CAPÍTULO 27 Probar para saberlo

366 25 0
                                    

   Un pequeño incidente con el tacón de una de sus botas, cuando cruza de un lugar al otro, la hace dar un traspié y chocar con el maletín porta documentos de un hombre alto, con anteojos oscuros. Luego de intercambiar algunas palabras de disculpa de él, que alega haber ido distraído y de agradecimiento por parte de Gaby, ya que él evitó que ella cayera al piso, se presentan uno al otro. El hombre con acento británico, dice llamarse Clive Haggard y ser catedrático de derecho romano y canónico en la Escuela de derecho de la Universidad, ubicada en el Edificio Sterling. Al saber que ella está recién llegada en la ciudad, se ofrece a darle una visita guiada, sin costo alguno, con la única condición que ella acepte cenar con él. Gaby acepta riendo, mientras le dice que se lo debe por salvarla. Clive es un hombre de unos treinta y siete u ocho años, de facciones suaves y al quitarse las gafas para el sol, Gaby puede ver que tiene los ojos castaños, como su cabello.

No es particularmente atractivo, no destacaría en un grupo, pero tampoco puede considerarse feo. Su conversación es fluida, muy divertida e inteligente, además, a Gaby le encanta su acento y ni qué decir del humor inglés, por lo que está disfrutando mucho de su compañía. Intercambian números de celular para ponerse en contacto en la tarde y se despiden cuando él le dice que debe impartir las tres últimas horas de clases de la semana. De allí, Gaby se va a caminar por The Green¹, un parque de dieciséis acres en el centro de la ciudad, donde durante los meses de verano, en algunas ocasiones, se celebran festivales o eventos musicales. A las cinco de la tarde la llama Clive y ella le sugiere verse en hora y media, frente a un pub-restaurant que queda relativamente cerca del agradable y limpio motel donde se acaba de registrar, a tres kilómetros del centro de la ciudad.

La cena con Clive resulta muy entretenida, el lugar ofrece platillos típicos de la cocina de Connecticut que ella no conoce, él se los describe y le hace recomendaciones. Le cuenta que Connecticut tiene como lema no oficial ser el estado de la nuez moscada, Nutmeg Estate y le advierte que si escucha la palabra nutmegger, debe ponerla en contexto porque es probable que se estén refiriendo a un residente de Connecticut y no a un recolector de esas especias. Aunque Clive le hace muchas preguntas personales, Gaby es moderada con sus respuestas.

- Antes de decir algo inapropiado, me gustaría conocer tu situación sentimental – dice Clive.

- Completamente libre ¿Y tú?

- También – dice él – Enviudé hace seis años y esa fue una de las razones por las que acepté este empleo cinco años atrás. Necesitaba salir de Oxford, alejarme de familiares y amigos comunes para superar el duelo.

- Entiendo el sentimiento, poner distancia ayuda a olvidar.

- ¿Y tú? ¿De qué huyes? – pregunta él.

- No huyo. Estoy en un peregrinaje y regresaré a mi punto de partida, cuando haya alcanzado mis objetivos.

- No te preguntaré cuáles son, pero... ¿Alguien espera tu regreso?

«Más de los que desearía reconocer» piensa ella recordando a su familia política, especialmente a Matt. Clive le está pareciendo una variedad de curioso demasiado invasiva para ser alguien que acaba de conocer, pero hay algo en él que le inspira confianza.

- Nadie en particular. Podría decir mi padre, pero él me dio alas y me enseñó a usarlas.

- ¿Qué tan alto has volado?

- ¿Qué quieres decir?

- ¿Has estado en un club de sexo?

Gaby no comprende cómo pasaron de hablar sobre la situación sentimental de ella y la viudez de él, al tema de clubes donde se practican orgias sexuales.

GABRIELLE. Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora