34.

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Doyoung se cubrió con las sábanas mientras veía a Ten dormido al lado suyo, después de haber tenido relaciones se habían dado una ducha rápida, su novio solo se puso ropa interior mientras que él decidió ponerse el pijama.

No podía creer que realmente lo había hecho.

No estaba seguro de cómo se sentía, claro, lo había disfrutado, el solo recordar como se sintió tener a Ten en su interior, sus mejillas se pintaban de rosa y se volvía tímido.

Es que nunca pensó que realmente iba a suceder algún día, por mucho tiempo había tenido muchos tipos de emociones encontradas con respecto a los actos sexuales, de niño le repugnaban pero a medida que fue entrando a la adolescencia comenzó a darle curiosidad, también lloró mucho cuando descubrió su preferencia sexual.

Le daba asco porque no podía evitar pensar que a diferencia de estar en la posición de su padre, a él le gustaría estar en la de su madre.

Se cubrió aún más con las sábanas, tímido y avergonzado, se había tocado a sí mismo muchas veces pero nunca lo había hecho pensando en Ten, su mente siempre se llenaba de Johnny, y ahora todo había pasado tan rápido que su cabeza borró la presencia de Johnny y se enfocó solo en Ten.

Ten, con su cabello negro y húmedo, sus ojitos gatunos mirándolo fijamente al igual que una presa, sus labios rojos de tanto besarlo y chuparlo en todas partes, desnudo, tomándolo.

Cerró los ojos, mordiéndose el labio inferior, comenzaba a sentir calor luego de recordar los sucesos de la noche anterior.

Soltó un gritito cuando Ten se aferró a él, sorprendiéndolo—buenos días, conejito—ronroneo Ten, besándole la mejilla—¿cómo te sientes? ¿Te duele algo?

Doyoung abrió los ojos y se encontró con el hermoso rostro de Ten, hizo un pucherito y negó con la cabeza—no me duele nada—susurró.

—hmm—Ten tarareo, abrazándolo y deslizando la mano por su vientre, sobre el pijama, Doyoung se sorprendió cuando la fue deslizando más hacia abajo.

—Te-Tennie—chilló.

Su novio sonrió travieso, besándolo—creo que encontré mi lugar favorito en el mundo, anoche se sintió tan bien—gimió cerca de su oído—¿te gustó?

Doyoung se cubrió la mitad del rostro con las sábanas, asintiendo—sí, se s-sintió muy bien—Ten rio, metiéndose debajo de la sábana para continuar viéndolo.

—comienzo a emocionarme.

Los últimos días de vacaciones estuvo encerrado junto a Ten en su hotel, descubrió muchas cosas, entre ellas que el sexo era muy adictivo y que una vez que lo hacías bien una vez, luego querrías probarlo una y otra vez. Nunca pensó que podía ser tan lujurioso.

Pero no podía evitar disfrutar la forma en que se perdía en el placer cuando Ten lo penetraba y golpeaba sin pudor su próstata, haciéndolo perder el sentido de la razón y logrando que pueda simplemente no pensar, le encantaba.

Le daban cosquillas, su cuerpo se sentía cálido y cuando Ten lo abrazaba luego de hacer el amor, desnudos y todavía lleno de fluidos, se sentía protegido y querido.

Cuando Ten salía a hacer algunas compras específicas y Doyoung se quedaba solo en el aquel cuarto, pensaba en lo sencillo que sería si las emociones solo fueran de placer, entonces nunca tendría que sentirse solo con sus propios sentimientos.

Sabía que no podía esconderse detrás de Ten toda la vida aunque sería un placer hacerlo pero eventualmente debería pasar tiempo con su familia, enfrentar a su padre sin la compañía de Ten y sobre todo, ver a Gong Myung.

InternadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora