58

1K 252 153
                                    

Lleno de globos y decoraciones, la pequeña casa de la familia de Sicheng se llenó de risas, era la primera vez en todos los años que conocía a su mejor amigo que festejaba su cumpleaños con él, con Kyari le compraron tres pasteles diferentes, cada uno de los que eran sus favoritos, Doyoung le compro diez obsequios de la emoción que tenía y Kyari le trajo montones de regalos de su viaje a Paris. 

La madre de Sicheng estaba tan impresionada y avergonzada, fue una fiesta pequeña, solo los padres de Sicheng y ellos pero fue tan divertida, Doyoung era tan feliz pudiendo celebrar en la casa de su mejor amigo. 

Y caminaron por la muralla en donde tanto Kyari como Doyoung habían oído sobre la historia de amor entre Sicheng y Jaehyun, el cual por sus cargas horarias no había podido asistir a su cumpleaños pero en el fondo, Doyoung agradecía que no estuviera, no tenía el valor para mirarlo a la cara o peor, para escuchar sus aventuras con John. 

Le había costado tanto recuperarse de todo el remordimiento y dolor que aquella obsesión le dejó. 

Recordaba aquéllos días como una pesadilla, quería borrar todos esos recuerdos. 

pero incluso las cosas malas formaban parte de la persona que era. 

—pensar que pudimos haber sido amigos desde el primer día, éramos tan tontos—Kyari dijo, caminando lentamente mientras observaba los arboles florecidos. 

—estábamos todos atravesando diferentes cosas, fue bueno que al menos pudiéramos haber coincidido.—fue el turno de Sicheng de hablar. 

y Doyoung les sonrió a ambos—ustedes son mis primeros amigos, estoy tan agradecido con tenerlos en mi vida. 

Las despedidas eran difíciles pero había algo peor que una despedida y eso era nunca haber podido decir adiós. 

Todos los días aprendía algo nuevo desde que tanto su corazón como su mente se abrían lentamente. 

Se preguntaba qué aprendería el día que se abrieran por completo. 

Le tomó alrededor de seis años escribirle una carta. 

Un año después de que su ceremonia como heredero de su padre se realizara.

Mirando la nieve caer desde la oficina en el último piso del edificio más alto. 

"Me gustaría verte una última vez". 


En la primavera de sus veinticinco años, debajo de un árbol de mandarinas en un campo en las afueras de la ciudad, Doyoung esperó un auto negro que llegó a la hora acordada. 

Tenía el cabello un poco largo, por debajo de la mandíbula, su expresión segura continuaba siendo la misma, sin embargo, sus rasgos se habían vuelto más maduros, ya no era un adolescente orgulloso y presumido, ahora se había vuelto un adulto. 

—¿a qué debo esta repentina cita?—Ten preguntó, mirándolo con sus ojos gatunos vidriosos. 

No podía imaginar cuánto había hecho doler su corazón, ni cuánto tiempo él podría haber esperado una respuesta, no conocía su sufrimiento ni mucho menos su dolor, su ira ni las incontables noches en las que se habría dormido entre lagrimas, pero ahora podía pensar en ello y ahora podía ponerle fin correctamente. 

Los dos se lo merecían.

—quería decir lo siento—Doyoung se apoyo sobre el capo de su propio auto, mirando sus zapatos de charol—escuché que estabas en la ciudad cerrando un negocio, pensé que podía utilizar esta oportunidad para disculparme por echarte de mi vida, por no contestar tus llamadas y fingir que no existías. 

Ten se apoyó en el capó de su auto también, mirando el cielo despejado, celeste brillante—te odié por mucho tiempo—admitió, sonriendo de lado—no quiero perdonarte ¿no es la respuesta que esperas? te... nos íbamos a casar, luego de que nos separamos, use mi anillo de compromiso por dos años más, te esperé dos años y me di cuenta de que nunca ibas a volver conmigo.

—está bien si no quieres perdonarme—Doyoung miro sus manos, quería jugar con sus dedos pero ya no era un adolescente—sin embargo, espero que algún día te despiertes y puedas ver al Doyoung de... dieciséis, diecisiete, dieciocho años... que puedas ver cómo bajaba su cabeza y como lloraba, y que puedas entender que no podía casarme contigo, que ni siquiera debería haber salido contigo en primer lugar, sé que cometí errores pero sabías que no era emocionalmente estable y lo ignoraste y yo te voy a perdonar eso, porque me desperté luego de seis años y vi a un Ten extasiado de emociones que solo quería dar a toda costa su amor incluso si la otra persona no sabía cómo sostenerlo. 

Su mirada se encontró con la de Ten, él había llegado con expresiones serias y desafiantes pero de pronto, se veía sereno, ambos se quedaron en silencio, mirando el cielo, el arbol de mandarinas y posiblemente dando una mirada hacía atrás. 

Recordando lo tontos que habían sido. 

—Te amé y podría haber seguido amándote sino me hubiese dolido tanto—finalmente Ten dijo, mirando su mano—perdón por lo que te hice la noche de la graduación, es lo único de lo que me arrepiento. 

Doyoung asintió—perdón por todo. 

La risa agotada de Ten se oyó—no pidas perdón por todo, tiene que haber algo que te haya gustado de mi, por favor—susurró. 

Sintió como el corazón se le apretó al oír eso y sus ojitos negros y afinados se cristalizaron—entonces gracias, por buscarme ese día nevado, gracias por ser mi primera vez, en ese momento, te amé. 

—en ese momento... fue en el único que me amaste ¿cierto?—la voz de Ten le puso la piel de gallina, había olvidado como siempre le había maravillado su timbre, parecía congestionado y posiblemente nunca se lo hubiese dicho.

—no, seguramente te amé en otras ocasiones pero no puedo recordarlo, ha pasado mucho tiempo desde ello.—tomo una bocanada de aire y se incorporó, sacando las llaves de su vehículo del bolsillo—sé que te irás en la noche, así que quería despedirme correctamente, gracias por los buenos momentos y perdón por los malos, ahora tengo veinticinco años y soy el dueño de todos los negocios de mi padre, yo... crecí. 

—me alegra oír eso, sabes, me habría devastado que hubieras continuado siendo aquél Doyoung—Ten también agarró las llaves de su auto—pero no te voy a perdonar, sin embargo, agradezco la amabilidad. 


Doyoung se fue primero. 

y Ten miro su mano otra vez, había mentido pero posiblemente Doyoung no lo hubiera notado, la marca en su dedo anular, el hecho de que no hacía mucho tiempo que una joya había sido quitada de allí. 


NOTA: MENTÍ, VA A TERMINAR EN BREVE



InternadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora