Natalia
-Valentín, esto es asombroso...-mire atónita el pequeño jardín rodeado de flores, habia una mesa con comida en el centro y una fuente detrás de esta.
-Tambien te traje esto.-me tendió una pequeña cajita de terciopelo azul, la abrí con cuidado encontrándome un collar con una pequeña rosa azul.
-Esta divino, no me habían regalado algo en años.-lo mire a los ojos y le sonreí.-Muchas gracias, Oliva.-me acerqué para besarle.
-Me alegra ser el primero en regálate algo después de años, dame te ayudo a ponértelo.-tomo el collar y abrió el broche. Me di medía vuelta para darle la espalda, quito mi cabello y rodeó con el collar mi cuello para después cerrar el broche, di medía vuelta para quedar de nuevo frente a él.
-Esta hermoso.-tome el pequeño dije de rosa.-Ahora me siento mal por no traerte algo.
-Con que estés aquí es más que suficiente...-tomo mi mentón para acercarse a mi cara y besarme.-¿Podemos comer ya? No he comido desde ayer.-solté un risa y asentí.
Valentín.
Después de comer, nos quedamos el resto del día en ese jardín, hablando de la vida y disfrutando nuestro último tiempo juntos.
-Mi vuelo sale a las 06 de la mañana, por si te interesaba ir..
-Claro que voy a ir, Martín me dijo la hora en la mañana.-le sonreí, asintió.
-Te voy a extrañar demasiado, Valen...-me acarició la mejilla, tomé su mano y le dí un beso.-Pero me pone re orgullosa que te vayas a Canadá, alguien de los dos tenía que escapar de Latinoamérica...-solté una risa.
-Tambien te voy a extrañar, Natu...-susurre.-Eres lo que le dió color a mi vida y no sabes cuánto te amo y te agradezco por eso.-sus ojos se cristalizaron.
-Estoy a nada de llorar, Oliva.-dio una pequeña risa nerviosa, la abrase por los hombros sin querer soltarla nunca, me respondió a mi abrazo de la misma manera.
Después de unos minutos su celular sonó haciéndonos acabar aquel abrazo, en la pantalla el nombre de Pablo se hizo presente.
-Creo que es tiempo de llevarte de regreso.-asintió, e hizo una mueca.
-No quiero irme, pero si no lo hago se van a sentir mal.
-Ya pasaste casi todo el día conmigo, es tiempo que disfrutes un poco con ellos.-me levanté del césped y la ayudé a levantarse.
Nos dirigimos al coche para subir e irnos hacía la casa de Pablo, el caminó fue agradable unas cuantas risas y lágrimas se hicieron presente.
Me estacioné frente de la casa de Pablo, miré por la ventana viendo a los chichos esperándola fuera.
- Diviértete, te veo en la mañana.-volteo a verme y asintió.
-Nos vemos en unas cuantas horas, te quiero.-se acercó a mi cara para después unir nuestros labios por unos minutos.
Me sonrió y se despidió de nuevo para después bajarse del coche, ví como los tres la abrazaban al mismo tiempo mientras reían.
Natalia.
-¿Saben que no puedo desvelarme tanto? Mi vuelo sale a las 6 de la mañana y me tengo que despertar a las 4.
-Te puedes dormir en el avión.-Martín subió los hombros.-Oh cierto, tienes que hacer escala en la Ciudad de México.
-Solo quédate a hablar una hora más, solo queremos pasar este último tiempo juntos.-asentí.-Mañana los tres te llevamos al aeropuerto, lo sabes.-mire a Mateo y le dí una sonrisa.
