Gaby no quiere despertarlo, no necesita moverse, se siente muy cómoda. Sus cuerpos encajan, algo que nunca sintió junto a Ben, aun cuando se acostaban abrazados, amanecían cada uno de su lado, dándose la espalda sin que sus cuerpos hicieran contacto. Soñó que Ben nunca existió, que había conocido a un Matt mucho más joven en su lugar y se habían amado desde el primer momento que se vieron. En su sueño tenían un matrimonio feliz y un hijo. No había entre ellos engaños ni mentiras y ella estaba embarazada, estaba a punto de darle un segundo hijo. Llegó a sentir lo que era ser madre, al recordarlo estando despierta, sus ojos se llenan de lágrimas y antes que pueda evitarlo, caen sobre el hombro de él, despertándolo. En realidad, Matt estaba despierto desde que percibió el cambio en la respiración de ella al despertar. Amanecer con el cálido cuerpo de ella tan pegado al suyo, lo hizo sentir en el paraíso y no quiere abrir los ojos para no perder esa sensación, pero al darse cuenta de su llanto se preocupa.
- ¡Hey! ¿Qué pasa hermosa? ¿Por qué lloras? No tienes que irte a ningún lado si no quieres. Quédate en la mansión hasta que decidamos qué hacer con esta casa.
- ¿Con tus padres? ¿Continuar a la sombra de tu familia? No gracias.
- ¿Por qué no? ¡Eres una Fontaine!
- No lo soy más y tampoco deseo serlo. Desde anteayer volví a ser Gaby Kelly.
- Entonces quédate conmigo, Gabrielle Kelly. Al menos lo que queda del invierno. La señora Williams te quiere mucho y estará feliz de cuidarte.
- ¿En tu casa, estando sana? ¡Por Dios! ¿Qué pensarían tus padres?
- ¿A quién le importa? Solo quiero que estés bien, que no llores. Lo que sea qué haya sucedido, se arreglará.
- Estoy bien y todo se arreglará cuando yo misma lo arregle. Mis lágrimas no eran por eso. Soñé que mi vida era diferente, una muy feliz y lloré porque solo fue un sueño.
Ella sigue vulnerable y minutos después, además de follarla duro, Matt también le hace el amor, enseñando a su amada Gabrielle como última lección, que las dos cosas son perfectamente compatibles. Esta vez hay muchos besos de todo tipo, suaves y tiernos, apasionados e intensos y casi salvajes, como si quisieran devorarse uno al otro. Luego de ducharse se visten, preparan y toman juntos el desayuno. Gaby no tiene más remedio que entrar a la habitación principal a recoger sus más indispensables pertenencias, sus credenciales personales y profesionales, su ordenador portátil, el iPhone, el efectivo de su propiedad y la foto de su padre y su madre el día que se casaron. Lo poco que Gaby llevará consigo, lo mete en un bolso tipo morral que Matt le dio unos minutos antes, después de sacar algunas piezas de ropa deportiva que había dentro, por lo que Gaby asume que él lo usaba para su ropa de gimnasio.
De un armario en otra habitación, extrae un saco de dormir de la época cuando acampaba con su padre, lo llevará junto con la manta que le obsequió Marion, que ha usado para dormir las dos últimas noches. Al estar ambos listos, se dirigen al garaje y Matt se ocupa de guardar las cosas de ella en su Peugeot 3008 color cobre, que tanto la enorgullece por haberlo comprado con el producto de su trabajo, sin la ayuda de Ben y sin tomar en cuenta su opinión de que ella debía elegir algo más lujoso. Matt abre el maletero de su Mercedes AMG G63 Brabus 850, negro brillante, de cinco plazas que usa para viajes por carretera y extrae de un bolsillo interno de su maleta de viaje, una gorra New Era negra de los Texas Rangers, su amado equipo de béisbol, se la pone a ella despejándole el rostro de sus rizos y luego se funden en un largo abrazo.
- Crece todo lo que necesites, pequeña, pero recuerda que te queremos, que acá dejas una familia que se preocupará por ti. No me olvides y llámame.
ESTÁS LEYENDO
GABRIELLE. Un nuevo comienzo
Random¿Qué haces cuando descubres que la vida de ensueño que pusieron a tus pies diez años atrás, era toda una mentira? ¡Avanzas y te inventas otra! Las primeras cuatro de las cinco etapas del duelo, por el fallecimiento de su joven esposo, negación, ira...