42.

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En la madrugada seguía lloviendo, si Doyoung era honesto, lo prefería, porque de algún modo los días lluviosos y nublados le recordaban a sí mismo y le hacían sentir más cómodo.

Johnny se preparó primero, y mientras esperaba que él se terminara de vestir, miraba por la ventana, no se dijeron nada entre ellos pero no le hizo sentir ansioso porque tampoco es como si tuviera algo para decirle, solo se sentía vergüenza.

En el taxi tampoco hablaron, solo vieron las gotas de deslizarse por las ventanillas, Johnny le hizo entrar primero y luego se fue en el taxi a dar otra vuelta, dijo que podía pagar la tarifa, así que no debía molestarse en pagarla. Entró a el internado con los hombros caídos, hacia frío y el hombre de seguridad ni siquiera lo revisó, algo que le pareció sumamente extraño, él solo le preguntó si era Kim DongYoung y luego le dejó entrar sin demasiadas vueltas.

El llegar a su habitación fue un alivio dentro de todo y jamás pensó que realmente fuera a sentirse así, pero recostarse en su cama y cubrirse con las mantas le dio algo de consuelo.

No podría olvidar la pasada noche pero sabía que todas sus acciones eran crueles y despiadadas, no solo con Johnny sino que con él mismo también, cada pequeña cosa que hacía para mantenerse más cerca de Johnny le dolía como si un cuchillo estuviera en el interior de su abdomen.

Fingió estar enfermo a la siguiente mañana, Kun llamó a la enfermera y ella solo encontró que tenía un poco la temperatura elevada pero le hizo el aguante y dijo que estaba por coger un resfriado, así que logró que le permitieran no asistir a las clases.

Lo único que hizo fuera envolverse aún más en las mantas, cerrando los ojos con fuerza, quería estar solo y dormir.

Pero ni siquiera podía conciliar el sueño, su mente estaba llena de pensamientos y decidió hacer algo dejar que la ansiedad lo consuma.

Iba a pedirle un tiempo a Ten.

Sin embargo, ni siquiera eso pudo hacer porque Ten se metió a la habitación  y luego se acostó a su lado—me escapé de mi clase diciendo que tenía dolor de estómago, no te veo desde hace tanto, te extrañé como no tienes ideas—él dijo, abrazándolo.

Doyoung tenía los labios agrietados, el solo moverlos hacia que le dolieran—Ten...

—me encontré con tu padre—cuando dijo aquello, el corazón se le detuvo por un segundo, volteándose para verlo, aterrado—hey, no tengas miedo—rio Ten, acariciándole la mejilla.

Vio una sonrisa divertida en Ten y eso le ocasionó escalofríos—¿de qué hablaron?—preguntó temeroso.

—nada en particular, él dijo que quería que cenaramos juntos pronto, en nuestro próximo día libre, dice que tiene grandes planes con nuestro noviazgo—volvió a reír, acercándose para besarlo.

Pero Doyoung intentó apartarlo, dejando sus manos sobre el pecho de Ten para impedir que se acerque más—estoy... estoy enfermo...

—esas cosas no me importan—contestó Ten, sujetándole las manos para acercarse y finalmente besarlo—te amo.

—¿cómo es que tú y mi padre se han vuelto cercanos?—Doyoung se sentía agotado, las pestañas le pesaban al igual que el cuerpo incluso cuando estaba acostado.

Ten rio, abrazándolo, enterrando su rostro en su pecho—bueno, planeo morir a tu lado, así que tenía que encontrar una manera de ser cercano a él ¿cierto? ¿No te agrada? A partir de ahora, él ya no te molestará nunca más—Ten se separó, llevando sus manos a los costados del rostro de Doyoung, mirándolo fijamente—yo... no soy un príncipe pero haré todo por ti.

InternadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora