GABRIELLE. Un nuevo comienzo

CAPÍTULO 16 Oveja negra

   Si bien las citas que Gaby ha tenido hasta el momento, no han dado el resultado esperado por Dalilah, ella no se rinde, tiene intenciones de seguir insistiendo hasta lograr que su joven inquilina encuentre si no el amor, al menos buen sexo, pero el celibato parcial de Gaby, que no puede llamarse total al tomar ella en cuenta su casi affaire¹  con Chuck, tiene los días contados y la fecha tope es a mediados de septiembre, cuando ha estado por tres meses y medio en Memphis. Es un caluroso y soleado día de verano, cuando se lleva a cabo el Festival Cooper-Young anual del distrito. Dalilah le cuenta que ese festival comenzó en la intersección de Cooper y Young, en el corazón del vecindario, pero ahora cubre manzanas completas de la ciudad. Se ha convertido en una excelente exhibición de arte, música con actuaciones de bandas locales y artesanías.

   Más de cuatrocientos artesanos llegan de todo el país para mostrar y vender sus productos, incluidas joyas, decoración del hogar, alimentos y atrae a una multitud de más de cien mil personas, que abarrotan el vecindario para este evento de un día. Gaby comienza a recorrer los puestos de artesanos, sin detenerse mucho en ningún lugar. En cierto momento cae en cuenta que hay demasiada gente y de repente alguien la empuja con tanta fuerza, que ella pierde el equilibrio y va dando traspiés, intentando no caer al piso, hasta que la detienen los brazos de un hombre vestido como si hubiera salido a correr, que está entre sentado o recostado con las piernas abiertas y estiradas, en el borde de la cerca de una casa, detrás del puesto de un artista que exhibe sus pinturas. 

-          ¡Opa! – dice el atractivo hombre, con voz grave.

   El desconocido emite una risa suave mientras rodea con sus brazos el cuerpo de Gaby, que además de aterrizar entre sus brazos, también lo hace entre sus piernas y se queda así, sin dar muestras de querer  soltarla. Gaby lo evalúa con una mirada, alto, un poco más de un metro ochenta, fuerte sin tener mucho volumen muscular. Es blanco, aunque se nota que ha estado sacándole provecho al verano, su piel tiene un saludable tono bronceado. Tiene el cabello castaño muy corto, casi estilo militar, ojos verde oscuro que lucen risueños, nariz recta y perfilada, labios carnosos de fácil sonrisa, por lo que puede apreciarse en las líneas de expresión que se hacen en sus comisuras.

-          ¡Mira que soy suertudo! Justo cuando estaba pensando qué podía decir, que me hiciera parecer interesante para acercarme a conocerte,  tú te arrojas en mis brazos de esta manera – dice él bajando el rostro para mirarla muy de cerca.

-          ¡No me arro... jé! – dice ella sonrojándose.

   Cuando Gaby mira de nuevo el rostro del atractivo desconocido, se da cuenta por su sonrisa y la picardía de su mirada, que él vio todo lo sucedido y solo está bromeando.

-          Por eso le di el crédito a mi buena estrella – dice él todavía sonriendo, mientras se aparta del borde de la cerca, se endereza y la rodea, colocándose  entre ella y el resto de la gente   - Vámonos de acá, antes que esta multitud termine por aplastarte.

-          ¡Pero no he visto ni la mitad!

-          No nos marcharemos, pero debemos movernos y tengo que servirte de guardaespaldas – dice él con un guiño, comenzando a caminar de lado, frente a Gaby, para abrirle camino.

   Conducida por él, Gaby llega a salvo al siguiente puesto de artesano donde puede responder a su sugerencia de ser su guardaespaldas.

-          No hace falta, no necesito guardaespaldas – dice ella y justo al terminar, recibe otro empujón por atrás, que la hace ir a parar de nuevo en medio de los brazos del hombre.

-          ¿Ves a qué me refiero? – dice él riendo – No hay manera de alejarte de mis brazos, por eso necesito mantenerte a salvo, para tener la oportunidad de conocerte mejor.  Por cierto, soy Garrett Thompson – se presenta, dejando de lado el tono de voz divertido y cambiándolo por uno muy seductor.