Marion intercambia una significativa mirada con su hijo, quien mientras ella hablaba con su esposo, estuvo consultando sobre el tema en la web, para darle a entender que lo hablarán luego a solas.
- ¡Hay riesgos, madre! – dice Matt, apenas se quedan solos, cuando su padre baja a la bodega en busca de una botella.
- ¡Lo sé, mon chéri! Como en cualquier cirugía, pero la otra opción es no poder moverme, padecer constantes dolores, que eventualmente me harían dependiente de analgésicos, por eso no pretendo apresurarme. Tengo los nombres de los veinte mejores especialistas y pienso investigar a cada uno a fondo. Confía en tu madre siempre he sabido elegir lo más conveniente para nuestra familia.
- Es cierto, hazme saber con tiempo lo que decidas y lo que necesites.
Durante los días posteriores, Marion comienza a investigar la lista con los veinte especialistas. Lo primero que hace es averiguar en dónde se les puede localizar, escribe una pequeña nota con sus datos, la dobla en cuatro, dejando a la vista el nombre de la ciudad y la pega sobre el estado que le corresponde, en un mapa del país que el chofer le compró en una estación de servicio y ella sujetó con cinta adhesiva en una ventana de su sala de estar. Una vez hace lo mismo con todos, se da cuenta que dos de ellos están en Phoenix, Arizona, tres en Jacksonville, Florida, dos en Sherburn, Minnesota, tres en Miami, Florida, dos en Pittsburgh, Pensilvania y ocho en Boston, Massachusetts. Estos últimos en un mismo centro médico, todos ellos egresados de Harvard, eminencias en reemplazo de cadera y rodilla. Entre ellos, hay un especialista en cirugía reconstructiva para adultos.
Ni siquiera Matt podría considerar un centro médico que ofrezca mayor confianza, que el de Boston, una vez le llegue a Marion el momento de tomar esa decisión. La que sigue considerando y dándole largas mientras va memorizando todo lo que no podrá hacer después de la cirugía. Son tantas cosas que no puede evitar sentir temor de olvidar algo importante, moverse indebidamente y cometer un error irremediable. No puede depender de la memoria de Jean-Luc, que ya no es tan buena como solía ser. Sabe que puede contratar ayuda profesional para asistirla, pero hay cosas que ella podría hacer mal, sin que nadie pudiera impedirlo. Ha estado repitiendo paso a paso, una y otra vez el proceso, es su manera de prepararse para ese momento. El día de la operación o al día siguiente, podrá levantarse de la cama con ayuda y aprender a caminar con un andador o con muletas.
Probablemente estará hospitalizada cuatro o cinco días, al menos eso espera, hasta que sea capaz de sentarse y pararse en forma segura, vestirse, usar el baño, bañarse y usar las escaleras. Desde el inicio de la recuperación, debe mantener un almohadón entre las piernas para tener la nueva cadera en la posición correcta y no puede acostarse de lado. Seguramente le pondrán una sonda que le permita vaciar la vejiga sin tener que levantarse y estará usando medias de compresión para ayudar a prevenir la formación de coágulos de sangre o tal vez tenga mangas de compresión en las piernas, de las que aprietan y liberan la parte baja de las piernas para ayudar a mantener la sangre circulando. Debe evitar girar a la altura de la cadera, mantener los hombros, las caderas, las rodillas y los pies apuntando hacia adelante.
No podrá flexionar la cadera más de noventa grados, es decir, no deberá inclinarse hacia adelante mientras está sentado, ni inclinarse para ponerse medias ni zapatos. Deberá ser muy cuidadosa al levantarse de la cama o al acostarse, al subirse o bajarse de un auto, porque ninguna pierna podrá cruzar el centro del cuerpo hacia la otra pierna, aunque no sienta dolor, no podrá cruzar las piernas, un hábito arraigado en ella, ni siquiera los tobillos. Tampoco podrá caminar, ni inclinarse hacia atrás, ni girar las piernas demasiado hacia afuera y solo podrá conducir, cuando el médico lo indique. Al diario dedica tiempo a memorizar cada detalle de lo que puede o debe hacer o no hacer. Una vez se siente segura de haber cubierto ese punto, comienza a realizar los cambios en su habitación, lentamente, para ir haciéndose a la idea y acostumbrándose a esos cambios.
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GABRIELLE. Un nuevo comienzo
Random¿Qué haces cuando descubres que la vida de ensueño que pusieron a tus pies diez años atrás, era toda una mentira? ¡Avanzas y te inventas otra! Las primeras cuatro de las cinco etapas del duelo, por el fallecimiento de su joven esposo, negación, ira...