XXXI

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Natalia

Dudé unos segundos antes de tocar la puerta, toque un par de veces hasta que la puerta se abrió.

-Valentín no esta.-iba a cerrar la puerta pero la detuve, suspiro frustrada.

-Solo quiero hablar con el unos minutos, no viene a molestar.-me miro de arriba a abajo y negó.

-No esta, salió hace un par de horas.

-¿Le puede decir que lo viene a buscar?, se lo ruego, en una semana me voy a México.-me dio una sonrisa cínica y cerro la puerta en mi cara.

Di media vuelta y camine hacia la casa de mi padre para recoger mis cosas, Pablo me ofreció quedarme en su casa estos últimos días que me quedaban.

-Te ahorre el trabajo, baje tus cosas para que ya no subas de nuevo.-mi padre me dio una maleta y mi mochila.

-Gracias, me voy a despedir de Isabe...

-No hace falta, ellas no están, yo les diré de tu parte.-abrió la puerta y me dio una sonrisa.

-Esta bien, que quede claro que no te voy a extrañar.-me miro harto, salí de ahí y llame a Pablo para avisarle que ya iba camino a su casa.

Camine varias calles hasta llegar a su casa, toqué la puerta un par de veces.

-Natalia, nos alegramos de que estés aquí estos días.-Beatriz, su madre me recibió en la puerta, tomo mi maleta e se hizo un lado para que pudiera entrar.

-Muchas gracias a ustedes por permitirme quedar en su casa, Sra. Beatriz.-me sonrió.

-Solo dime Bea, querida.-asentí.-Pablo esta en su habitación, dile que te muestre la habitación dónde te quedarás mientras voy a preparar la cena.

-¿La puedo ayudar?-nego y sonrió.

Tomé mi maleta y caminé escaleras arriba, toque la puerta de Pablo y abrió al segundo.

-Hasta que llegaaaas!-me dió un abrazo el cuál acepté, tomó mi maleta y caminó hacia la habitación de al lado.-Esta es tu habitación, tienes baño propio así que no vas a tener que soportar los berrinches de mi hermanita cuando se encierra en el baño a jugar.-solté una risa y asentí.

-Gracias, Pablo.-me recosté en la cama.

-¿Hablaste con él?

-No estaba en su casa, le rogué a su mamá para que le avisará que había ido pero ya la conoces.-suspire.

-Mira, tienes esta semana libre, puedes ir a buscarlo cualquier día.-le di una pequeña sonrisa.

-No quiero irme sin antes hablar con él.

-No va a ser fácil despedirte dé él.

-De ustedes también...

-Pero más de él, admítelo Natu.

-¿Cuando vienen los chicos?-cambie de tema.

-Esta noche después de la cena.

-Bien, ire a darme un baño.

Valentin.

Me dejé caer en mi cama agotado y estresado por todo, mi almohada aún quedaba poco de su aroma, hundí mi cara en ella y cerré los ojos.

Había ido casi por dos semanas al centro comercial para ver si la podía encontrar, me pareció verla una vez irse del centro comercial pero la perdí entre la multitud, después de eso ya no la ví más, la tienda de discos tenía nueva empleada al igual que el local de tatuajes. Lo cuál significaba que Natalia ya no trabajaba más ahí.

Dejé de ir a preguntar por ella a la casa de Pablo ya que las veces que iba no se veían señas de ella.

-Se va en una semana.-su voz me sacó de mis pensamientos, me senté en la orilla de la cama para verle.

-¿Como sabes eso?

-Escuche a unos de sus amigos hablar en la fila del cajero.-dio media vuelta y despareció de mi vista, suspiré y me dejé caer en la cama de nuevo.

Si en realidad quisiera hablar conmigo, tendrá que venir a hablar conmigo estos días, decidí mandarle mensaje a Pablo preguntado por ella pero no tuve respuesta.

Días después

Natalia

Volví a tocar su puerta esperanzada de que la abriera fuera el pero la figura de su madre se hizo presente frente a mi.

-No está.-cerró la puerta antes de que yo pudiera hablar, suspire y me senté en su vereda a esperarle. No importaba si llegaba a media noche, solo quería hablar con él.

Una llamada entrante de Mateo me sacó de mis pensamientos.

-¿Donde estás?

-En la casa de Valentín, lo estoy esperando afuera.

-Natu, está a nada de llover, puedes hablar con el otro día.

-No, necesito hablar con él ahora, me voy en dos días, lo siento pero tengo que esperarlo sin importar que.-colgue la llamada, recargue mi cabeza en uno de mis brazos.

Y tal como habían dicho en el noticiero, la lluvia se hizo presente después de unos minutos, me pare de la vereda para refugiarme debajo del pequeño cobertizo de su casa. Mire la hora en mi celular, solo había pasado unos 20 min.

La lluvia se hizo más fuerte, maldije en voz alta y recargue mi cabeza en la pared, el claxon de un carro me llamó la atención, mire con la esperanza de que fuera Valentín pero era su padre.

Me hize a un lado para que estacionara el coche, bajó de inmediato y me miro con preocupación, se acercó a mi corriendo por la lluvia.

-Natalia, ¿Que haces aquí?- me dio su saco para que me tapará de la lluvia.

-Estoy esperando a Valentín, su madre me dijo que no estaba y no me dejo pasar.

-Ven, vamos.-tomo mi brazo y me llevó dentro de la casa, cerró la puerta detrás suyo y negó.

-No quiero molestar, puedo venir mañana.-iba a tomar el picaporte de la puerta pero me detuvo.

-Esta lloviendo a mares, y Valentín no ha salido en todo el día el está en su habitación.-lo mire sin saber que responder.

-Lamento mucho lo de mi esposa, ya la conoces.-asentí, me dió una toalla para secarme.-Adelante, puedes ir con él.

-Muchas gracias, enserio.-me mordí el labio nerviosa y caminé escaleras arriba.

Su puerta estaba abierta, mi corazón dió un vuelco, mi estómago se hizo nudo al igual que mi garganta, mis ojos se volvieron lloroso con solo verle, estaba acostado en la cama, tenía su brazo tapado sus ojos y su respiración se notaba tranquila.

No sabía que decir, solo quería verlo por horas sin importar qué, un sollozo se me salió llamando inmediatamente su atención.

N E R D / WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora