Natalia.
-Odio los vestidos.-sali del vestidor de la tienda para verme al espejo.-¿Es muy rosa, no?-me acomodé el vestido.-¿Chicos?-voltee a verlos, rodé los ojos al encontrarme a Pablo y Martín dormidos en los sillones.
Caminé hacia ellos y les di un pequeño golpe en la cabeza.
-Sí, el color amarillo te queda genial.-Martín hablo rápido rascándose la cabeza.
-El amarillo ni siquiera está en mis opciones.-me cruze de brazos.
-Perdón Natu, sabemos que es importante para tí pero escogiste a los chicos equivocados para ésto.-Pablo me sonrió.-Aparte llevamos como 3 horas dando vueltas por todo el centro y tiendas, tenemos hambre.
-No hay tiempo, la graduación es importante para Valen, quiero hacer esto para al menos regresarle un poco de lo que me ha ayudado.
-Per...
-Nada de peros.-lo interrumpí.-La graduación es pasado mañana y no tengo ni idea de vestidos.-suspire.-Solo una hora más, compramos los tacones y nos vamos a comer, ¿Les parece?
-¿Queeee?, ¿Todavía faltan los tacones?-Martín me miró sorprendido.
-Sí, repito, una hora más, compramos los tacones y nos vamos a comer, ¿Les parece?-ambos asistieron.-Perfecto, iré a dejar estos vestidos y a ver más en este local, NO se muevan de aquí, ahora vengo.-le entregué los vestidos a un vendedor y seguí caminando por los pasillos, tome cuatro vestidos más y me regrese a los vestidores.
-Ojalá uno de esos sea el bueno.-Martín suspiro, rodeé los ojos.
Cerré la puerta detrás mío y tome un vestido negro el cuál no me subió de las mangas, dios mío por esto odio los vestidos me hacen sentirme muy insegura de mi cuerpo; los otros dos quedaban muy largos haciendo que mis pies de enreden en la tela que sobraba.
Tomé el vestido el último vestido y suspiré, era largo, abierto de un lado, encaje en la parte de arriba, sin mangas y color lila.
Nunca había usado color lila, el vestido me entró perfecto y me gustaba como me veía, salí del vestidor y les sonreí a los chicos.
-Lo he encontrado.-aplaudí emocionada.-¿Que opinan?
-Te queda genial, Natu!-me miraron asombrados.-Nunca te había visto con vestidos.
-Tampoco me había visto con un vestido.-me mire al espejo.-La última vez que use vestido fue en el funeral de mi madre.-suspire.-Pero eso es otro tema, iré a cambiarme para pagar.-asintieron.
Cerré la puerta detrás mío, me quite el vestido para cambiarme, una vez lista, salí con los vestidos, tome el que iba a comprar y los demás los dejé colgados fuera del vestidor.
Una vez pagado, salimos de la tienda para dirigirnos a una zapatería.
-Chicos les pido una disculpa por qué creo que nos vamos a tardar un día más buscando tacones.
-No, no y no.-Martín se cruzó se brazos.-Me estoy muriendo de hambre, nos dijiste que iríamos a comer después de que compraras los tacones.
-Lo se Marto pero no tengo ni idea sobre esto y ustedes son mi salvación.-me tomó del brazo y me arrastró dentro de una tienda, apunto unos par de tacones no tan altos color blanco.
-Checa estos, combinan con el vestido y te quedarán bien.-apunto a la vitrina, Pablo lo miro asombrado.-Vivo con mi madre y mis tres hermanas, Pablo, no es nada fuera de lo normal.-asintió, le hablé a un chico pidiendo el par que me había mencionado.
-¿Que quieren comer?-Pablo se sentó a mi lado mientras esperábamos al chico con los tacones.
-¿Pizza?-propuse, ambos negaron.-¿Alitas?, ¿Hamburguesas?
-Hamburguesas suena bien.-ambos sonrieron.-Espero y te gusten los tacones porque no puedo pasar un minuto más sin comer.-Martín se sentó a mi lado, el chico se hizo presente con el par en sus manos, me los entrego.
Me quite los tenis para probarlos, me quedaban bien, los mire y asistieron mientras levantaban el dedo pulgar.
Me los quité, me puse los tenis y fui hacia la caja para pagar.
Valentín.
-¿Cómo te fue?-Natu entro a la sala con dos bolsas en sus manos.
-Fue agotador.-se sentó a mi lado y apoyo su cabeza en mi hombro.-Tarde horas en encontrar un vestido que me gustará.
-Pero lo encontraste, ¿Verdad?-asintió.-¿Puedo verlo?
-Mejor espera a la graduación, ¿Tienes hambre?
-Ahora que lo mencionas sí, ¿Comiste algo? Acuérdate que tienes que tomarte el medicamento.
-Sí, si comí.-hizo una mueca.-Aun no me acostumbro a comer bien ni al medicamento, me dan náuseas y mareos.
-La doctora te digo que era normal son síntomas secundarios nada extraño.
-Que más puedo hacer, por cierto te traje una hamburguesa.-me sonrió.-Te la dejo en la mesa, iré a dejar las cosas al cuarto y a darme un baño.-asentí, me dió un pequeño beso en los labios, entro a la cocina para después salir e irse arriba.
Suspiré y dejé caer mi cabeza en el respaldo del sillón, una sonrisa tonta se dibujo en mi rostro solo de pensar en ella.
-¿Y cuando se larga?-su voz me sacó de mis pensamientos.-no lleva ni una semana y ya piensa que es su casa.-mi madre se cruzó de brazos.
-Ella se va a quedar el tiempo que necesite.
-Pero no me gusta que ella esté aquí en mi casa.
-También es mi casa y te guste o no ella es mi novia y necesita de mi apoyo.
-Es ella o yo, Valentín.-la mire confundido.-Esa niña te cambio para mal, te doy máximo una semana para que te la lleves de aquí.
-Espera sentada porque ella no se va a ir.-me levanté del sillón y subí a mi habitación, toque antes de entrar pero nadie respondió, supuse que aún se estaba bañando así que entré.
Estaba sentada en el piso con la cabeza en las piernas.-¿Natalia?, ¿Estás bien?-caminé hacia ella.-Perdón Valen, no sabes cuánto lo siento.-me miró, sus ojos estaban rojos por las lágrimas al igual que su nariz.
-No no, tú no tienes porque pedirme perdón.-me senté a su lado.
-Iba a bajar para ir contigo y escuché la plática con tu madre.-se limpió las lágrimas.-Ella tiene razón, cambié tu vida para mal, solo viene a estorbar en tu casa.-empezó a llorar de nuevo.
Quite sus brazos del alrededor de sus piernas, la tomé de la cintura y la senté en mis piernas, pasó sus brazos por detrás de mi cabeza y enterró su cara en mi cuello, la abrase tratando de calmarla.
-Cambiaste mi vida en muchas formas y todas de ellas fue para bien, nunca te dejare, estaré contigo siempre lo quieras o no.-bese su cabeza y la abrase aún más fuerte.
