Dalilah le dice a Gaby que no debe preocuparse por eso, que lo más a lo que puede enfrentarse es a la envidia de todas aquellas que no pudieron atraparlo y que esas frustradas, mientras no les permita acercarse a ellos, no serán un problema para ella. Matt se desvive en atenciones con la invitada de su esposa y Dalilah le dice a que si Gaby no lo trata bien, le avise, para venir por él, haciéndolos reír a carcajadas. Gaby lo había alertado respecto al increíble humor de Dalilah y le había contado cómo solía hacerla ahogar o llorar de pura risa. Cuando Dalilah dice que se marcha para entrevistar a un posible inquilino, Matt hace los arreglos para que viaje de vuelta en el avión de la exportadora, cerrando con broche de oro esta segunda experiencia en Texas para ella. Cuando abraza a Gaby al despedirse, antes de abordar el avión, Dalilah le habla al oído.
- Tu marido me hace recordar a mi ganadero texano, era igual de atento y adorable, por fortuna no te tiene encerrada en un rancho y tú no eres una insensata inconstante como yo lo fui.
- ¡No hay nada mal en ti! – le susurra Gaby - Lo amaste sus quince minutos, espero que se haya dado por bien servido – dice riendo y haciendo reír a su amiga.
Matt también se despide con un abrazo y la planta dos besos en las mejillas, los que ella responde gustosa. Desde lo alto de la escalinata, justo antes de entrar al avión le grita a Matt que lo que le dijo de venir por él, si Gaby no lo valora, más le vale tomarlo en serio, con lo que los deja a ambos riendo. Matt abraza a su mujer y le habla al oído.
- Ya lo sabes, trátame bien, tienes competencia, esa dama es una fuerte rival.
- No te conviene – dice ella riendo – Te amaría quince minutos y te abandonaría.
- ¿Por qué dices eso?
- ¡Es su estilo! Otro día te cuento.
Desde el avión, Dalilah los ve hablando muy juntos y sonríe feliz de que finalmente su joven amiga haya encontrado alguien merecedor de su amor, que la hace feliz. Un mes más tarde Gaby recibe una llamada de Trace, después que él le dice que está saliendo con otra cantante de música country que conoció durante una gira y cree haberse enamorado, ella le cuenta sobre su matrimonio y lo próxima que está a ser madre. El vaquero la felicita por partida doble y le habla sobre un concierto que dará el siguiente mes en el anfiteatro Nutty Brown, en Austin. Cuando ella le informa que está viviendo en esa ciudad con su esposo, Trace le dice que no espera que asista al concierto en su actual estado, pero que también hará una presentación en el teatro Moody y le enviará seis entradas con asientos en primera fila, en el balcón superior, para que si quiere y puede, asista con su familia y amigos.
Cuando Gaby se lo cuenta a Matt, él dice que ya ha escuchado la canción que escribió para ella y que si bien no le da importancia al fugaz romance que ellos tuvieron, no es tan civilizado como para escucharlo en vivo cantando sobre ello, sin que le provoque partirle la cara a golpes, pero que si ella desea asistir, puede invitar algunas amistades o ir con su padre y Diedre o sus suegros. Gaby le dice que si no es con él, prefiere no ir y que regalará las entradas. En otras dos ocasiones Matt insiste en que si ella desea ver a su amigo, ir a su concierto o encontrarse con él en algún otro lugar, puede hacerlo libremente, pero Gaby no cambia de parecer. Cuando recibe las entradas, le explica a Trace que ya está en su sexto mes de embarazo, que su vientre es enorme y prefiere mantenerse tranquila, en su casa y siempre cerca de su esposo.
Lo único relacionado a su carrera que Gaby ha hecho desde que se casó y durante su embarazo, es renovar las áreas verdes del edificio de la exportadora y asesorar a Matt en la reorganización de los departamentos. Desde que ella comienza a trabajar con su esposo, ambos se dan cuenta que necesitan privacidad, la que solo podrán conseguir sacando el departamento financiero del penthouse y dejándolo para el uso exclusivo de ellos dos. Es Gaby la encargada de redecorar la oficina, el baño y transformar dos oficinas en una hermosa habitación para amarse con mayor comodidad, en consideración a su actual estado de gravidez, ya que con mucha frecuencia, el mutuo deseo los supera, no pueden esperar a llegar a casa y terminan improvisando sobre el escritorio o en un sofá de dos asientos, que obviamente también es reemplazado por uno mucho más grande, cuya comodidad no tardan en constatar.
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GABRIELLE. Un nuevo comienzo
Random¿Qué haces cuando descubres que la vida de ensueño que pusieron a tus pies diez años atrás, era toda una mentira? ¡Avanzas y te inventas otra! Las primeras cuatro de las cinco etapas del duelo, por el fallecimiento de su joven esposo, negación, ira...