GABRIELLE. Un nuevo comienzo

CAPÍTULO 15 Lo último que se pierde

   Entre todo lo que hablan, padre e hijo, deciden sembrar la vid el día siguiente a más tardar, en un área del ala sur que fue recientemente preparada con tierra seca y áspera, donde la vid producirá menos fruta, pero se obtendrá de ellas un vino más fuerte. Jean-Luc le cuenta emocionado, lo que su amigo viticultor le dijo sobre el perfil de ADN que le realizaron a esa cepa, el cual arrojó prometedores resultados que afirman que la vid podría ser utilizada para elaborar vinos de excelente calidad. Antes de despedirse, le pide a su hijo que haga levantar un emparrado amplio, junto a ella, para que tenga espacio donde trepar, al terminar la copa, se retira y Marion toma de la mano a su hijo, para que no se ponga de pie y se quede un momento más junto a ella.

- Creo que logré desanimar a Soleil, mon chéri. Espero que ya no te incomode, aunque no creo que tenga tiempo de hacerlo, se marchan en dos días.

- Gracias, madre – dice él, sin poder mirarla – Fue mejor para ella, que tu la desalentaras.

- ¿Cuándo piensas hablar con ella?

- ¿Con quién?

- Sabes a quién me refiero ¿Qué esperas para ir a buscarla y traerla de vuelta? La has amado desde que la viste por primera vez ¿Cuánto más vas a esperar para decírselo?

Como si fuera tan sencillo. Qué más quisiera él que tomar un avión, ir por ella y no dejarla apartarse de su lado nunca más, pero debe respetar sus deseos. Después de descubrir lo que Ben le hizo, comprendió su situación, su dolor y su necesidad de distanciarse de él y su familia para poder superarlo. Puede que Marion no lo comprenda, pero Matt está convencido que debe ser Gabrielle quien lo busque, lo llame o le diga que lo necesita, sin importar para lo que sea. Hasta que él no perciba que ella está preparada para escucharlo, no dirá una palabra.

- ¿Lo sabe papá? – pregunta Matt.

- Solo yo me di cuenta, al principio. Eres mi niño, Matty, te leo con facilidad ¿Recuerdas? Tus ojos se iluminan más que nunca cuando la miras, quizás por eso, al poco tiempo también se dio cuenta Jean-Luc.

- ¿Me juzgó y condenó?

- Sabiamente dijo que no elegimos a quien amar. Incluso el señor Kelly lo notó, en la fiesta de compromiso y la boda, te vigilaba más a ti que a Ben. No sé si temía o quería que interrumpieras cualquiera de los actos y te robaras a la novia. Sospecho que él estaba celoso de nosotros y tuvo algo que ver, con que ella se alejara de nosotros. La única que nunca se dio cuenta, fue ella.

- ¿Ben también lo sabía?

- No enseguida, pero lo notó antes de casarse. No te apenes, encontraba divertido ver cómo tratabas de ocultarlo y las excusas que ponías para mantenerte alejado. Si nadie te dijo nunca nada al respecto, es porque todos fuimos testigos de tu tristeza y tu titánico esfuerzo para que nadie más lo notara, pero tus ojos siempre te han delatado.

«¿Con que lo encontrabas divertido? ¿Sigues riéndote ahora, degenerado?» no quiere albergar ningún tipo de mal sentimiento o pensamiento hacia su único hermano, quien además es difunto, pero no puede olvidar lo que le hizo a Gaby. La gran decepción que le causó a quien siendo apenas una chiquilla, confió en él y le entregó su amor sin reservas. Nunca la mereció y sin embargo fue él quien la tuvo por nueve largos años.

- ¡Desgraciado! - dice él en un murmullo.

- ¿Qué dices? – pregunta Marion.

La injusticia de todo ese asunto, amargaría a cualquiera, por eso él trata de no pensar mucho en ello. Prefiere aferrarse a una pequeña esperanza de que en algún momento, ella finalmente lo vea, se dé cuenta de lo que él siente por ella y le corresponda. No en balde dicen que la esperanza es lo último que se pierde.