Es de hecho ese discurso de su padre, que aún retumba en su cabeza, lo que hizo pensar a Gaby en llevar a cabo este viaje que está emprendiendo. Necesita explicarle que se tomará un tiempo a solas para por fin hacer, lo que debió hacer antes. Que quiere probarse que puede salir adelante sin montarse sobre los hombros de nadie, pero no quiere llamarlo desde el camino, lo hará cuando se detenga en algún motel de carretera a pasar la noche. Su larga cabellera roja llama la atención de algunos conductores, quienes le gritan algunas estupideces al pasar, lo que ellos creen que son cumplidos. Decide recoger su melena y hacerla desaparecer dentro de la gorra de Matt, que por fortuna le queda holgada, antes de sentarse sobre el maletero de su auto a observar el entorno y comer lentamente una deliciosa barra energética de cereales, frutos secos y miel.
Cuando termina de comer la barra energética, desecha el envoltorio en el contenedor de basura junto a la tienda, enjuaga sus dedos con un poco del agua embotellada que compró, seca sus manos, enciende el auto, hace rugir el motor y toma rumbo a Dallas. Espera estar allí a mediodía, a más tardar, buscar donde comer un suculento almuerzo, un sitio limpio, cómodo y seguro para pasar la noche y continuar hacia Arkansas muy temprano el día siguiente. Nada en el camino a Dallas llama su atención, tanto como para detenerse. Después de haber vivido tantos años entre Wichita y Arkansas, cuando estudiaba y luego, al mudarse a Austin, conducir o ir como acompañante de algún Fontaine por la interestatal treinta y cinco en incontables ocasiones, ya conoce todas las ciudades desde Pflugerville hasta DeSoto, además, su intención es abandonar Texas lo más rápido posible.
En Dallas se detiene en una farmacia a comprar algunas cosas de aseo personal, pregunta a la joven cajera por un lugar donde se coma sabroso y que no sea muy costoso, comenzando a comportarse como cuando era una estudiante universitaria y no conocía la vida sin límite de gastos, lo que tendrá que hacer en lo sucesivo o al menos, al inicio de su nueva vida. La chica le habla de un agradable restaurant que está a un par de cuadras de distancia, frente a un pequeño, limpio y tranquilo motel propiedad de sus tíos que también le recomienda. Le dice que si va a quedarse algunos días, puede hablar con su tía y ella puede prepararle las comidas, porque es una gran cocinera, también le explica que las habitaciones tienen calefacción y aire acondicionado, con lo que Gaby ve solucionadas sus necesidades más importantes de esa noche.
Después de comer con mucho apetito una gruesa rebanada de meatloaf¹, acompañada con vegetales salteados, papas asadas bañadas con salsa de queso y beber un jugo de naranja recién exprimido; se acerca al motel y desde la habitación número siete, realiza la temida llamada a su padre, que resulta ser menos difícil de lo que pensaba. Le cuenta sus planes sin mencionar por vergüenza lo que supo de Ben y mucho menos que antes de partir, se dio un revolcón fenomenal con su cuñado Matt, el que probablemente seguirá humedeciendo su ropa interior al recordarlo y tendrá que esforzarse durante mucho tiempo para no caer en la tentación de usarlo como motivación para masturbarse. Quizás algún día le confíe a su padre lo primero, pero lo segundo, es un secreto que no compartirá con nadie, nunca, jamás, por mucho tiempo que pase.
Brian Kelly no le hace recriminaciones por lo que le dijo en el pasado, ni siquiera lo menciona, pero apoya con agrado la decisión de su hija de apartarse de los Fontaine, ahora que enviudó, ya que desde el principio toda esa familia le pareció muy posesiva. Afirma estar seguro que ella descubrirá y recorrerá su verdadero camino, pero le pide que no vacile en pedirle ayuda de ser necesaria. Luego llama a Matt para agradecerle de nuevo toda su ayuda. Le cuenta sobre la conversación que sostuvo con su padre y la confianza que él tiene en que todo resultará bien para ella. Se lo dice para tranquilizarlo, mientras le asegura que estará bien y regresará cuando esté aún mejor, sin importar cuánto tiempo le tome.
- Espero que no te tome mucho tiempo. Después de anoche, no sé cómo podré sacarte de mi cabeza – le dice él en un susurro.
- ¡Estar contigo fue increíble! Gracias por hacerme sentir especial.
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GABRIELLE. Un nuevo comienzo
Random¿Qué haces cuando descubres que la vida de ensueño que pusieron a tus pies diez años atrás, era toda una mentira? ¡Avanzas y te inventas otra! Las primeras cuatro de las cinco etapas del duelo, por el fallecimiento de su joven esposo, negación, ira...