide señalando el mismo sofá cama donde pasó la noche.

-          Allí y por favor y que sea duro. No te atrevas a tratarme como si fuera a romperme.

   Matt se da cuenta que hay algo diferente en ella, la tristeza que ve en sus ojos, no es la misma que le vio tres días antes. Por un instante a Matt le cruza por la mente el pensamiento de que quizás Gabrielle,  después de la conmemoración del día anterior,  pueda estar atravesando otra crisis nerviosa y aunque se ve normal,  excitada, deseosa o ansiosa, pero nada más, prefiere asegurarse.