CAPÍTULO 31 No todo puede dejarse al azar

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   Al colgar la llamada, Gaby se ríe sola pensando que nunca antes había tenido sexo telefónico, así que puede decir que lo que acaba de hacer, es otro objetivo logrado. Clive le escribe el día siguiente en la noche, cuando llega a la ciudad para contarle que su primo se vino con él, pero regresa el jueves a Oxford, por lo que no alterará los planes de ambos. El fin de semana tacha en su lista mental de objetivos, otro par de cosas que nunca había hecho. La primera cuando Clive hace y enciende un porro enorme, casi del tamaño de un tabaco cubano, para que lo fumen los dos. Usa toda la yerba que su primo compró mientras estuvo allí y no pudo consumir porque él lo estuvo llevando a todos lados,  a conocer la ciudad. Al parecer la dejó olvidada junto al tarro del café en la cocina, Gaby está segura de no haberse reído tanto, por nada, nunca jamás en su vida.

-          No me colocaba con yerba, desde la universidad – confiesa él, sonriendo con expresión algo tonta.

-          ¿Te drogas con otras sustancias?

-          Probé algunas el año pasado en el club, pero prefiero estar en control. Necesito sentirme en confianza, como me sucede contigo. para que no me importe perderlo.

-          ¡Quiero follar...  – dice ella de repente –...  pero también tengo mucha hambre! ¿Podemos follar comiendo? – y ambos ríen como tontos, durante mucho rato. 

   El otro objetivo para tachar es cuando animada por el efecto de la yerba, se anima a probar la doble penetración, algo que ni siquiera pensaba que fuera humanamente posible, ya que nunca lo vio en las escasas películas porno que ha visto.  Clive le pide que se arrodille, él hace lo mismo a su espalda y rodeando la cintura de ella con sus brazos, comienza metiendo y sacando a Chuck en su vagina, cuando está muy excitada, la empuja un poco hacia delante, para enterrarle la polla en el ano y comenzar a moverse al mismo ritmo que mueve a Chuck, mientras la sujeta únicamente por un seno. Aunque debe hacerlo con lentitud, por lo pequeña que es Gaby, la hace gritar de placer al alcanzar el orgasmo.

-          Algo más de lo que no arrepentirme – le dice ella el día siguiente, mientras desayunan desnudos en la cocina – Aunque no sea algo que pueda hacer con frecuencia. Creo que hoy tendré problemas para sentarme con normalidad.

-          Tal vez no debamos hacer nada más, al menos por hoy.

-          ¿Cómo? ¿Y perder un día? – dice alarmada - ¡Oh cielos! ¡En verdad me perviertes! Follar contigo puede ser la perdición de cualquiera.

-          Por eso no lo hago con ella – dice él riendo – Lady Cualquiera y yo nunca nos hemos sentido atraídos uno por el otro.

-          Hace tiempo quiero comentarte algo. Parece que te encantan los senos, pero cuando Colette estuvo con nosotros, puede notar que casi no tocabas los de ella.

-          No es que me encanten los senos en general, me fascinan los tuyos – dice tomando cada uno con una mano - Es casi una obsesión que se me ha desarrollado por ellos. Son naturalmente hermosos y perfectamente simétricos  ¿Acaso puedes imaginar lo poco común que es eso?

-          No sabía que fuera poco común.

   Sin soltarlos, ni dejar de besarlos, lamerlos y succionarlos, Clive parece estar hablándole más a sus senos que a ella misma, intercalando caricias entre sus murmullos.

-          ¡No son para nada comunes! Especialmente por su naturalidad. No me entusiasman los senos operados como los de Colette y no soporto el aspecto de globo que adquieren algunos. La firmeza suave, la forma redonda y curva de los tuyos...  – dice poniendo sus manos bajo los senos de Gaby, como sopesándolos -... con el tamaño ideal y estos deliciosos y pequeños pezones rosados que apuntan hacia arriba, como dos suaves puños con pulgares en alto indicando estar de acuerdo, no es para nada común, por eso me enloquecen.

GABRIELLE. Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora