11.

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A pesar de que su familia era vista y reconocida como un emblema de éxito y unión, Doyoung estaba seguro de que ni una cosa ni la otra tenían que ver con la familia. Su padre era exitoso por su propia cuenta, era su propio pilar y fortaleza y no estaba capacitado para serlo emocionalmente para los demás, es más, si pudiera decirlo en voz alta entonces lo diría; su padre era una figura paterna abandónica, posiblemente no supiera ni siquiera el día de su cumpleaños y si pudiera nunca le llamaría por su nombre, podía estar allí pero Doyoung solo sentía frío y odio cuando lo veía, sin hablar que del odio también viene una gran cantidad de miedo y decepción.

Su madre tampoco era un ejemplo, ella estaba encerrada en sus propias fantasías, siempre victimizandose, queriendo lucirse ante los demás como algo que claramente no es.

Y su hermano, Doyoung no sabe a cuál de todos los integrantes de su familia odia más pero si pudiera elegir a uno para desaparecerlo  por un segundo y obtener un instante de paz entonces ese sería su hermano.

Subió el volumen de la música y de pronto sintió que alguien le quitó los auriculares, abrió los ojos y se encontró con Ten.

—así el dolor de cabeza nunca desaparecerá.—dijo el chico, sentándose en la orilla de su cama.

Doyoung suspiró y se acomodó de lado, sus piernas ya no dolían pero las sentía pesadas y de hecho, no tenía ganas de levantarse de la cama—¿qué?

—¿tengo que tener un motivo para ver a mi novio?—Ten arqueo una ceja y Doyoung hizo una mueca, cubriéndose bien con las mantas.

—te lo estás tomando demasiado en serio, no vale la pena.

Ten observó los ojitos finos y alargados de Doyoung, parecían delineados pero solo eran sus pestañas oscuras, tenía una expresión de resignación absoluta y eso le estrujó el corazón—¿no quieres hablar conmigo de lo que va mal? Bueno, no soy muy bueno encontrando soluciones a problemas que no sean ejercicios escolares pero puedo hacer el intento.

No pudo evitar sonreír y volver a acomodarse en la cama, estirándose perezosamente como un gatito—la vida apesta, Ten ¿por qué te gusto? Soy patético, en lo único que soy bueno es en jugar a las cartas y el otro día perdí contra Sicheng.

Cuando Ten le acarició la mejilla, Doyoung no pudo evitar encogerse como un animalito que podría ser atacado, vio el brillo herido en los ojos negros de Ten y también sabe que él vio en sus propios el miedo de ser dañado, la mano suave y cálida de Ten le acarició la piel con ternura, a Doyoung los ojitos se le cristalizaron y su corazón golpeó con fuerza contra su pecho.

Quizás fuera porque no estaba acostumbrado a recibir muestras de amor o cariño, que su corazón se sintió tan regocijado con tan pequeño gesto.

No era una persona querida, lo sabía, la mayoría de las veces se sentía solo y abandonado en el mundo, conocía la humedad en sus mejillas por las lágrimas para que el tirón de sus comisuras por risas.

Por eso cuando Ten se inclinó y lo beso con apreciación y cariño, no pudo evitar sentirse vulnerable, porque nadie nunca lo había amado y con el amor vienen otros tipos de miedos, sobre todo para alguien que no sabe lo que es ser amado y que persigue toda la vida la aprobación de los demás y encajar en cualquier sitio incluso si no se siente cómodo.

Doyoung que había deseado pasar por desapercibido, que solo quería agachar la cabeza y no cometer ningún error.

El Doyoung que no encontraba ningún lugar en el mundo.

De pronto encontró un pequeño asiento en un tren desconocido y ojalá pudiera llevarlo a diferentes destinos.

Y ojalá amar fuera tan fácil como abrirle su corazón a la primer persona que decidió amarlo.

Dicen que aceptamos el amor que creemos merecer, yo diría que aceptamos lo creemos que el amor es, por un momento mientras se dejaba besar por Ten, pensó en Johnny, distante, ajeno, sin siquiera notarlo en el camino, Johnny podría ser así de indiferente con él para toda la vida y Doyoung continuaría ilusionado con que es amor, porque está seguro de que es eso, porque vivió toda su vida en un ambiente en donde eso significó amor.

Sus lágrimas calientes y gruesas cayeron por sus mejillas, sollozando entre los labios de Ten, cerrando los ojos con fuerza.

—¿no te gustó?—Ten le preguntó preocupado, intentando limpiar sus lágrimas.

No significa que seamos tontos o malas personas por perseguir cierta clase de atención y amor, solo estamos demasiado dañados como notar que eso no es sano, tan desesperados por recibir de otra persona la atención que quisiste recibir de una figura familiar.

No puede alcanzar un amor inalcanzable  y por eso las personas tienden a obsesionarse con ello.

No quería ser una de esas personas, uno de esos personajes de los cuentos que tienen almas puras y terminan convirtiéndose en villanos pero mientras la luz de Ten lo cegaba, continuaba sintiendo que algo oscuro crecía en el interior de su corazón.

—me gustó—mordió su labio inferior y finalmente abrió los ojos, porque si era honesto, la presencia cálida de Ten era un abrazo que había estado pidiendo a gritos.

Pero no podía evitar desear que fuera otra persona, que fuera otra situación, que fuera otra vida.

¿Cómo siquiera podía pensar en querer cuidar y proteger algo cuando ni siquiera sabía si tenía el compromiso de hacerlo?

Se incorporó, secando sus lágrimas, Ten aprovechó el momento y lo abrazó—estaré aquí contigo, confía en mí, te demostraré que soy el mejor candidato que vas a conocer en toda tu vida.

Doyoung rio divertido y apoyó su frente en el hombro de Ten—¿haz pensado en como en otra parte del mundo, otras personas están diciéndose lo mismo?

—¿a qué te refieres?—curioso, Ten lo abrazó más fuerte, trazando espirales invisibles en su espalda.

—que las relaciones son tan repetitivas y frágiles, y aún así son tan especiales una y otra vez para cada persona ¿crees que los amores no correspondidos igual sean así de especiales en todas partes del mundo?—Doyoung se separó del agarre de Ten y lo miró fijamente, esperando esperanzado una respuesta.

—seguro, si no correspondes mis sentimientos, serás especial toda mi vida, preguntándome por qué no fui suficiente cuando claramente lo soy.—Ten sonrió suavemente, no fue una de sus sonrisas arrogantes ni mucho menos burlonas, fue una sonrisa triste.

Como si en el fondo él supiera la verdad.

Y se preguntó qué clase de amor perseguía Ten.

Y también se dio cuenta de algo, estaba siendo encasillado en un ideal que se veía incapaz de cumplir.

Nota: me encuentro sumida en una inmensa tristeza y me vi en la necesidad de plasmarlo en internado.

InternadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora