44.

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En las películas de romance suelen decir que el amor es el camino a elegir.

¿Qué tan difícil puede ser poder escoger ese camino? Peor aún ¿es posible escogerlo y que el amor no esté allí?

Ten miró fijamente a Doyoung y vio como se ponía el anillo, dejando caer lágrimas. Quisó preguntarle si estaba bien pero no quería humillarse a sí mismo delante de nadie, y en el fondo tampoco quería que Doyoung lo humillara, sí, lo amaba pero no más que a su orgullo, así que solo sonrió y le tomó la mano.

El señor Kim le había hablado de Doyoung y Ten había asumido que no conocía a su propio hijo, decía cosas de él que Ten ni siquiera pensaba que se relacionaran con su novio, se llenó la boca diciendo que Doyoung era idéntico a su madre, fingía no ser inteligente, no saber tomar decisiones y optaba mantener una imagen en donde todos los demás hicieran las cosas por él, no le gustaba asumir responsabilidades y era malicioso.

En un momento Ten había pensado que Doyoung era un poco ingenuo pero recientemente lo veía más astuto de lo normal, porque él sabía que podía tratar con el señor Kim, podría haber elegido a Lee Taeyong pero Taeyong nunca podría conseguir la aprobación de Kim, no porque no fuera digno, sino porque le faltaba estabilidad, Taeyong podía fingir tener todo bajo control pero era un tiro al aire.

Viendo la reacción de Doyoung ante el anillo, podía comprender que no era lo que esperaba y no era lo que quería, y eso le rompió un poco la dignidad, haciendo que se apoye en el respaldo de la silla y mire hacia otro lado.

No quería ver a la familia Kim, a pesar de que sabía que ninguno de ellos podía deducir con exactitud lo que Doyoung sentía o pensaba.

Bueno, nadie podía realmente hacerlo.

No le gustó sentirse como una tarjeta de pasada que lo sacó de apuros la vez pasada, además Doyoung nunca le contó qué había sucedido.

—Bien, una final feliz para ti ¿no crees?—El señor Kim le preguntó a Doyoung cuando los acompañó al auto.

Doyoung solo asintió, despidiéndose, él pasó de largo, no saludó a su madre y Ten suspiró, el ambiente de la familia Kim había sido tan denso que honestamente prefería no verlos otra vez pero el padre de Doyoung iba a estar respirando en el cuello de su relación en todo momento, porque más allá de haber conseguido un gran compromiso, todavía era un hombre ambicioso que deseaba que Doyoung se pusiera bien los pantalones y tomé las riendas de la empresa en cuanto pudiera.

No pudo evitar suspirar cuando volvían en el auto, había imaginado esta cena mucho mejor, la idea inicial era pasar la noche juntos en un gran hotel, y sin embargo, Doyoung ni siquiera estaba mirándolo.

Y tenía en una misma dos anillos de compromiso.

—hoy no me siento bien—susurró Doyoung cuando se despidieron con un beso en el ascensor.

Ten solo pudo apretar los puños con sutileza, volviendo sus nudillos blancos—sabes que puedo hacerte feliz—dijo como quien busca un motivo para que todavía le sigan teniendo afecto.

—lo sé, gracias.

No quería un "Gracias", el amor no se agradecía, el amor tenía que ser recíproco sino no tenía sentido, no lo tenía para Ten.

Doyoung no miró hacia atrás mientras el ascensor de cerró con Ten dentro de él, solo caminó hasta la puerta de su habitación, cuando entró, Kun ya estaba durmiendo así que solo se cambió de ropa y miró su celular, buscando entre sus contactos que no estaba agendado con su debido nombre.

Dejó ambos anillos sobre el escritorio y salió nuevamente del cuarto, con movimientos discretos, en su camino hacia la sala vacía no se encontró con nadie y las luces estaban en su mayoría apagadas, así que cuando entró y vio a Johnny ya esperándolo, solo mordió su labio inferior.

Sentía los contornos de los ojos pesados, había estado llorando delante de todo el mundo en el restaurante pero ya no le importaba porque todo el mundo sabía que era un llorón.

—¿qué querías decirme?—Johnny tenía puesto un abrigo de peluche que Doyoung acarició con las yemas de sus dedos, cerrando los ojos con fuerza.

Se sentó junto a Johnny sobre el escritorio viejo, era entrada en la noche así que no se oían demasiados ruidos, por no decir, que no se oía nada.

Su pierna rozaba con la de Johnny, sus tamaños corporales eran muy distintos, incluso cuando sus hombros chocaban, todavía había una clara distinción entre ambos.

—lo siento—dijo.

Johnny le miró y Doyoung ya estaba llorando otra vez.

—quería que me vieras—sollozó, temblando—pero soy muy feo y tonto, no sabía como lograrlo sin ser ridiculizado. Me dijiste que tenía que decir lo que sentía o eventualmente me haría daño—Doyoung tomó la mano de Johnny y la sostuvo contra su pecho—lo siento, de verdad lo siento, todavía te quiero solo para mi pero ya no puedo hacerlo, he sido muchas cosas horribles en mi vida pero nunca quise ser una horrible en la tuya.

—no eres una cosa horrible en mi vida—Johnny dijo, intentando entrelazar sus dedos con los de Doyoung pero él no se lo permitió—no eres feo para mi.

El que Doyoung levantará la mirada y lo viera con sus finos y alargados ojos negros le aceleró el corazón, él sonrió entre sus lágrimas—h-hice todo mal—sollozó—no puedo continuar—Doyoung le soltó la mano y lo abrazó con fuerza, en un otro momento, Johnny solo se habría quedado estático sin devolverle el gesto pero lo sintió en su corazón, otra vez había perdido.

Era la segunda vez en su vida que perdía en el amor pero había estado seguro de que esta vez sería escogido.

Tenía la certeza de que nadie podía abrazarte tan fuerte sino te amará tanto.

Johnny rodeó la pequeña cintura de Doyoung y lloró contra su hombro—no eres feo—repitió—no eres una cosa horrorosa, eres como un panecillo de crema para mi.

No se trata de grandes expectativas que no podía cumplir, sabía palabras que podían prometerle el mundo y todas las lunas existentes en la galaxia pero Doyoung también debía saberlas, podía decirle palabras reconfortantes como "estaré aquí", "te amaré aunque no me ames" pero posiblemente Doyoung ya las había oído.

Porque todas las promesas de amor se oían trilladas para decirlas a Doyoung, él no necesitaba que otros le prometieran la luna y las estrellas, él necesitaba conseguirlas por sí mismo.

Un panecillo de crema, habían diferentes sabores y los había de grandes y reconocidas reposterías, algunos llevaban  ingredientes de mayor calidad, estaban hecho por profesionales especializados en la materia, utilizaban elementos avanzados para llevar a cabo una mejor composición y aún así, Johnny siempre elegía el panecillo de crema de la máquina expendedora.

Porque no se trataba de dónde venía ni que marca tenía.

A Johnny me gustaba su sabor, demasiado dulce para cualquier paladar promedio, demasiado blando, demasiado ordinario.

—lo siento—dijo nuevamente, había perdido la cuenta de la cantidad de veces que se había disculpado.

—está bien, te perdono—susurró Johnny, acariciándole el cabello lacio y negro, enredando sus dedos en él—perdóname también.

—¿por qué?—Doyoung tenía el contorno de sus ojos rojos, mirándolo con esa expresión de que el mundo se acabó.

—por no haberte visto primero y por ser pobre—rio casualmente, como si no doliera.

Así, su historia de amor terminó un día de lluvia después de su declaración de compromiso en frente de sus padres.

Nota: chan chan chan chan, ustedes creen que el final este decidido?

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