En cierto momento. Matt temió que esa mujer terminaría lastimándose, pero luego se dio cuenta que no era la primera vez que ella hacía algo semejante. Aunque él se considera a sí mismo bastante sano sexualmente, conoce muchas prácticas inusuales que gustan a algunas mujeres y puede desempeñarlas con habilidad para complacerlas, no son especialmente de su agrado y no requiere de ellas para excitarse, ni para alcanzar el clímax. No critica ni condena a nadie, pero él no podría tener una pareja sexual con, como lo dijo la amante de su hermano, particulares necesidades sexuales. Si alguien necesita sentir dolor mientras lo follan o quiere tener sexo con una botella mientras la asfixian, es su problema, su placer o su perjuicio, pero él prefiere que lo haga fuera de su vista y de su cama.
Le parece normal que las mujeres se masturben, es más, encuentra placentero verlas haciéndolo, no pone reparos a que usen para ello consoladores, vibradores y demás gadgets eróticos. De hecho, él mismo las ha hecho disfrutar usándolos con algunas de ellas que se lo han pedido, en más de una oportunidad. Vibradores de doble acción, que estimulan vagina y clítoris, vibrador de panty con control remoto, succionadores de clítoris y pezón, tapones anales, etc. Cualquier cosa que sea segura y sirva para darles placer, sin que represente ningún riesgo para ellas, él está bien dispuesto a usarlo con ellas. Hasta bolas chinas, aunque sabe que estas no son consideradas juguetes sexuales, sino accesorios de uso vaginal que tienen el exclusivo fin de fortalecer y tonificar el suelo pélvico y permiten desarrollar un mejor control de la vejiga, reduciendo los rasgos de incontinencia urinaria o fecal.
El caso es que la vibración de la pelota dentro de la bola cuando hay movimiento sensibiliza la zona, estimula conexiones nerviosas de las paredes vaginales y aumenta la toma de conciencia de sensaciones, lo que se traducen en un mayor placer y en definitiva, a las mujeres les encantan, que es lo único importante del asunto. Lo que nunca estaría dispuesto a hacer porque no está en su naturaleza, ni aunque una mujer se lo pidiera, es golpearla, estrangularla o infringirle daño alguno. Está seguro que de sucederle algo semejante, perdería la erección y todo el interés en intimar con la mujer en cuestión. Sin dudarlo se vestiría y se marcharía de inmediato.
Todo esto está dando vueltas en su cabeza, mientras Jean-Luc intenta despertar su interés en el desarrollo de la nueva vid, contándole los grandes planes que tiene para ella y al no lograrlo, lo incita a que vaya a buscar a Gabrielle, como si no fuera lo que él más desea hacer en su vida. Cuando ella se marchó, él le prometió dejarlo todo e ir a ayudarla si lo necesitaba, pero en realidad está dispuesto a olvidarse del resto del mundo e ir tras ella, solo si lo llama y le dice que quiere verlo, tal como lo haría un adolescente sin responsabilidades. Se siente un poco patético por pensar de esa manera a su edad, no es algo que se atrevería a confesar en voz alta, pero no le queda más remedio que aceptar que esa es su realidad. Cuando Gabrielle está de por medio, ella lo absorbe todo y él le pertenece en cuerpo y alma.
Mientras escucha hablar a su esposo, Marion mira a su hijo, ve sus reacciones, escucha sus respuestas y ve en sus ojos la tormenta que parece estar gestándose en su interior, luego se levanta y se aleja lentamente en dirección a su habitación, apoyada en un bastón que últimamente ha estado usando con mucha frecuencia. No quiere romper en llanto frente a ellos, pero no puede evitar ser sensible y sentirse afectada por el sufrimiento de su hijo mayor. Cuando Jean-Luc le contó que había hecho rastrear a Gaby, ella creyó ver una oportunidad para que él pudiera ver realizado su amor, pero por lo que lo escucha decir hoy, se da cuenta que el mayor problema no es saber en dónde se encuentra o no tener cómo comunicarse con ella. En la sala de estar de su habitación, piensa que es en definitiva Gaby, quien no quiere relación alguna con su familia, de la que su Matty es en la actualidad el pilar principal.
Imagina que ella debe estar muy herida y que no solo está huyendo del recuerdo de su desdichado matrimonio, también de cualquier cosa que pueda recordárselo ¿Qué podría hacerlo con mayor frecuencia, que su propia familia? Mientras el llanto corre por sus mejillas, piensa que el amor de su primogénito parece estar condenado al fracaso.
ESTÁS LEYENDO
GABRIELLE. Un nuevo comienzo
Random¿Qué haces cuando descubres que la vida de ensueño que pusieron a tus pies diez años atrás, era toda una mentira? ¡Avanzas y te inventas otra! Las primeras cuatro de las cinco etapas del duelo, por el fallecimiento de su joven esposo, negación, ira...