CAPÍTULO 26 Debilidad por las pelirrojas

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   Por cómo se siente en este momento, Gaby se da cuenta que su condición con respecto a Nueva York, no ha cambiado. Mientras se encuentra elegantemente vestida, sentada en la rooftop-bars¹ en el piso treinta y cuatro del grandioso hotel en el cual se registró en el centro de Manhattan, percibe que ya le está entrando la desesperación y las angustiantes ganas de marcharse.  Ese hotel está ubicado cerca de Times Square y desde donde se encuentra en este momento, puede disfrutar una increíble vista de Midtown con el río Hudson y el Empire State Building como telón de fondo, contemplar cómo el cielo se llena de colores y como comienzan a encenderse miles de luces en la Gran Manzana. Creyó que si se consentía un poco, eligiendo un fabuloso hotel en esta oportunidad, podría quedarse al menos durante una semana de primavera, pero le resulta obvio que no podrá lograrlo.

   De nuevo la ciudad la hace abandonarla antes de lo planeado, para consolarse pide una segunda cerveza Guinness, la misma que acostumbra beber Brian Kelly, su padre, disfrutando de la hora feliz y se mentaliza para abandonar el día siguiente esa manzana tal como la consiguió, sin darle ni una mordida, tras una buena noche de sueño.

-          ¿Por qué cerveza y no un sofisticado coctel? – pregunta la voz grave de un hombre, desde la penumbra de un reservado detrás de ella.

-          Tal vez porque soy una irlandesa criada sin sofisticación en Kansas – responde Gaby,  sin voltear -  Pero que me lo haga notar, es poco delicado de su parte.

-          Me disculpo por eso – dice él de nuevo

-          Disculpa aceptada.

-          En mi defensa, alego que tampoco soy sofisticado ni delicado y también estoy tomando cerveza, aunque elegí una alemana rubia. Puede que mi escasa educación se deba a que rebasé mi límite hace un par de ellas. Le aseguro que estaba dispuesto a retirarme a mi habitación cuando la vi entrar, sentarse en ese lugar frente a mí y temo que perdí la voluntad. 

-          ¿Debo asumir entonces que me culpa por excederse?

-          No, la única responsable es mi confesa debilidad por las pelirrojas con ojos verdes  – dice él levantándose y plantándose frente a ella - ¿Me permite invitarla?

   La voz grave adquiere la forma en un hombre extremadamente atractivo, vestido por completo en diferentes tonalidades de gris oscuro, con un traje de tres piezas, muy alto, Gaby cree que debe medir cerca de los dos metros, de anchas espaldas y caderas estrechas. Su cabello es negro intenso, pero tiene líneas plateadas sobre  las sienes, aunque apenas debe estar en sus cuarenta. Por su aspecto general, parece un hombre serio, pero sus brillantes ojos son color azul turquesa lo traicionan, pareciendo risueños. Tiene la nariz recta, delgada y estrecha, labios finos y su piel es impresionantemente blanca.  Ella no sabe si es efecto del contraste con el color de su cabello o con su ropa oscura. De lo que Gaby está muy segura, es que él es la persona más blanca que ha visto en su vida.

-          Mijail Sokolov III – dice él muy serio, tendiendo su mano derecha – Un inesperado placer conocerte.

-          Espero poder decir lo mismo en breve – responde ella, estrechando su mano – Gabrielle Kelly, pero puedes llamarme Gaby.

-          ¿Kelly?  Si no me equivoco es un apellido de origen irlandés, lo que explicaría la predilección por esa cerveza irlandesa.

-          Así es, aunque lo de la cerveza es un gusto adquirido de mi padre – dice ella, dando un sorbo.

-          ¿Entonces? ¿Aceptas mi invitación?

-          Sí, por supuesto, gracias  - dice mientras piensa «Después de echarte una mirada ¿Quién se negaría?» - Aunque no será por mucho tiempo. Debo retirarme en un rato, ya que viajo mañana temprano.

GABRIELLE. Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora