Valentín
-Valentín, ¿ya tienes listo el traje para el día de tu cumpleaños?-mi madre apareció de la nada en mi habitación.-¿Que haces?
-Voy a donar ropa vieja.-tire una camisa a una bolsa.-Necesito ropa nueva.
-Ni de pedo te voy a dar plata para que te compres tus trapos vulgares.-negué divertido.
-No te preocupes, papá ya me dió la tarjeta para comparar.-tome tres trajes más para echarlos en las bolsas.
-¿Pero que hacés?-me quitó la bolsa.-Esto es lo que te vas a poner para la cena de tu cumpleaños.
-No voy a ir a ninguna cena con ustedes.-le quite la bolsa.-He ido a ese restaurante desde los 13 años, no voy a pasar ningún cumpleaños más así.-tome las tres bolsas y salí de la habitación con mi madre detrás mío.
-Esa niña te está cambiando para mal.-me tomó del brazo.-Tienes que alejarte de ella, Valentín, mira como sos ahora.
-Soy como quiero, me gusta lo que soy ahora.-la mire a los ojos.-No se que ganas con querer que vuelva a hacer el de antes, ¿Querés que vuelva a ser tímido, depresivo, con Ansiedad la cuál aún no superó del todo?
-Quiero que vuelvas a concentrarte en tus estudios, en tu apariencia.
-La forma en que me visto no representa mi nivel de inteligencia, me puedo vestir como yo quiero y tener un buen futuro...-me solté de su agarre.
-Voy a hacer de todo para alejarte de esa niña, ¿escuchaste? Lo que sea.-un portazo se escuchó detrás mío, salí de mi casa para ir a donar la ropa.
Natalia.
Salí de la casa, habían pasado días desde que Damián me había dicho que le gustaba y las cosas entre nosotros estaban muy complicadas, el aire que se respiraba cuando estábamos los dos en una misma habitación era sumamente incómodo.
Me senté debajo de un árbol en la plaza de siempre, levanté mi vista para encontrarme la imágen de mi padre con su nueva familia, un nudo se formó en mi estómago.
Me encontré con su mirada, levanté mi mano en forma de saludo y le di una pequeña sonrisa; no dudo en ignorame, se me llenaron los ojos de lágrimas, me levanté y me dirigí hacia mi nuevo lugar favorito. La azotea de aquel negocio abandonado, una vez ahí me recargue a la pared y me dispuse a seguir estudiando, mañana era el exámen, si en pleno Domingo.
No estaba segura si lo iba a aprobar en este momento pasan muchas cosas por mi mente impidiendo poder concentrarme en el exámen, Valentín, Damián, Mi padre, tratar de estar limpia de drogas, Valentín, lo que más pensaba era en él, quería mandar al diablo todo y decirle lo que siento por él pero otra parte de mi no quería arrastrarlo conmigo.Una llamada entrante me saco de mis pensamientos, lo tome para mirar la pantalla “Valen”, maldita sea, justo era él, dude unos minutos en contestar pero la llamada se perdió; llamó de nuevo, conteste al segundo tono.
-¿Natalia? Por favor dime qué estás aquí.-su voz se escuchaba agitada.
-¿Aquí?, ¿Dónde?
-No estabas en la plaza así que supongo que estás en esa jodida azotea de este intento de negocio abandonado, ¿Lo estás?-solté una pequeña risa, mordí mi labio y me pare ir hacia la orilla de la azotea.
-Lo estoy.-me asomé para encontrarme con su mirada y su sonrisa, esa maldita sonrisa que es la más sincera del mundo; ví como colgó el teléfono y se dirigió dentro del edificio para ir hacia dónde estaba.
-¿Puedes dejar de toturarme?-estaba a unos paso frente mío, sus ojos azules se veían iluminados, su cara lo iluminaba la poca luz de la luna.-Me estás matando, Natalia...-se acercó un paso más.
-No te estoy torturando, Valentín.-me acerqué a él.-No tengas miedo, Oliva.-puse mi mano en su mejilla y lo acaricie con mi pulgar, me veía directamente a los ojos.
-No se recomienda estudiar días o horas antes de un exámen importante hace que tus ideas se mezclen.-negué divertida.
-Al mierda todo.-susurre cerca de sus labios.-Tu eres el que me está torturando a mí.-puse mi dedo en su pecho.
-¿Qué? ¿Yo?-me miró sin entender.
-Eres aún muy inocente para captar algunas cosas, Oliva.-me aleje de él, tome mis cosas.
-No te puedes ir.-me tomó de la muñeca.
-No me iré, es noche, aquí asaltan.-solté una risa.-Vamos a un lugar un poco más seguro.-tome su mano y ambos caminamos en silencio hacia la plaza, nos sentamos debajo de un árbol.
-¿Porque dices que soy yo el que te torturó?, Si eres tú la que no me ha dirigido la palabra en casi dos semanas.
-Porque lo haces, Oliva.-pensé unos segundos que decir exactamente para no cagarla.-No soy ninguna santa, he tenido mis movidas con chicos pero nunca había sentido algo de verdad por alguien y tú lo lograste, suena re cliché esto.-me lleve mi manos hacia mi cara.-Pero no te he podido sacar de mi mente, también me gustas pero no quiero lastimarte con mis actos o palabras, eres un chico increíble y te mereces alguien de tu altura.
-Me gustas tú, se que eres una persona complicada pero puedo ayudarte a salir de ese hoyo en que estas poco a poco así como tú me ayudaste a ser un poco yo mismo.-tomo mi mano y paso su pulgar lentamente.
-¿Que dirán tus padres?
-Que se jodan ellos, que se jodan los que piensen algo sobre nosotros; si quieres intentarlo estaré dispuesto a cualquier cosa por ti.-asentí.-Ya es tarde y mañana tenés exámen, vamos te acompaño a casa para que puedas descansar y te vaya bien mañana.-me ayudó a levantarme y camino a mi paso hasta llegar a la casa de Damián quien estaba en el porche con los chicos.
Me despedí de Valentín, saludé a los chicos y me dirigí a la habitación para ir a descansar, lo necesitaba demasido.